Se acerca de nuevo el 8 de marzo y de nuevo el “Día de la Mujer Trabajadora” se tiñe de rojo y negro. ¿Por qué el 8 de marzo? porque en 1857 un grupo de obreras textiles de N.Y. salieron a las calles a protestar por sus míseras condiciones de trabajo y cincuenta años después sus compañeras murieron calcinadas por las bombas que la patronal les tiró durante un encierro. En 1910 la socialdemócrata feminista alemana Clara Zetkin propuso el 8 de marzo como Día Internacional de la Mujer Trabajadora.

Si no fuera por ellas y por otras muchas compañeras, ninguna mujer estaría leyendo ahora estas líneas, ni votaríamos, trabajaríamos, o hubiésemos accedido a la Universidad o podríamos elegir (más o menos) si tener o no tener descendencia, ni cuándo ni con quien.

Pero hoy cobra más sentido que nunca esta fecha y no dejo de preguntarme: ¿qué es lo que estamos haciendo mal como sociedad, partidos políticos, sindicatos, movimientos sociales, movimientos religiosos (también y por supuesto), ciudadanos y ciudadanas, gobierno estatal, autonómico y local para que convivamos con vecinos a los que se les pasa por la cabeza asesinar a su pareja y/o a sus hijos e hijas y lo llevan a cabo?

¿Qué es lo que estamos dejando de hacer para que coexistan diferentes violencias y no nos paremos a pensar en cómo acabar con ellas radicalmente (de raíz)? El origen se oye como un mantra todas las semanas en las concentraciones por los asesinatos “No es un caso aislado, se llama patriarcado”. ¿Qué es el patriarcado? ¿Cómo se manifiesta y perpetúa? ¿Qué relación tiene con la violencia machista? ¿Interesa su pervivencia o coexistencia en/con el sistema? El sistema se sirve del miedo porque nos hace dóciles y sumisas, anula el pensamiento crítico y en algunos casos el pensamiento como tal. Cada vez que la crónica de un asesinato es aderezada con la coletilla de que “no había denuncias previas” en cualquier medio de comunicación (por no mencionar el consabido “muere” en vez de “es asesinada”), no dejo de sospechar el porqué de la necesidad de contar la existencia o no de dicha denuncia previa, ¿es posible que si la víctima hubiera denunciado previamente no hubiera sido asesinada?, ¿en serio están contabilizados los asesinatos con/sin denuncias previas? Cada vez que un medio de comunicación habla de denuncias previas señala a la víctima como responsable por no denunciar y exime al sistema de dicha responsabilidad al poner todos los medios de los que dispone para evitar llegar a esta terrible situación, todo ello independientemente de que sea indispensable hacer visible los asesinatos machistas y denunciarlos.

¡Venga ya, no seamos ingenuas¡ El sistema capitalista y patriarcal es responsable junto con el asesino, de todos los asesinatos machistas en tanto en cuanto no lleva a cabo todas las medidas necesarias para que dejen de suceder, para que dejen de ser una idea que pase por la cabeza de nadie. Estas medidas tienen que ir más allá de acciones punitivas, reformas del Código Penal, reformas de la Ley Orgánica 1/2004, de 28 de diciembre, de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género , medidas legislativas, casas de acogida, profesionalización del funcionariado e inclusión de la perspectiva de género en todas las políticas públicas. Se requiere un Pacto Estatal contra la Violencia Machista que asuma los diferentes tipos de violencia: simbólica, institucional, intrafamiliar, económica, sexual, psicológica, física,… en todas sus manifestaciones. Mientras no se tomen medidas radicales (de raíz) para acabar el patriarcado y sus tentáculos, seguiremos asistiendo a funerales de mujeres asesinadas.

Lo que no es normal es que en el patio de cualquier colegio de una sociedad “avanzada” durante el recreo niñas de diez años jueguen a ser strippers en el palo de una portería de fútbol y no pase nada, lo que no es normal es que padres de alumnos de instituto mayores de dieciocho años sean avisados de que si sus hijos reciben fotos de un compañero o compañera menor desnuda es delito y no pase nada más. ¿Cuántos docentes a 8 de marzo de 2016 habrán recibido formación específica en género? Lo que no es normal es que adolescentes menores de edad abusen y ejerciten la violencia con otros niños y niñas. ¿Son disfunciones sistémicas? ¿Es falta de voluntad (de volo querer) política? ¿Acaso no se perpetúa así la sumisión, con la indefensión, la inseguridad y el miedo?

Es evidente que es una cuestión política, una cuestión pública que nos atañe a todos y a todas, cuando se traslada el ejercicio de la violencia machista en cualquiera de sus manifestaciones a la esfera de lo personal, de lo privado, circunscribiendo estos casos en estructuras socioeconómicas y culturales determinadas, pongamos la voz de alarma, los hechos han demostrado que la violencia machista no respeta clase, etnia, nación ni religión.

Reivindiquemos el 8 de marzo, repensemos críticamente lo que sucede y qué es lo que podemos hacer al respecto. “La Revolución Será Feminista o No Será”. Para que sea se requiere que más de la mitad de la población tome conciencia de sí y para sí; que sea consciente de que trabaja lo mismo por menos salario; que a su jornada laboral se añade gratuitamente la jornada doméstica, la de cuidadora, limpiadora, cocinera, costurera (y si hay dependientes ni te cuento)… Esa otra mitad no participa en asambleas, sindicatos, partidos, movimientos políticos y sociales, puede que porque no tengan tiempo ni ganas para que esa idea pase por su cabeza…., y ¡son tan necesarias¡, son esenciales para la Revolución, para la transformación social y política, para acabar con el patriarcado. Por una Conciencia Feminista!!!

Reivindiquemos el 8 de Marzo!!!

* Área Mujer IU Guadalajara