Redacción •  Actualidad •  20/04/2017

Cómo mantener un perfil de trabajo interesante

Se acerca el día internacional del trabajador y si bien, esta fecha, es una celebración en gran parte del mundo, también debería ser un momento de reflexión para ambos lados en la relación laboral y contractual.

Cómo mantener un perfil de trabajo interesante

¿Qué espera mi jefe y la empresa de mí? ¿Qué espero yo de mí jefe? ¿Estamos creciendo ambos en la misma dirección? ¿Cómo puedo mejorar mi motivación laboral? ¿Qué herramientas de trabajo necesitan de mi actualización? Solo por mencionar, algunas de las preocupaciones que más de uno debe elucubrar cada mañana.

En primer lugar, lo más importante, es tener presente que en el mundo de hoy las necesidades empresariales mutan a ritmos sorprendentes y si no subimos al tren a tiempo, corremos el riesgo de perderlo. El avance de la tecnología es, en gran medida, el responsable de una actualización constante, no solo en el producto o servicio que una empresa ofrece, sino también en los procesos de trabajo y en las competencias buscadas en el trabajador.

¿Qué valora el empleador en los empleados?

Independientemente del puesto que ocupe el trabajador, existen algunas particularidades que son vistas de forma positiva, por contribuir al éxito de la empresa.

Aprendizaje continuo: Cultivar nuevas habilidades siempre tornará al empleado un elemento valioso. Cuando hablamos de aprendizaje, no solo se refiere a instituciones educativas, sino a la necesidad de adquirir conocimientos en el día a día, ya sea formulando preguntas o leyendo material acorde al mercado en el que se inserta la empresa.

Iniciativa: Un trabajador, en la mayoría de los casos, posee sus asignaciones diarias claramente establecidas, aunque siempre existe la oportunidad de ir un poco más allá. Presentar ideas novedosas, ofrecerse como voluntario para un proyecto, pedir una capacitación puntual, aceptar nuevos desafíos… Si somos capaces, por ejemplo, de aprender nuevas habilidades de juego en el póker, porque no podríamos tomar la iniciativa de mejorar nuestro día a día en el trabajo.

Confiabilidad: Ser confiable en este caso, no tiene nada que ver, con saber guardar secretos. Cumplir con los deberes que han sido asignados y hacer lo que se ha comprometido a hacer contribuye no solo a un flujo normal de los procesos, sino también, al éxito de todos los involucrados.

Cooperación: La capacidad de trabajar en equipo es una de las habilidades mejor valoradas en el mundo empresarial. No podemos saberlo todo a cada momento, por lo que para lograr resultados y resolver conflictos, es fundamental apoyarse en el colega que está a nuestro lado. Compartir el talento, mejora el entorno laboral y permite que todo el equipo avance simultáneamente.

Actitud: No la hemos dejado en último lugar porque sea la menos importante, todo lo contrario. La actitud mueve montañas y dentro de una empresa, influye en cada espacio de interacción. El modo en el que nos movemos a diario define, entre otras cosas, la relación con nuestros compañeros, el respeto por el otro, la forma en la que desarrollamos las tareas designadas y la ruta que tomamos para enfrentar los conflictos. Una actitud positiva es la base fundamental para una relación de trabajo provechosa.