Rafael Leiva •  Cultura •  03/10/2022

Eduardo Bravo, autor de AAA. Del peronismo mágico al caso Almirón: “Estoy más cerca de Latinoamérica que del mundo anglosajón en mil aspectos”

  • El periodista y escritor madrileño vuelve a las librerías con un ensayo de la mano de la editorial Autsaider. Una suma de textos y entrevistas que invitan a pensar el poder y sus consecuencias en la vida de todos. En esta entrevista, entre otros temas, Bravo nos dice que “vender miedo con el comunismo es un mensaje que cala y genera miedo entre la población, curiosamente entre los que menos deberían temer una redistribución de la riqueza”.
Eduardo Bravo, autor de AAA. Del peronismo mágico al caso Almirón: “Estoy más cerca de Latinoamérica que del mundo anglosajón en mil aspectos”

Pregunta: ¿Qué línea seguiste para integrar los textos de “AAA. Del peronismo mágico al caso Almirón?

Respuestas: La estructura de «AAA. Del peronismo mágico al caso Almirón» es muy convencional. Comienza con la llegada de José López Rega a Madrid después de ser destituido en el cargo de ministro de Bienestar Social y, salvo ciertos momentos en los que se explica cómo había llegado a convertirse en el edecán de Juan Domingo Perón y ostentar semejante cargo en el tercer gobierno del líder justicialista, el resto del libro sigue una línea temporal progresiva hasta llegar al caso Almirón, el secuestro de Cambio 16 y, posteriormente, la extradición del exguardaespaldas de Fraga a la Argentina para ser juzgado por los crímenes de la Triple A.

Lo que sí es cierto es que, entre medias de los aspectos puramente históricos, hay intercalados textos de carácter heterodoxo, como entrevistas, referencias a la cultura popular o capítulos sobre la sociedad y la época en la que se desarrollan los acontecimientos, que ayudan a hacerse una idea del contexto histórico de forma rigurosa en los datos, pero amena en la presentación.

P: ¿El peronismo es mágico por venir de América Latina o hay otras razones?

R: Aunque es cierto que elegí el término mágico en lugar de otros como esotérico o hermético porque hacía ese guiño al origen latinoamericano, es un hecho que el peronismo, en algunas de sus manifestaciones, tiene elementos esotéricos. López Rega, mano derecha de Perón desde mediados o finales de los años sesenta, era apodado «El brujo» porque se consideraba mago y hacía ostentación de ello. Además, tenía escritos varios libros sobre esoterismo, sobre cómo el cosmos estaba regido por una música que lo hacía funcionar armónicamente o sobre cómo los colores daban fuerza y protección a las personas. Por si esto no fuera suficiente, Rega hacía ritos mágicos con Isabel Martínez de Perón, tercera mujer del general, y el cadáver embalsamado de Evita, la segunda, para que el carisma de la muerta pasase a Maria Estela y se convirtiera en la nueva abanderada de los descamisados. Asimismo, el exministro intentó resucitar al Perón en el lecho de muerte, empleando para ello sus supuestos poderes mágicos, cosa que, ni que decir tiene, no consiguió.

En todo caso, también hay que aclarar que este elemento mágico no es algo exclusivo del peronismo. Desde tiempos inmemoriales los gobernantes se han rodeado de augures o adivinos que les guiaban en la toma de decisiones. Una costumbre que se ha mantenido hasta la época actual. Hanussen fue un sensitivo con un papel clave en la Alemania de los años 30, Ronald Reagan consultaba a una vidente, Bolsonaro tiene un gurú new age con el que comparte sus preocupaciones de gobierno y Jordi Pujol tenía su propia bruja.

P: ¿Qué fue “La triple AAA”?

R: La Triple A, las Tres A o AAA son las siglas de Alianza Anticomunista Argentina, una organización parapolicial que operó en el país latinoamericano durante el tercer gobierno de Juan Domingo Perón, bajo la inspiración y control de José López Rega, por entonces ministro de Bienestar Social. Aunque se trataba de una cartera menor, desde ese puesto, Rega tenía un enorme poder que le permitía obtener información, fondos, armas y operar con total impunidad para eliminar —y con esto me refiero a secuestrar, torturar, asesinar y robar— a aquellos que él consideraba peligrosos para sus intereses personales o los del peronismo más conservador. Por ejemplo, curas obreros, estudiantes, sindicalistas, actores, militantes del peronismo revolucionario, miembros de las guerrillas urbanas de la época, escritores o cualquier otra persona. De hecho, la lista de objetivos de la Triple A no seguía un criterio lógico, sino que era imprevisible, lo que aumentaba aún más el clima de terror y amenaza que vivía la población.

P: ¿Y el caso Almirón?

R: López Rega llegó al ministerio de Bienestar Social, con la excusa de formar su custodia personal, rehabilitó a una serie de policías que habían sido expulsados del cuerpo por corrupción y la comisión de diferentes delitos. Con esos policías, entre los que se encontraba Rodolfo Eduardo Almirón, sería con los que Rega formaría también los comandos de la Triple A.

Cuando el ministro fue obligado a dejar el cargo por una serie de escándalos, entre ellos su vinculación con las Tres A, Rega se instaló en España, adonde llegó con esos policías pues, al fin y al cabo, eran sus guardaespaldas. Una vez en Madrid, el gobierno argentino comunicó al exministro que no estaba dispuesto a pagar los sueldos y la manutención de esos hombres y Rega, en lugar de pagarlos de su bolsillo, los despidió. Todos acabaron regresando a Argentina salvo uno, Almirón, que poco después ayudaría a su jefe a huir a Suiza cuando la Interpol ordenó su detención.

Una vez cumplida esta última misión para López Rega, Almirón regresó a Madrid sin dinero ni trabajo, por lo que tuvo que ganarse la vida en empresas de seguridad privada, algunas de las cuales pertenecían a los hermanos Cortina, amigos íntimos de Manuel Fraga, exministro franquista y, ya en democracia, presidente de Alianza Popular, partido que, posteriormente, se convertiría en el Partido Popular actual. La relación de Almirón con Fraga resultó tan buena, que el argentino acabó siendo guardaespaldas personal del político, al menos hasta 1983, cuando Cambio 16 publicó su vínculo con la Triple A y fue obligado a dimitir de su puesto.

Es de destacar que la información de Cambio 16 ya obraba en manos de Interviú, pero altos cargos de AP se reunieron con Antonio Asensio, presidente del Grupo Z, empresa editora de la revista, e Interviú decidió no publicar el reportaje. Aunque esa misma estrategia se siguió con Cambio 16, Juan Tomás de Salas, responsable del Grupo 16, no aceptó las presiones y publicó una serie de artículos contando los hechos, que provocaron dos secuestros consecutivos de Cambio 16, los primeros de la democracia española, mucho antes del que sufrió El Jueves por la portada de Letizia y Felipe.

P: El mundo no lo gobierna el comunismo, sin embargo, a la población se le sigue vendiendo la idea de que esa es la gran amenaza. ¿Aún hoy la gente se cree esa historia?

R: A pesar de lo increíble del planteamiento —no solo por el hecho de que es evidente que no vivimos bajo un gobierno comunista, sino que, de ser así, a lo mejor no sería necesariamente peor que esto—, lo cierto es que es un mensaje que cala y genera miedo entre la población, curiosamente entre los que menos deberían temer una redistribución de la riqueza y una apropiación de los medios de producción.

En todo caso, no es algo que resulte muy complicado de entender. Para empezar, porque también hay gente que se cree bulos como el terraplanismo, los protocolos de los sabios de Sión o Qanon; después, porque es innegable que hay una apisonadora mediática al servicio del Capital que se dedica permanentemente a criminalizar cualquier política medianamente progresista y de izquierdas y a dar eco a grupos y posiciones directamente fascistas o nazis. Todo esto se completa con un sistema educativo que sigue esos mismos parámetros y que, por ejemplo, transmite desde la infancia valores como el darwinismo, cuando está más que probado que el progreso de la humanidad no ha sido el fruto de la competitividad, sino del apoyo mutuo y la colaboración.

Por todo ello, es normal que haya determinados mensajes que calen mejor que otros, entre otras cosas, porque llegar a esos otros contenidos requiere un esfuerzo que mucha gente no puede hacer porque ya se encarga el sistema neoliberal de desgastarte, generarte ansiedades y provocarte miedos que agotan y paralizan a cualquiera. En todo caso, creo que, lejos de tener una actitud inquisidora con aquellos que aceptan esos mensajes, hay que ser constructivo y no culpar a la gente de una situación que, en muchos casos, no es voluntaria sino consecuencia directa del sistema.

P: ¿Qué lecciones seguimos sin aprender de los hechos que registras en tu libro?

R: Nada más lejos de mi intención la de dar lecciones de nada. En todo caso, después de escribir el libro, cada vez tengo más claro que no hay que subestimar a los movimientos reaccionarios, adquieran la apariencia que adquieran. Incluso los posicionamientos más delirantes o los líderes más esperpénticos, llegado un determinado momento y con el abono suficiente por parte de grupos mediáticos, económicos o de poder, pueden convertirse en un peligro social imposible de parar.

El mejor ejemplo es López Rega, una persona mediocre, sumisa, servil, pero perversa, malvada y muy constante, que pasó de ser un mero recadero, a convertirse en la mano derecha de Perón y, posteriormente, en el cerebro de un grupo que, en apenas tres o cuatro años, asesinó a miles de personas y sentó las bases para que la dictadura cívico militar religiosa de Videla iniciase el genocidio que desarrolló en los años siguientes.

Por tanto, en ocasiones es tan importante la lucha cotidiana para defender espacios, no renunciar a logros por pequeños que sean y neutralizar futuros déspotas por muy insignificantes que parezcan, que las grandes reivindicaciones.

P: ¿Qué representa para ti la América Latina política del presente?

R: Durante años he sufrido la hegemonía cultural anglosajona. No digo que no la haya disfrutado e incluso que la siga disfrutando, pero también es cierto que, poco a poco, he ido dándome cuenta de que estoy más cerca de Latinoamérica que del mundo anglosajón en mil aspectos.

Aunque parezca esto un anuncio de 300 Millones, la riqueza cultural de Argentina, Chile, Colombia, Perú, Venezuela, Cuba o, si nos abrimos al ámbito iberoamericano, también Brasil, no voy a decir que supera la de otras naciones, porque esto no es una competición, pero no tiene nada que envidiar a la cultura estadounidense como modelo actual de canon cultural. De hecho, y volviendo a un tema tratado más arriba, si esa riqueza no nos llega como debería es justamente porque son mayoría las corporaciones que tienen intereses directos en la promoción y explotación de la cultura estadounidense. En ese sentido, creo que Latinoamérica es un lugar al que tenemos que mirar, no como hemos hecho hasta el momento, con la actitud del conquistador o del colonialista, sino con la humildad del que tiene mucho que aprender.

De hecho, creo que esa actitud también hay que tenerla en el aspecto político. Si bien Latinoamérica no es la panacea, pues no hay más que ver el auge de los gobiernos apoyados por las iglesias evangélicas que, por otra parte, no son ninguna nueva propuesta sino la reiteración de los planteamientos del neoliberalismo, es innegable que en Latinoamérica han surgido iniciativas políticas muy interesantes. Si bien podrían no estar del todo acertadas, por lo menos, han provocado un debate que, por lo que parece, ya no es posible desarrollar en continentes como Europa o Estados Unidos y que podría dar lugar a soluciones interesantes para la ciudadanía. Otra cosa es que, de nuevo, la severidad con la que se juzga esas propuestas, especialmente cuando no salen bien, no es comparable con la amabilidad con la que se juzgan esas mismas iniciativas fallidas cuando surgen de gobiernos o países llamémoslos occidentales o del hemisferio norte.

Por ejemplo, que desde Europa o Estados Unidos se critiquen iniciativas como el Salario Mínimo Vital argentino resulta sorprendente, más aún cuando son esos mismos países los que defienden sin pudor que «los mercados se autorregulan» —por cierto, que se lo digan al Banco de Inglaterra que ha tenido que intervenir para que la Libra no se hunda o, sin irnos tan lejos, el rescate a la oligarquía bancaria española— o los que aplauden que un país como El Salvador adopte como moneda el Bitcoin, cuya volatilidad ha hecho que, en cuestión de semanas, las arcas del Estado se hayan vaciado estrepitosamente beneficiando a los especuladores.


editorial Autsaider /