Cuando la crueldad de un ser humano no conoce límites
Ayer recibí un WhatsApp de mi amigo Carlos, un gitano que vive en Madrid, en el que me decía: “Juan de Dios, me ha llegado un video terrorífico de maltrato infantil. ¿Conoces de algún sitio donde poder denunciarlo? Te lo voy a enviar, pero te advierto de la crueldad de las imágenes”. El vídeo dura un minuto y 35 segundos y tiene una carga de 14.333 KB. Cuando el archivo llegó a mi teléfono móvil lo abrí con una cierta precaución, advertido como estaba de que contenía imágenes muy duras.