Ana Laura Palomino García •  Opinión •  15/03/2019

Marco Rubio: Un hijo de sus propias ambiciones

Marco Rubio: Un hijo de sus propias ambiciones

A sus aclamadas cualidades de mentiroso, manipulador, traficante de influencias, podemos agregar la de oportunista e intimidador, ya que no es nada tímido a la hora de gritar improperios y amenazar a un jefe de Estado como Nicolás Maduro

Cuando comencé a indagar sobre este personaje político pensé que el eje central de este comentario sería su pasado y el de su familia con las drogas. Sin embargo, Marco Rubio está vinculado a otras realidades tan poco halagüeñas como la primera.

Este senador republicano nació en Miami en el año 1971. Sus padres, inmigrantes de la Mayor de las Antillas, marcharon hacia Estados Unidos antes del triunfo de la Revolución.

Sin embargo, y a pesar de que algunos periódicos de «Gringolandia» han aludido en algún momento a los días en que su familia se codeaba con importantes figuras de las drogas, en su biografía  An American Son, publicada en el año 2012, la referencia a estos eventos es más bien una leve brisa, poco comparable con la tempestad que encierra la verdad sobre el asunto.

Pero, en 2015, según publica Misión Verdad, una nota del Washington Post puso en la palestra pública la relación de su hermana mayor Bárbara con una reconocida figura dentro de la venta ilegal de estupefacientes, Orlando Cicilia.

Esta misma fuente comenta que Cicilia trabajaba para Mario Tabraue, otro traficante, de gran notoriedad dentro de la venta de cocaína, comparado en ocasiones con Pablo Escobar.

Ambas figuras fueron detenidas por los federales y enfrentaron fuertes cargos.

A pesar de la frase que reza «los hijos no tienen que pagar los pecados de los padres», de lo que se le acusa a Rubio no es de ser cómplice de estos actos.

En aquel entonces, efectivamente, como siempre defiende su portavoz Todd Harris, Marco solo tenía 16 años.

Pero luego de 30 años y…, de lo que se le acusa es de tráfico de influencias, delito que niega siempre con vehemencia el senador de la Florida, pero que no logra ser creíble.

Orlando Cicilia, condenado a más de 35 años de cárcel luego de que se probara su asociación con el crimen, salió en libertad plena luego de 12 años de prisión.

A su vez, Mario Tabraue, antiguo jefe de Orlando, condenado a más de cien años de cárcel por sus deplorables acciones, logró volver a su vida habitual luego de poco más de 15 años. En ambos ejemplos los aludidos lograron la absolución cuatro días después de que Rubio fuera investido como diputado. ¿Coincidencia?

OTROS TEMAS… IGUAL DE POLÉMICOS

En el año 2018 la prensa del estado de Florida, al igual que muchos de sus votantes, expresaron su enojo ante la incondicionalidad del Senador a la causa de la Asociación Nacional del Rifle (NRA).

Luego del tiroteo en Parkland el padre de una de las víctimas lo confrontó: «Senador Rubio, mi hija corrió por el pasillo de su escuela, le dispararon en la espalda con un arma de asalto, es demasiado fácil de comprar, es un arma de guerra». Este afligido hombre llamado Fred Guttenberg puso en tela de juicio la actuación del funcionario Rubio. Sin embargo, días después el «apenado» Senador presentó un proyecto para eliminar la prohibición de las armas de asalto en Washington y la legalización de la venta de estos artefactos a adultos jóvenes.

Por lo visto, pesan más las grandes contribuciones que pueden realizar grupos de poder, que la decencia y la empatía hacia quienes han sufrido las consecuencias de los proyectiles.

SUS ASIGNATURAS PENDIENTES

No es un secreto que en la actual administración norteamericana, con Trump a la cabeza, las acciones en detrimento de las relaciones entre Cuba y EE. UU. han subido en nivel e intensidad.

Y es que ante las «geniales ideas» de un cabecilla de Estado como Trump, los oportunistas como Rubio encuentran el camino. El senador de la Florida sabe que en EE. UU. enfrentar a Cuba es un negocio extremadamente rentable, del cual pretende seguir viviendo y enriqueciendo su legado.

Actualmente, la denominada «troika del mal» de la que, en opinión de la administración estadounidense, forman parte Cuba, Venezuela y Nicaragua, es atacada por la verdadera triada del terror: Bolton, Pompeo y Pence… y, claro está, también Marco Rubio.

A sus aclamadas cualidades de mentiroso, manipulador, traficante de influencias, podemos agregar la de oportunista e intimidador, ya que no es nada tímido a la hora de gritar improperios y amenazar a un jefe de Estado como Nicolás Maduro.

Marco Rubio solo logra apoyar la imagen de políticos corruptos e influenciables por poder y dinero. Él ¿un hijo americano? ¿cubano? Lo dudo, es hijo de sí mismo, de sus propias ambiciones.

Fuente: Granma


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