Libardo García Gallego •  Opinión •  20/08/2016

De la situación carcelaria, la justicia y los delitos

Sin ofrecer estadísticas, sino como lo percibimos las gentes del común, la cárcel para lo único que sirve es para capacitar delincuentes en distintas categorías. Por eso alguien proponía en las redes sociales que la permanencia en la cárcel fuera pagada por los mismos presidiarios, pues las gentes de bien no deben ser condenadas a financiarles refugio y alimentación a los delincuentes. Olvida esa persona que hay miles de presos condenados injustamente.

 

Todo el mundo sabe del hacinamiento en las cárceles, del 200% y más, es decir, ¿Cómo pueden ubicar 3000 prisioneros en un establecimiento donde sólo caben 1000?. Ni a los gobernantes de turno, ni a los parlamentarios, se les ocurre cambiar el sistema carcelario actual por trabajo y educación forzados o por empresas agropecuarias e industriales donde los presos se capaciten, se formen, se rehabiliten de verdad. En vez de amontonarlos en un estercolero por qué no montar penales productivos, inclusive autosuficientes?

 

La respuesta siempre es: “El presupuesto es insuficiente”. Pero sí destinan para la guerra el 3.5% del mismo y ¿Por qué no fijan un tope a los salarios, por ejemplo 15 millones de pesos y destinan los excedentes actuales a construir penitenciarías reformatorios, colegios o empresas productivas, como quien dice privar de la libertad pero no privar de la vida, sustituir las formas de castigar los delitos, garantizando la dignidad de las personas. Claro, sin tanta laxitud como las casas por cárcel, metáfora mediante la cual corruptos de alto coturno pagan las millonarias sumas sustraídas del erario u otros delitos, viviendo cómodamente en sus chalets durante algún tiempo.

 

De igual manera, ante la enorme avalancha de crímenes, tutelas y delitos de toda índole, son insuficientes los jueces y magistrados para resolver la situación de los implicados. Tampoco hay presupuesto para nombrar funcionarios en la rama jurisdiccional y así las cosas los anaqueles se atiborran de negocios, siendo engavetados para siempre en muchas ocasiones o resolviéndolos a destiempo cuando las personas ya han muerto.

 

Ahora está en proceso de aprobación una ley mediante la cual muchos delitos van a pasar a ser simples contravenciones, con lo cual se estimulará la comisión de fraudes, estafas, atracos, robos inferiores a 100 millones de pesos, según los periodistas, y otros muchos delitos.

 

No es esta la mejor forma de resolver la falta de presupuesto, ni la carencia de funcionarios judiciales, ni el hacinamiento en las cárceles. Estimular la delincuencia no es aceptable y mucho menos recomendable para superar la crisis. Quizás también faltan policías y agentes del CTI mientras las tasas de criminalidad en todas las modalidades han aumentado, así los funcionarios gubernamentales se empeñen en negarlo. Las 2/3 partes de todo noticiero se destinan a reseñar los delitos cometidos cada día.

 

Y nada se dice acerca de la eliminación de las causas de la delincuencia: el desempleo lo padecen como 3 millones de colombianos; la corrupción de cuello blanco sin castigos severos es un pésimo ejemplo para la sociedad; destruyen el Bronx pero nada hacen por resolverles la situación a los habitantes de la calle; la salud está en cuidados intensivos pero el Estado sordo, mudo y atado; despojan a los campesinos de sus tierras y algunos se sus autores son magistrados de las Altas Cortes; mueren de hambre los niños indígenas y nadie es sancionado por ello.

 

En Colombia todo es posible, la mayor parte de las personas colocan a Dios como mediador y hasta le agradecen por los triunfos y las derrotas, como si los responsables  no fueran los humanos, sus organizaciones y el sistema sociopolítico económico y cultural.

 

Armenia, 11 de Agosto de 2016

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