Ilka Oliva Corado •  Opinión •  12/09/2016

Chile en nuestro corazón latinoamericano

Para que no se repita no se tiene que olvidar, la Memoria Histórica habita en nuestra dignidad.
 
Para honrar a los caídos no podemos olvidar, la Memoria Histórica habita en nuestra identidad.
 
Hay una parte de la historia que olvidaron relatar, nos ocultaron la verdad, nos quieren dominar.
 
Para que no se repita nos tenemos que informar, Chile fue traicionado y no por la clase popular. No por las anarquías ni por la originalidad. No por su pueblo honrado, sí por los tiranos que prefirieron desertar.
 
Nos mintieron desde el principio no podemos olvidar que el traidor se beneficia del olvido y de la mediocridad. Para que no se repita nos debemos pronunciar.
 
El Golpe fue por la espalda, a quemarropa la traición, fue la oligarquía la que se entregó al patrón. Al imperio de los gringos siempre aviesos en la imposición.
 
Fue tanta la avaricia que tanta sangre derramó. La inocencia de las niños destruyó. La alegría de las madres congeló. La simpleza de la vida en agua agria convirtió. Más la resistencia nunca venció, siguen firmes los arrechos que no conocen la traición.
 
Viven los caídos en la sangre efervescente de los estudiantes que por humildes son decentes.
 
En la mano campesina cuna de artistas enteros, en la voz del proletario que es fiel y sincero. En el candor de los abuelos. En el eco de los cerros. En la poesía, en los esteros.
 
Viven los desaparecidos en la lealtad del compañero, en el que nunca olvida, en el que es honrado y sincero. En el que siembra alegría, conciencia e identidad, en el que respeta a su hermano Mapuche, urbano y rural.
 
Para que no se repita no podemos olvidar, que Chile habita en nuestra identidad, en la memoria de las multitudes, en las montañas, en la lava del volcán. En los mares despiertos, en la originalidad, en los sueños nuestros de libertad.
 
En la pureza de la vida, en la paz del riachuelo, en los barrios marginados, en los altos montes nevados. En los pueblos negados a hincarse derrotados sin alma y sin albedrío. En las juventudes, en los sembradíos.
 
Chile es nuestro, compañeros, nuestra lucha acorazada, nuestras manos, nuestras alboradas. Nuestra esencia latinoamericana. Nuestro ayer, hoy y mañana.
 
Chile es nuestro compañeros, nuestra sangre roja latiendo en un solo corazón; donde habitan los caídos, los desaparecidos, los torturados, los sobrevivientes, los exiliados. Los soñadores, los apestados. Los marginados.
 
Para que no se repita no podemos olvidar que la que traiciona no es la clase popular.
 
¡Viva el pueblo! ¡Vivan los trabajadores! ¡Viva Chile! ¡Viva nuestro presidente Salvador Allende! ¡Viva nuestra Patria Grande!
 
 
(Poesía)
Vientos del Sur.
 
Vientos del sur,
¿Hacia dónde con tanto anhelo?
No nos dejen sin el consuelo
De su fuerza y de su voz
 
Vientos del sur
Que parieron a Allende
El hombre siempre presente
Que su patria honró
 
Vientos del Sur
Que viajan desde la cordillera andina
Quédense en este suelo
Y enraícen la decencia
De la herencia campesina
De la lucha proletaria
Del amparo obrero
Miren que tenemos el mismo cielo
Y la misma luna que ilumina
 
Vientos del Sur
Lancen el descaro oprobio
En cuneta de fusilados
Porque será enjuiciado
Por la honra de esta tierra
Ustedes que dignifican el continente
No olviden tener presente
La histórica memoria
De la decencia y la justicia
Y canten la copla austera
De Violeta  Parra y Víctor Jara
Abran las ventanas
Y reciten en torbellinos
La poesía de Neruda
Para que nunca se olvide la tortura
Y la saña del traidor
Y hagan del opresor
Un laberinto sin salida
Para que se pudra en vida
En su estiércol y hedor
 
Vientos del Sur
Ustedes que vieron correr la sangre
Que el dolor no los consuma
Aviven la brasa ardiente
De inocente rebeldía
Conviertan la noche en día
Y que sea la alegría
De un jardín enflorecido
La que caliente el nido
Donde habita la memoria
Y que sea la historia
Quien los redima.
 
 
 
Poesía a media voz
 
Una poesía a media voz
Con el pecho engrandecido
Por los caídos que la dictadura dejó
Por los huérfanos
Por las viudas
Por los desaparecidos
 
Por las transgredidas
Por las viejas y sangrantes heridas
Que causó un hijo traidor
 
Una poesía a media voz
Por la guitarra que nunca calla
Son sus cuerdas las mañanas
Que la alborada embelleció
 
Una poesía a media voz
Por el vibrante ahínco
De levantar la cara
Y de ver de frente al sol
 
 
Por las tumbas que no descansan
Por los cuerpos nunca encontrados
Por los versos recitados que el silencio no enlutó
Por la sangre que sigue viva
Por la decencia de la vida
Y del cansado caminar
Para que vuelva a germinar
La savia que no marchita
Más bien recita con voz entrecortada
Los nombres que la memoria nunca olvidó
Un aplauso a los caídos en ferviente lucha camaradas
Que esto es monte de una arada que jamás se secará
 
 
Una poesía a media voz
Por las despedidas exiliadas
Por los reencuentros aplazados
Por los abrazos quedados
Que se guardan con dolor
Por la foto en el corredor
Que espera paciente a su dueño
Que regrese del largo sueño
Que lo desapareció
 
 
Por la virginal pureza
De la niña vulnerada
Por la lasciva de un soldado violador
Por la madre de vientre lozano
Que una hija honrada parió
 
Por el olvido jamás huido
Porque grita con sed de justicia
Para que escuchen todas las aristas
Que un Golpe de Estado de dejó
 
Una poesía a media voz
Por la memoria que no se rinde
Y sigue de linde en linde
Cuestionando al conspirador
 
 
Una poesía a media voz
Por el país que amo
Son mis versos los honrados
De mencionar su nombre
Y que honra desde el Sur
A este ingrato continente
Que solo sabe ver hacia el norte
Es Chile el país del, ¡nunca jamás!
 

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