Ángel Bravo •  Opinión •  06/12/2016

Fidel y un mundo más humano

El poeta y sacerdote nicaragüense Ernesto Cardenal en su libro En Cuba, habla de la primera visita que realizó a la Isla en 1970, y recuerda una anécdota contada por Paz Espejo: “En la Sierra Maestra de ahora que está toda llena de escuelas y con mucho alumbrado y casitas muy bonitas. Yo llegaba a conocer. Y Fidel volvió a la Sierra, y yo lo vi.

¡Cómo se emocionó cuando volvió! Y era graciosísimo ver la confianza con que lo trataban los campesinos. Se le colgaban unos viejos desdentados. “Caballo, tú no cumples ná.” Porque así le dicen: caballo. “Tú dijiste que la escuela iba a ser aquí y mira la hicieron allá. Caballo, tú prometes y no cumples, tú no cumples ná, Caballo.” Y a él le daba mucha risa.”

El periodista cubano Benito Joaquín Milanés escribe: “¡El caballo! Así le llamó el pueblo de Cuba a Fidel Castro Ruz, por la hombrada a la que guió a su guerrilla de barbudos que entraron triunfantes a La Habana en enero de 1959 y debido a la cascada de medidas revolucionarias adoptadas a inicios de los años sesenta del siglo pasado y que tuvieron un incuestionable apoyo popular. También por su andar a trote y grandes zancadas de alazán inquieto e indomable. Así le denomino aún, además, por su fortaleza física y mental y probidad a quien se debe, pienso: a los cubanos y las causas justas de la humanidad.”

Sus enemigos siempre quisieron verlo fuera de todo escenario político, ahora tienen que resignarse, porque él les ha ganado todas las batallas. Con sus noventa años bien vividos, sigue siendo una figura señera en la política internacional. No sólo continúa presente dentro de Cuba, también lo hace fuera, aunque ya no viaja. A él acuden los líderes de distintas partes del mundo, porque saben que se trata del estadista más grande que lidió, resistió y venció las políticas del imperio. Sigue siendo una fuente de sabiduría y de inspiración para los pueblos. El escritor Miguel Barnet lo expresa así: «Él ha sido un maestro para la toma de conciencia del continente, para despertar al gigante dormido en las pausas del tiempo.»

Recientemente se informó del fraternal encuentro que tuvo en La Habana con el compañero Tran Dai Quang, presidente de la República Socialista de Vietnam, quien expresó el saludo de la dirección del Partido, el Gobierno y el pueblo asiático y agradeció la solidaridad de Cuba desde los tiempos de la guerra contra la invasión yanqui. Como es sabido, en 1971, en plena guerra, Cuba envió personal médico a Vietnam, para atender a los heridos por los bombardeos norteamericanos. Los lazos de amistad entre estas dos naciones soberanas e independientes tienen mucha importancia histórica. (¡Cómo no recordar la frase del Che: “Crear, dos, tres…muchos Vietnam es la consigna”!). Para Fidel este encuentro tuvo especial significado. Los cables señalaron que ambos líderes intercambiaron sobre las experiencias en el desarrollo económico y social en medio de los peligros que acechan a la humanidad, como el cambio climático, las guerras en distintas regiones, el incesante aumento de la población mundial, los bajos precios del petróleo, junto al reto de elevar la producción de alimentos a escala universal.

Ahí está él, siempre preocupado por el bienestar de los pueblos y por la paz del mundo; el Caballo continúa tomándole el pulso a los grandes problemas de la política internacional. Él sigue siendo un referente para quienes quieren un mundo más justo y más humano.

Luis Báez, periodista cubano, relata en su libro Absuelto por la Historia (2001), lo que Oscar Niemeyer, arquitecto brasileño y convencido militante comunista le expresó en 1999: “Por las tardes recibo a los amigos para conversar y a veces hablamos de filosofía. Pero cuando ellos se refieren a Platón, yo estoy pensando en Fidel Castro.” (Pensando Américas).
Fuente: Pensando Américas


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