Keymer Ávila •  Opinión •  29/11/2016

La pobreza como delito: de auyamas y agentes del orden

“Si alguien durante el día recoge frutos para comer, y al llevarlo no produce grandes daños, será castigado civilmente (es decir, no penalmente) según la cualidad de personas o cosas” Constitutio Ciminalis Carolina, 1532. En Marx, C. (1842) Debates de la Dieta Renana.

“Calla dijo Don Quijote-: ¿Y dónde has visto tú, o leído jamás, que caballero andante haya sido puesto ante la justicia, por más homicidios que hubiese cometido” Cervantes, M. (1605) El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha.

Mucho se ha escrito y comprobado sobre el carácter clasista, racista y xenófobo del Sistema Penal, en el que se despliega un proceso de selección, estigmatización y condicionamiento criminalizante. En este proceso los estereotipos proporcionados por los medios de comunicación son esenciales. Este estereotipo se nutre de las características generales de los sectores mayoritarios más desposeídos, y la clientela para este bombardeo son los sujetos más vulnerables, más inmaduros, los menos inteligentes o los menos hábiles de este sector (es decir, los más vulnerables de los vulnerables). Éstos son los destinatarios de las penas.

Este proceso selectivo existe desde que existen las penas. Zaffaroni describiendo la obra de Spee (autor de la Cautio Criminalis) comenta que si la inquisición se hubiese proyectado a futuro de forma indefinida, toda Alemania hubiera sido quemada y como ello no podía ser, lo que se hizo fue seleccionar a las mujeres más estúpidas que encontraban para quemarlas y el único límite que se oponía a este poder era la riqueza y el poder de los príncipes y magistrados.

Este mismo autor explica cómo estás lógicas provenientes de los países centrales fueron recibidas en nuestros países y adaptadas a distintos procesos de dominación. Así por ejemplo, la cárcel en nuestros países era, pues, una institución de secuestro menor dentro de otra mucha mayor: la gran institución de secuestro colonial.

Estos planteamientos básicos y lamentablemente vigentes deben estar presentes en todo el revuelo coyuntural y efímero, pero no por ello sin importancia, que se ha generado por la noticia de la detención de un joven por el hurto de unas auyamas, que fue seguido de otros casos con diversos frutos y vegetales. Sobre este escándalo construido mediáticamente a partir de una práctica cotidiana de todas las instituciones del Sistema Penal, hay que tener en cuenta que son ese tipo de sujetos los destinatarios de las leyes penales, y de todas las violaciones que se hacen en su nombre. Más que escandalizarse por las fotos hay que hacerlo por la praxis cotidiana, no reciente, más bien tradicional e institucionalizada en contra de los más pobres, y que con la situación económica actual* se agudiza. De algo debe servir la difusión de estos eventos, que más que sacar réditos partidistas, deberían movilizarnos para exigir límites y poner coto a los abusos y excesos de los distintos operadores del sistema.

Cada día es más común ver muertes en manos de los cuerpos de seguridad del Estado, sin que se exijan investigaciones ni responsabilidades por este tipo de hechos. En 2015 este fenómeno aumentó más de un 80% respecto al año anterior y todo apunta que en 2016 esta cifra será mucho mayor.  Por otra parte, vemos a estos mismos funcionarios involucrados en actividades delictivas mucho más graves que hurtos por espigar, ratear o rebuscar frutos (artículo 454 del Código Penal). Así por ejemplo, solo en 2015 el Ministerio Público investigó a 227 funcionarios de distintos cuerpos de seguridad del Estado, civiles y militares, por extorsión y secuestro, hasta ahora se desconoce las resultas de estas investigaciones.  En un seguimiento de prensa que estamos realizando en lo que va de año al menos 420 funcionarios, incluyendo operadores del sistema de justicia, están involucrados en actividades delictivas ¿El Sistema Penal tendrá la misma eficacia y dureza con estos casos? No lo creo.

De las fotografías que han rodado por las redes de los casos de hurto de frutos y vegetales, algunos recientes, otros no tanto, se pueden apreciar varios contrastes y paradojas:

1.    Por un lado tenemos una propaganda, en ocasiones cursi, que gira en torno a la producción agrícola express y a proyectar que “todo está muy normal”; por otro lado tenemos condiciones estructurales que obligan a jóvenes a hurtar alimentos.

2.    Las labores de seguridad ciudadana son de naturaleza civil, no militar, sin embargo, apreciamos como la militarización de estas labores cada vez es más extendida. Es así como tenemos a Guardias Nacionales concentrados en delitos de bagatela (que es de lo que realmente se ocupa el Sistema Penal) en vez de ocuparse de proteger nuestras fronteras y del contrabando grande (no del menudeo) de alimentos y demás mercancías, algunas de ellas ilícitas.

3.    La opacidad con los datos e informaciones de las instituciones que conforman el Sistema Penal no encaja con la labor propagandística y desatinada que tienen las mismas, como ejemplo están la mayoría de las fotos que están circulando cuyo origen proviene de la propia Guardia Nacional y la Policía del Estado Zulia.

4.    Por un lado se tiene una exhibición constante de capturas y muertes de jóvenes pobres por parte de las fuerzas de seguridad del Estado; por otro hay una evidente inacción y silencio ante graves denuncias vinculadas con violaciones a DDHH, narcotráfico, tráfico de armas y corrupción administrativa que cada vez se hacen más comunes en el país.

Este tipo de prácticas, más allá de su cotidianidad, tienen que ser denunciadas, porque el Sistema Penal debe ser la ultima ratio, razón por la cual es prioritario atender las condiciones estructurales que generan estas necesidades, es decir, ir por las causas y no solo por las consecuencias. Lo que particularmente debe preocuparnos es que estos organismos no solamente naturalicen este tipo de procedimientos, sino que además, internamente lleguen a considerarlo como algo positivo, destacable, digno de formar parte de su promoción y propaganda institucional, tal como ocurrió con varias de las imágenes que provenían originalmente de cuentas de twitter oficiales, que luego de la reacción negativa en redes fueron borradas de las mismas. Los funcionarios del Sistema Penal deben ocuparse más de ejercer debidamente su rol, en el marco de la legalidad, priorizando en los casos más graves, en vez de estar dedicados a la propaganda y a eventos de poca monta. ¿Quieren darle un duro golpe a la delincuencia? Concéntrense en investigar y procesar a quienes generan las condiciones y no a quienes padecen sus consecuencias.

Como decía Alí Primera: «La policía siempre es eficiente cuando se trata de los pobres«.

 

Publicado originalmente en: Contrapunto.com



* Mientras que la tasa de inflación promedio para América Latina para 2014 era de 8,4% la de Venezuela fue de 68,5%. La tasa de pobreza también se elevó durante ese último año (CEPAL, 2015). Ya desde 2013 el INE ha informado que la disminución de la pobreza que se había logrado en años anteriores se ha venido revirtiendo, para ese año la pobreza había incrementado 6 puntos (Foro por la Vida, 2015:13). Según la Encuesta sobre Condiciones de Vida en Venezuela, los hogares en situación de pobreza aumentaron 53% y la pobreza extrema se duplicó durante el último año (España, 2015).

 

@Keymer_Avila

 


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