Carlos Santa María •  Opinión •  15/12/2016

Geopoder: ¿En qué se ha convertido la ONU?

 

El rol actual que juega la ONU en el campo del geopoder suscita inmensa preocupación en el mundo multipolar, pues cada vez más las acciones de este ente se ven cuestionadas por su papel de apoyo a los proyectos terroristas, a la desestructuración de las democracias y, esencialmente, el rol falsario de la realidad al poner su aparato al servicio de objetivos no vinculados a la humanización del planeta pese a la oposición tenaz y serena de naciones soberanas.

En este sentido negativo se entiende que el enviado especial de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para Siria, Staffan de Mistura, se ha convertido en un agente de la Corporatocracia y no en un funcionario con objetividad, lo que desnuda los intereses que intenta ocultar y a quien representa. En sus declaraciones al  rotativo británico The Guardian ha insistido en que una victoria militar del Ejército sirio aumentaría el riesgo del terrorismo para el continente europeo. “Enfocar solamente en una victoria militar llevará a una victoria pírrica seguida de una guerra de guerrillas extremadamente larga y dolorosa, en la que continuarán muriendo los sirios”, discurso que no tiene fundamento si no es para atemorizar, unir las huestes europeas proclives a la Guerra, atentar contra un país autónomo y finalmente conculcar sus derechos.

Su intervención plantea que muy posiblemente la Unión Europea (UE) y el Banco Mundial (BM) no ayuden a Siria en los gastos de reconstrucción si la paz se consigue mediante la victoria militar de sus fuerzas, lo que evidencia su relación directa con las Transnacionales que han interferido en la solución pacífica del conflicto. Así se entiende que el Consejo de Seguridad de las N.U. fue forzado a discutir una propuesta de naciones que apoyan al terrorismo pidiendo un nuevo cese al fuego ahora que el ejército sirio va a tomar Alepo.

Rusia y China han bloqueado el proyecto de resolución occidental sobre la supuesta tregua humanitaria en la ciudad siria de Alepo durante la sesión del Consejo de Seguridad, que insta a un alto el fuego por un período de 10 días para detener los ataques contra los grupos terroristas Frente Al Nusra y Estado Islámico. Ello ha suscitado inquietud y temores en Estados Unidos, Reino Unido, Alemania y Francia, confirmando que ante cada avance sobre bandas criminales la Coalición anti EIIL se desespera más por no poder proteger a sus aliados.

Cuando aún en la ONU se sigue defendiendo la existencia de “rebeldes moderados”, que son terroristas en toda la extensión de la palabra, la evidencia es incontrastable.

Junto con estas acciones antiéticas, existen otras no menos incorrectas como lo es la responsabilidad histórica de la ONU respecto a Palestina pues en 1947 la Organización votó a favor de la partición de Palestina. En el aniversario de esta resolución, se exige que deje de actuar con doble rasero y apoye la creación de un Estado palestino independiente en la lucha contra la injusticia de la ocupación israelí, con protección internacional real.

El cuestionamiento a oficinas de la ONU como la Corte Internacional de Justicia, la que sigue la senda de EEUU que no firma o se adhiere a ningún Tratado Internacional, pero hace uso político y militar de las sentencias de esos Tribunales cuando se refieren a terceros países, demuestra doble rasero. Otra decisión delicada concierne al nombramiento de Arabia Saudí, confirmado violador de los derechos humanos, como parte integrante y directiva de este comité. Con gran precisión, el presidente sirio, Bashar al-Asad, ha criticado la politización y la parcialidad de los informes emitidos por la ONU y Human Rights Watch (HRW), sobre la situación humanitaria en Siria.

Confluye a este análisis lo develado sobre las agencias ONU al instar reservadamente a sus agentes a recortar las solicitudes de presupuesto a Siria en más de un 20 por ciento en el año 2017, reveladas por Fox News, justificado por la supuesta fatiga grave de los donantes y la imposibilidad de cumplir con la larga lista de proyectos destinados a aliviar la difícil situación que sufren millones de sirios, corroborado porque el 74% de los proyectos para 2016 no recibieron financiación.

Si se combina con las medidas antiiraníes presentadas por Canadá y apoyado por Israel, cuestionando los derechos humanos en el país, el panorama es completo

Consideraciones finales.

Para los pueblos soberanos, en gran medida el papel de la ONU y sus funcionarios venales es farisea. Lo confirman varios hechos.

Por una parte, las veladas amenazas de Mistura a Siria contradicen el rol asignado a las oficinas de la ONU de mantener la paz y la seguridad en el mundo, promover amistad entre las naciones, mejorar el nivel de vida y defender los derechos humanos. Es dable mencionar que sus decisiones han tenido débil efecto a favor de la paz, como por ejemplo la condena del bloqueo a Cuba por el régimen estadounidense el cual no ha tenido ninguna consecuencia, excepto las morales o mediáticas ya que en la práctica continúa el proceso violatorio al pueblo cubano, así como tampoco ha sido implementado el derecho del estado palestino a tener un territorio inviolable.

Por otra parte, cabe afirmar que la nueva tregua en Alepo permitiría a los terroristas descansar, reorganizarse, recibir pertrechos y seguir con mayor fuerza su ataque, lo que ha ocurrido siempre que EE.UU. ha solicitado un supuesto corredor humanitario y ha sido aceptado por Rusia y China. Esta vez no ha resultado y la propuesta de permitir a los extremistas abandonar la ciudad se vuelve una alternativa importante para evitar más derramamiento de sangre.

La ONU debería condenar claramente a los autores del asesinato de médicos y personal sanitario, la invasión turca en Siria, la protección y financiamiento a terroristas, movilizando todo su aparato integral para materializarla. De no hacerlo, la respuesta es clara: la ONU debe ser reestructurada o suspendida para construir una institución alternativa y comprometida con el bien común en el planeta. Si Occidente aspira verdaderamente a resolver la crisis siria, los responsables deben detener el apoyo logístico, financiero y armamentístico que reciben los takfiríes. Reconocer su responsabilidad política y legal en estos crímenes sería lo moral o éticamente valioso.

La predicción sobre la desestructuración del unilateral orden mundial que ha provocado la tragedia del planeta, convirtiéndose en multipolar que es la gran posibilidad global, debe consolidarse con el surgimiento de nuevas instituciones que representen los intereses de la paz.

La interrogante es fuerte: ¿es la hora de la verdad para la ONU al develar sus intereses profundos, lo que obliga a su reestructuración integral o definitiva eliminación?

Carlos Santa María es analista internacional español, Ph.D. en Ciencias de la Educación por la Universidad de Barcelona.
Fuente: RT


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