Francisco González Tejera •  Opinión •  07/01/2017

En Canarias los políticos ocultan el genocidio franquista

La memoria histórica o democrática es un asunto tabú para la mayoría de los políticos canarios, pocos son los que se atreven a cumplir esta Ley aprobada en la legislatura del presidente Zapatero, unas islas donde más de 5.000 personas fueron asesinadas y otras tantas torturadas, encarceladas, sometidas a todo tipo de represalias laborales, familiares, etc.
 
Podemos comprobar como en numerosos puntos del estado donde ejercen el poder los llamados “gobiernos del cambio” en Comunidades, Diputaciones y Ayuntamientos se están exhumando fosas comunes y cunetas, cambiando calles, demoliendo monumentos levantados en homenaje a los brutales asesinatos franquistas.
 
Canarias como siempre es diferente, esa oligarquía criminal que dirigió el holocausto sigue incrustada en cada estamento, muchos empresarios millonarios, cargos públicos, jueces, obispos y curas tienen lazos directos con los criminales de lesa humanidad responsables de la barbarie franquista, ejerciendo ahora de tapaderas de estas terrible aberraciones sanguinarias, paradójicamente no solo son miembros de la derecha, sino también de la “izquierda” entrecomillada, socialdemócrata, vendida a un poder corrupto, donde la palabra “político” es la mayoría de los casos sinónimo de latrocinio y abuso de poder.
 
De estas 5.000 personas asesinadas y desaparecidas en su mayoría en fosas, simas, pozos y cunetas apenas se han recuperado unos escasos restos, el 99,9% siguen ocultas por el régimen español y sus esbirros de parte de la política y la judicatura, miles de familias ya han perdido la esperanza de que algún día se haga justicia.
 
Estos prebostes del yugo y las flechas se molestan cuando cualquiera intenta recuperar un solo hueso, te acusan de loco, de indocumentado, de tener inquina contra ellos, cuando lo único que se pide es reparación, recuperar cuerpos asesinados, enterrarlos dignamente.
 
Tejen un manto intencionado de olvido, ponen todo tipo de trabas para cualquier exhumación, nombran patéticos “consejos asesores” para no dar la cara, para utilizar a personajes que se prestan a ser cómplices de este engendro, un engendro de muerte y ocultación premeditada del genocidio.
 
Mientras siguen llegando a Canarias más de doce millones de turistas cada año, personas que desconocen lo que en este falso paraíso de sol, playa, sexo fácil, drogas, prostitución y borracheras baratas, se cometió hace apenas 80 años.
 
Fosas comunes, cunetas, simas, pozos, agujeros del terror repletos de cadáveres reposan cerca de complejos residenciales, apartamentos, muelles deportivos, hoteles de cinco estrellas, spas o antiguas haciendas utilizadas para celebraciones, que sus pozos tapiados contienen cientos de restos humanos, personas asesinadas por defender la democracia y la libertad.
 
Lo más triste es que existan “profesionales” de la memoria, tipos que viven de políticos concretos que les encargan informes falsos para que un enterramiento no se exhume, que obedecen por dinero la “voz de su amo”, quienes les pagan para seguir humillando a las familias de las víctimas, encubrir a los asesinos fascistas y sus herederos directos.
 
Miles de nombres siguen ocultos, miles de seres que lucharon por los derechos de la clase trabajadora, personajes que la historia escrita por los vencedores silencian, que ni siquiera permiten que en los centros educativos se hable de este genocidio criminal, que este asunto se trate con total normalidad tal como se hace en Alemania, sencillamente para que hechos tan terribles contra la especie humana jamás vuelvan a repetirse.
 
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Fosa común en un pinar de Fuencaliente (La Palma)

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