Lázaro Fariñas •  Opinión •  23/01/2017

Cuba y USA, un paso más hacia la normalización

Bueno, ya han pasado varios días de que el Presidente Barack Obama eliminara de un plumazo el decreto  que permitía a los cubanos entrar en los Estados Unidos como Pedro por su casa. Con la firma de la derogación de Pies secos, pies mojados, los cubanos que pensaban llegar a lo que ellos llamaban «el sueño americano», se han tenido que conformar con una pesadilla centroamericana. Es por esas tierras que centenares de cubanos se han quedado varados, sin saber qué hacer, sin saber a dónde ir y sin saber qué les depara el destino. 

Desde que en diciembre de 2014 los presidentes de Cuba y de los Estados Unidos declararan que empezaría una nueva etapa en las relaciones de ambos países en la que se buscaría una normalización paulatina, los cubanos en la isla empezaron a sospechar que la Ley de Ajuste Cubano y el decreto de Pies secos, pies mojados tenían los días contados.  No se equivocaban nuestro compatriotas. Era lógico pensar que, si lo que se buscaba era una normalización, lo primero que había que hacer era eliminar todo lo que fuera anormal, y ambos, la Ley y el decreto, siempre han estado del lado de la anormalidad.  El darle preferencia inmigratoria a los cubanos no era ningún gesto humanitario sino un acto político.

La Ley de Ajuste Cubano fue creada en 1966 para darle a los cubanos que habíamos salido de Cuba sin una residencia permanente el derecho a buscar ésta sin tener que salir del país. Era un premio que nos daba el gobierno americano a los que habíamos abandonado la isla y vivíamos aquí como refugiados políticos. El abandonar Cuba era una forma de protestar contra el gobierno revolucionario, es decir, un acto político y eso había que compensarlo con otro acto político. La Ley fue aprobada por el Congreso de Washington y esa es la razón por la cual Obama no pudo derogarla ya que son los congresistas los únicos que pueden eliminarla, cambiarla o reformarla. Pies secos, pies mojados fue un decreto de un presidente y por lo tanto, otro presidente pudo eliminarlo.

Cuando se firmaron los acuerdos migratorios entre Cuba y los Estados Unidos, a mediado de la década de los noventa, Cuba por primera vez aceptó que los cubanos que fueran capturados en alta mar por el gobierno de los Estados Unidos fueran repatriados a la isla, pero entonces, al gobernante norteamericano de turno se le ocurrió la idea de permitir que los cubanos que tocaran tierra se pudieran quedar a vivir bajo palabra en esta nación y que por lo tanto, podían ajustar su estatus migratorio y conseguir una residencia permanente al año y un día. No solamente le daban ese privilegio, sino que le daban ayuda monetaria y humanitaria por más de 8 meses. Vaya, que los cubanos que llegaran a los Estados Unidos por cualquier vía, ya sea por la frontera caminando, por el mar nadando o por el aeropuerto volando, se sacaban una lotería. A muchos de los que llegaban se les había negado la visa en la embajada norteamericana en La Habana, sin embargo, se les recibía con los brazos abiertos en cualquier lugar de los Estados Unidos que llegaran.

Desde que el Presidente Clinton firmó el decreto de Pies secos, pies mojados, el gobierno de Cuba lo denunció como una violación de los tratados migratorios, por ser una acto puramente político, que alentaba a la migración ilegal y los gobiernos de México y Centro América lo denunciaron por ser un privilegio que no le daban a sus nacionales.

Lo cierto es que el decreto era una vergüenza para las autoridades de inmigración de este país al permitir que, sin ningún tipo de orden, llegaran a sus costas los nacionales cubanos, además, una afrenta a millones de retirados estadounidenses que veían cómo unos inmigrantes ilegales, que sin haber aportado ni un céntimo al Seguro Social, recibían más ayuda económica que ellos que sí habían, durante años, aportado su dinero para el día del retiro.

En definitiva, aunque la Ley de Ajuste Cubano, por ahora, siga vigente, de ahora en adelante van a ser pocos los cubanos que puedan beneficiarse de ella. Con la eliminación de Pies secos, pies mojados Cuba y los Estados Unidos dan un paso más para normalizar sus relaciones, solo hay que esperar que la nueva administración norteamericana no empiece a desandar el camino. Esperemos que, por el bien de ambas naciones, esto no suceda, aunque con el personaje que llegó a la Casa Blanca, nadie sabe lo que pueda suceder en el futuro.

*Lázaro Fariñas periodista cubano residente en los EE.UU.


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