Purificacion Gónzalez de la Blanca •  Opinión •  06/02/2017

Autoatentados, guerras… y más cadenas

Sí, he escrito “autoatentados”,  porque insultan nuestra inteligencia.  Hace poco más de un año publiqué un artículo titulado “Obama busca una gran guerra”.  Escribía entonces, tras los segundos atentados de París, que  “una vez que el ejército ruso comenzó a operar en Siria, a petición (d)el gobierno legítimo de ese país, quedó al descubierto que la coalición liderada por Estados Unidos, que supuestamente llevaba año y medio combatiendo al Estado Islámico, ISIS o Daesh,  en realidad lo estaba alimentando. Y era cierto que bombardeaban, pero a las infraestructuras sirias (mercados, mezquitas, panaderías, oleoductos, refinerías, lugares históricos, puentes, hospitales…). Y asesinaban sirios.  Sorprendidos in fraganti quedaron sin escapatoria argumental ni política posible. Rusia se les había colado de rondón.  Era más que previsible un autoatentado. Si los autoatentados del 11-S sirvieron de cobertura para atacar a Afganistán, Iraq, y otros cinco países más, los del 13-N en París no eran más que un pretexto para atacar a Siria, detrás de cuyo horizonte divisaban –y siguen divisando-  nítidamente a Rusia”. 

     “Quieren una gran guerra, el dólar, convertido en papel mojado,  necesita(n) una guerra. Y Rusia es el enemigo, aunque la guerra pase por Siria”, escribía. Pero desde entonces acá han sucedido muchas cosas, y con la firmeza de Siria y el apoyo de Rusia, Irán y Hezbollá, los planes de EE.UU. y la OTAN se han venido abajo, aunque sigan insistiendo con ese arma de destrucción masiva que son los medios de propaganda. Extinguido el  periodismo, solo queda la propaganda para tratar de legitimar guerras e injerencias.

      De este modo “el gobierno de Estados Unidos ha aprobado una nueva ley, aportando para ello la nada despreciable cifra de 160 millones de dólares, con el fin de poner trabas u ocultar la información que no se ajuste a sus narrativas de propaganda” (Vázquez Doménech, http://www.ojosparalapaz.com/la-union-europea-rusia/). Y la Unión Europea, títere del imperio ya caído,  ha declarado la guerra a los medios de información rusos,  que ofrecen una alternativa  al pensamiento único, a los que sitúa a la altura de los terroristas del Daesh.   

     Hollande manifestó, a las pocas horas de producirse los atentados de noviembre,  que Francia iba a entrar en guerra porque  había que atacar a Siria, sin que existiera otro vínculo con ese país que un pasaporte que resultó ser falso (creo que estaría bien poner aquí un  enlace al respecto). Y en dos días envió para  allá al portaviones Charles de Gaulle.  

      Aunque  es difícil que Francia  “entre en guerra”, cuando ese es un lugar de donde nunca salió: Indochina, Angola, Argelia, Afganistán, Libia, Mali, Camerún, Chad, República Centroafricana, Burkina Faso, Gabón, Ruanda, Senegal, Djbouti, Costa de Marfil, Níger…Francia siempre está en guerra. Y sigue soñando con su imperio, que comprende Siria.  Y arrastra una historia de monstruosos crímenes: Ben Barka, Thomas Sankara, Gaddafi (de cuyo asesinato fue coautor)…Y las masacres de Ruanda sobre las que es incontestable el artículo de Paul Labarique, publicado en 2005 en Red Voltaire: “Patrick de Saint-Exupéry, periodista del diario francés Le Figaro, fue testigo ocular de aquella locura sangrienta. Vio las fosas comunes, habló con tutsis que huían y con hutus que los perseguían. Estuvo también con los soldados franceses cuando François Mitterrand finalmente decidió desplegarlos con «fines humanitarios». Regresó a Francia obsesionado por lo que había visto pero decidido a comprender por qué Francia apoyó hasta el final al régimen genocida. Publicó el resultado de sus reflexiones en un libro sorprendente: L’Inavouable. La France au Ruanda [Lo inconfesable. El rol de Francia en Ruanda].(http://www.voltairenet.org/article126127.html). Qué decir del Presidente socialista François Mitterrand: bombas en el Rainbow Warrior, de Green Peace, con la muerte  de un fotógrafo; terrible asesinato del líder de Burkina Fasso, Thomás Sankara;   genocidio de Ruanda…Este personaje que ha pasado por la historia limpio de polvo y paja, merecería un capítulo aparte.

     Planteaba también entonces, sobre esos ataques de París, que estaban llenos de interrogantes “¿Cómo fue posible que después de haber padecido los “atentados” de Charlie Hebdo unos individuos se pasearan por la capital francesa matando a diestro y siniestro sin que nadie los detuviera? ¿No estaban desde entonces en alerta los servicios de seguridad? ¿Cómo es que también aquí un terrorista va a cometer el crimen con el pasaporte encima, y además se le olvida? (no entiendo, si va a cometer el crimen con el pasaporte encima, cómo es que se le olvida? No lo lleva encima o que? Pasaporte sirio, cómo no… pero falso (aquí también pondría un enlace que lo corrobore). (A los planificadores les va faltando imaginación) Tampoco queda nadie vivo para poder interrogarle. Sucedió con el argelino Mohamed Merah, con los hermanos Kuachi, con los Coulibaly,   y ha vuelto a suceder de nuevo en los atentados de noviembre de 2016.”

    Ninguno de los miembros de las células que sembraron el terror en París nació en Siria, ni era  refugiado.  Todos tenían nacionalidad europea y solo uno de los ocho nació fuera del Viejo Continente: Mohamed Amri, belga, pero que vino al mundo en Marruecos. Además parece ser que todos trabajaron para los servicios secretos franceses. Esto ya nos va  despejando dudas.

     Y hay otras circunstancias, cuando menos, al menos sorprendentes. El Ministro de Asuntos Exteriores, Laurent Fabius, venía hablando elogiosamente del Frente Al-Nusra/Al-Qaeda (esos que devoraron ante las cámaras el corazón de un soldado sirio). (yo eliminaría estas expresiones que llaman también excesivamente a la emoción para apelar así la atención del lector) Parece que hubiera terroristas buenos y terroristas malos. El Primer Ministro entonces,  Manuel Valls,  recibió el respaldo del Congreso Judío Mundial, entre cuyos miembros se encontraba el siniestro Bernard-Henri Lèvy, soporte intelectual de las guerras de Libia, Siria, Ucrania… El Ministro del Interior, Bernard Cazeneuve, estaba siendo investigado por el comisario de policía Helric Fredou  por su trayectoria y presunta relación con los atentados de Charlie Hebdo. Ese comisario fue encontrado muerto con un tiro en la cabeza. La versión oficial fue la del suicidio. … “La noticia sacudió a la Policía de Limoges, en el suroeste de Francia, que hace poco más de un año, en noviembre del 2013, perdió al oficial en el mismo cargo, quien se suicidó también en extrañas circunstancias” (https://actualidad.rt.com/actualidad/162726-francia-suicidio-policia-charlie-hebdo) Y detrás de todo ello el Presidente Hollande.

     Con fecha 3 de febrero de 2017, tenemos noticias de un nuevo “atentado” en Francia.  Y hemos  vuelto a ver en las cadenas de televisión a Bernard Cazeneuve, primer Ministro de Francia, y hasta hace poco Ministro de Interior, reputado sionista, hablar de un nuevo “ataque de carácter terrorista’. De Cazeneuve  podemos esperar cualquier cosa antes de dejar su puesto con motivo de las Elecciones Presidenciales francesas del próximo mes de abril. Al igual que el Obama ya saliente nos dejara gloriosas perlas (más armas para el Estado Islámico; persecución implacable, incluso con la CIA de por medio, a los medios de información que no siguen sus directrices…) Parece increíble  la campaña orquestada contra Trump, con un Obama que ha esparcido sangre por medio mundo, con sus terroristas, sus guerras y desestabilizaciones. Y que ha asesinado con drones a personas de  135 países. (me cuesta creer que Obama, ni nadie, haya matado ni con drones ni con nada a personas de 135 países. Si tienes esa información, ponla, porque me parece un poco excesivo)

     Volviendo a París, ¿alguien en su sano juicio puede suponer que un terrorista se va a enfrentar con un machete a un grupo de soldados, armados con ametralladoras,  que vigilaban nada más y nada menos que la entrada del museo de El Louvre,  en un lugar rodeado de cientos de cámaras y gritando «Alá es grande». Pero qué burdos son. Hasta qué punto nos toman el pelo (si consideras que hay gente que es capaz de sucidarse mientras hace un atentado, no es de extrañar que esa circunstancia pueda darse. ¿Crees que no hay gente que se suicida? No quiero decir que sea el caso, solo quiero decir que la justificación de tu reflexión puede no ser la más adecuada).

     El miedo, y más aún el terror/terrorismo, siempre fueron instrumentos del  poder.  Los autoatentados y los medios de propaganda han sido el medio hasta ahora utilizado para obtener los avales necesarios para invadir países.  Podríamos remontarnos a 1898, año en que se produce la voladura del buque acorazado de la armada  de los Estados Unidos, Maine,  y la muerte de 256 militares, en lo que fue el pretexto para declarar la guerra a España.  Guerra cuyos pasos previos fueron alimentados por los medios de comunicación norteamericanos, propiedad de  William Randolf Hearst, muy  bien situado en el círculo del poder.  Autoatentado y utilización de los medios de comunicación como un poderoso aparato de propaganda. Desde que en esas fechas ya quedara comprobada la eficacia de la suma de ambos factores, continúan siendo instrumentados como una poderosa arma de destrucción masiva.

    Autoatentados para justificar las guerras del imperio, medios “de información” teledirigidos, que actúan como caja de resonancia para lavarnos el cerebro con sus mentiras…, y recorte de libertades a unos pueblos sumisos que, asustados,  piden más cadenas.

    Como escribiera Benedetti, “tenemos una paciencia verde y sólida como un caimán, una paciencia a prueba de balas y promesas.”
(*) Purificación González de la Blanca es abogada, diplomada en derecho comunitario, y escritora. Es cofundadora de distintas asociaciones ecologistas y del colectivo internacional Ojos para la Paz.

Febrero 2017.

Fuente: http://canarias-semanal.org/not/19787/autoatentados-guerras-hellip-y-mas-cadenas/


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