David Brooks •  Opinión •  14/02/2017

Alianzas nunca vistas alimentan la resistencia a Trunp en EE.UU.

Las olas de resistencia sin precedente a la presidencia de Donald Trump crecen por todo el país en múltiples sectores y frentes, con nuevas expresiones de solidaridad con alianzas sorprendentes entre musulmanes y latinoamericanos, artistas, chefs, científicos, doctores, ejecutivos empresariales, defensores de derechos y libertades civiles, la comunidad gay, organizaciones de mujeres, ambientalistas, indígenas, atletas profesionales y más, que se expresan cotidianamente en las calles, los tribunales y hasta en comerciales del Supertazón. En las marchas y concentraciones ondean banderas mexicanas junto a pancartas en árabe, o en las constantes reuniones de organización de actos de resistencia se encuentran maestros con ambientalistas, organizadores sindicales con activistas de Black Lives Matter, anarquistas con veteranos de luchas de los años 60, y otras combinaciones que muy rara vez se han entremezclado en esta sociedad tan fragmentada, aun entre fuerzas progresistas.

Se repiten escenas donde comerciantes musulmanes yemeníes reciben la solidaridad de judíos hasídicos, mientras algunas de las principales organizaciones nacionales musulmanas y judías cimentan alianzas formales en contra de las medidas del gobierno. Esta semana 20 rabinos fueron arrestados frente a uno de los hoteles Trump en Nueva York por un acto de desobediencia civil en repudio a la orden ejecutiva antimusulmana. Stonewall Inn, la famosa cantina en Nueva York que es el monumento nacional oficial del movimiento de los derechos gays, fue sitio de una manifestación de miles el sábado pasado en lo que se definió como un mitin de solidaridad entre esta comunidad y los inmigrantes y refugiados. Uno de los líderes e integrante del cabildo de la ciudad, Corey Johnson, declaró que no sólo resistirán la ofensiva antigay de este gobierno, sino que «trataremos las injusticias contra nuestros vecinos como si fueran contra nosotros», al referirse a las medidas antimigrantes y antimusulmanas.

Mientras continúan las acciones locales por todo el país, se organizan más actos coordinados a nivel nacional.Más de mil empleados técnicos de Facebook, Apple y Google, entre otras empresas de alta tecnología, están organizando un paro y concentración el 14 de marzo (el día de pi) en el área de la bahía de San Francisco, Los Ángeles y Austin en protesta por las políticas de Trump y para llamar a mayor solidaridad entre los técnicos y los usuarios de estos servicios. La semana pasada, más de 2 mil trabajadores de Google realizaron un paro (con la anuencia de sus jefes ejecutivos), igual que trabajadores de la empresa de telecomunicaciones Comcast, en Filadelfia, en lo que algunos llaman una «nueva conciencia social» entre los técnicos. Científicos están convocando a una marcha nacional –la primera en la memoria– para el 22 de abril, día en que «saldremos de los laboratorios a tomar las calles» en defensa de la ciencia, la diversidad y el compromiso social de los científicos, pero motivados por su alarma ante las posiciones anticientíficas de este gobierno.

El 20 de abril se ha convocado a la Marcha del pueblo por el clima, y una Marcha de los inmigrantes está citada para el 6 de mayo.Cientos de iglesias y universidades se han declarado santuarios para inmigrantes indocumentados o perseguidos. El Nuevo Movimiento Santuario está organizando talleres y reuniones constantes con religiosos, estudiantes, profesores y más para coordinar los esfuerzos de resistencia. «De repente hay personas mayores que nunca han participado en algo político que se presentan para emprender alguna acción, y un sinnúmero de abogados jubilados están ofreciendo sus servicios gratis; a veces nos supera la cantidad de gente que quiere sumarse a este esfuerzo», comentó a La Jornada Juan Carlos Ruiz, uno de los dirigentes del movimiento. Chefs y dueños de restaurantes (muchos de ellos inmigrantes) también están en esta lucha contra las medidas antimigrantes de Trump. Hay reuniones en las cocinas para, primero, anunciar que todos los que trabajan ahí se mantendrán unidos ante las amenazas, pero también usarán los restaurantes para educar y resistir medidas antimigrantes. La red de «restaurantes santuarios» afirma que «hay un lugar en la mesa para todos» y ofrecen apoyo tanto a sus trabajadores como a sus clientes contra «sexismo, racismo y xenofobia». En los recibos del restaurante neozelandés Kiwiana, en Brooklyn, los dueños ahora imprimen abajo de la cuenta: «los inmigrantes hacen grande a Estados Unidos (también cocinaron tu comida y te la sirvieron»).

Igualmente hay boicots y presiones de consumidores contra productos y servicios con el apellido Trump. La cadena de tiendas departamentales Nordstrom acaba de anunciar que dejará de vender la marca de Ivanka Trump en sus tiendas (la razón oficial fue por una caída en ventas). Neiman Marcus sacó de su sitio toda la línea de joyería de la hija del presidente. Ahora Macy’s está bajo presión de clientes (y sus empleados) para hacer lo mismo, reportó Business Insider. Iniciativas de organizaciones latinas se multiplican, como la campaña Manos de EU fuera de México, lanzada por el Instituto William C. Velázquez para impulsar una campaña de defensa de México, contra el muro, y de educación y movilización de latinos e inmigrantes contra las amenazas de Trump contra esta comunidad. Los mensajes contra las medidas antimigrantes provienen de lados inesperados, desde un par de comerciales transmitidos durante el Supertazón, entre ellos uno de una empresa de madera, parcialmente censurado por la cadena Fox, cuya versión completa se volvió viral, hasta expresiones de jugadores estrellas del equipo campeón de los Patriotas, como Martellus Bennett, quien en entrevista al final con Fox Sports, al responder qué pensaba de su próxima visita a México, dijo: «¡derriben el muro, derriben el muro!» Bennett ya había declarado antes que no asistiría a la visita tradicional de los campeones a la Casa Blanca «porque no apoyo a la persona que está ahí».

Los comediantes con programas de comentarios y charla, como Samantha Bee y Stephen Colbert, entre otros, transmiten sus burlas de manera cada vez más feroz contra Trump ante audiencias masivas. Saturday Night Live, el añejo programa de sketchs de NBC, que hace mucho había perdido su prominencia como punto de referencia cultural ha sido resucitado por Trump, en gran parte porque él no se aguanta de expresar su disgusto por las burlas en su contra y de su gobierno en ese y tantos otros programas. La actriz cómica Melissa McCarthy destruyó para siempre la imagen del vocero de Trump, Sean Spicer, en el programa más reciente, algo que se volvió viral y hasta noticia. El presidente y sus aliados acusan que las protestas son acciones patrocinadas y pagadas por sus enemigos. El vocero de la Casa Blanca dijo el lunes que a la gente le están pagando para protestar, ya que «las protestas ahora se han vuelto una profesión… no son estos levantamientos orgánicos que hemos visto a través de las últimas décadas», afirmó. Nadie recuerda una bienvenida tan furiosa y extendida a un nuevo gobierno.

Fuente: La Jornada


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