Francisco González Tejera •  Opinión •  16/02/2017

De acuarios, fosas comunes y violencia política

Ya el PP en la anterior corporación municipal del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria mostró su siniestro rostro franquista, Cardona, el alcalde amigo de constructores y feriantes de animales salvajes dejó bien claro cuales eran sus “sensibilidades”, si es que en una mente ultra conservadora puede existir esa bonita palabra.
 
El alcalde del partido de la Gürtel cerró las puertas con todo tipo de excusas ridículas y dilaciones a la exhumación de la fosa común del cementerio de Las Palmas, cuestión que entendimos porque el franquismo sigue vivo en ese partido, lo dirigen los herederos directos de la dictadura.
 
En su vergonzosa gestión nada más tomar posesión pisó la cabeza de las miles de trabajadoras y trabajadores de esta institución municipal, con todo tipo de de acciones de sus particulares perros de presa, con amenazas, recortes, reformas y otras mierdas, más tarde en su vergonzante empeñó se sacó de la manga un acuario-cárcel de animales marinos para sus colegas del zoológico tinerfeño Loro Parque, denunciado por distintas organizaciones internacionales de conservación y protección de la fauna por maltrato animal.
 
 
El relevo de la ignominia en acuarios y fosas comunes lo ha recogido el nuevo gobierno PSOE-Podemos-Nueva Canarias, “Ayuntamiento del cambio”, se definen con pomposa falta de respeto.
 
¿De qué cambio hablan?
 
¿El de seguir avergonzando a las personas de bien que en todo el estado español exigen la dignificación y recuperación de los restos de quienes fueron asesinados por defender la democracia y la libertad?
 
¿El de encerrar para siempre en piscinas y peceras cloradas a miles de animales marinos?
 
Ambos, el anterior gobierno municipal de la derecha neoliberal y el actual de la supuesta “izquierda” edulcorada, rendida, arrodillada ante un sistema criminal, ejercen la misma violencia política, la de negar a las familias la posibilidad de recuperar los restos de sus muertos, de sus seres queridos, para enterrarlos dignamente, la de encarcelar seres mágicos para enriquecimiento de mercaderes de la explotación animal.
 
Los dos, unos y otros, socialdemocracia palanganera y derecha cavernaria, “unidos” en la miseria humana, joden vidas, dilatan en el tiempo la apertura de un enterramiento del horror fascista, para que los viejos y viejas se mueran sin hacer realidad el sueño de acariciar esos cientos de huesos amados, entregan a especuladores suelo público a coste cero para montar su gigantesca pecera de la vergüenza, se ríen de las víctimas del franquismo, benefician a quienes no tienen escrúpulos para llenar sus cuentas corrientes con dinero manchado de sufrimiento y codicia.
 
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