Paco Campos •  Opinión •  19/02/2017

¿Hay algo que no dependa de nuestras prácticas sociales?

Hay un apunte de Dewey que afirma que no hay una razón por la que el lenguaje dejara de ser solamente una práctica social para también tener el cometido de representar la realidad. O de otra manera: no hay nada que pueda justificar la afirmación de que el lenguaje tiene más de una función, máxime si hay una función que ya no depende de todos nosotros, los humanos, sino que se le atribuyen funciones que escapan al propio sentido común; como el de ser un instrumento ajeno a las relaciones humanas y, por tanto, no tener que ver con las reacciones a la conducta de los demás, dice Rorty.

Pues bien, de la misma manera piensan muchos sobre la moral, de la que creen que es la base de la autoridad, esto es, que la moral no es una costumbre sino una serie de principios por los cuales nos guiamos los humanos, y ella no se desprende de nuestras prácticas sociales. Los que así piensan ni se les pasa por la cabeza que nos comportamos moralmente cuando hacemos uso de la prudencia, y afirman por activa y por pasiva que nos debemos a obligaciones y a una serie de obediencias, todas ellas por encima, muchas veces, de nuestra propia utilidad. Vemos por ahí casos de obediencia ciega, oímos que tal y tal está por encima de nuestros propios gustos y decisiones -> la familia, las ideas, la patria, Dios y el sursuncorda.

Siguiendo las huellas de Rorty, observamos hoy día ciertos comportamientos que igualan aquélla obligación moral incondicional de los deberes con planteamientos tales como los de los derechos humanos incondicionales, simplemente porque partimos del supuesto de tener los seres humanos esos derechos realmente, y nada podemos hacer para cuestionarlos porque nos son inherentes o metafísicamente inherentes –digo yo. Así las cosas, tanto Dios como los Derechos Humanos funcionan, queramos o no, como algo que no depende de nuestras prácticas sociales. Por eso pienso a veces que Rajoy debe tener esas fiebres metafísicas cada vez que dice que no habrá referéndum para Cataluña (por el deber debido), por ejemplo.


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