Carlos de Urabá •  Opinión •  20/04/2017

La cabra de la Legión llora la muerte de Carmen Chacón

La cabra de la Legión llora la muerte de Carmen Chacón
El desfile de la victoria que los españolistas celebraron el día 12 de octubre del 2009 en el paseo de la Castellana de Madrid estuvo presidido por su majestad el rey don Juan Carlos I, y la familia real al completo (el príncipe Felipe, doña Letizia Ortiz Rocasolano, duques de Palma y la Infanta Elena) el presidente de Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero, la Vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega  y como no la Ministra de Defensa (Guerra) la finada Carmen Chacón.
 
El reino de España celebraba como todos los años por esas fechas la fiesta nacional, o sea, el descubrimiento de América, la epopeya imperial por excelencia. En la tribuna de honor engalanada con banderas españolas se apostaba igualmente la plana mayor de las Fuerzas Armadas, la Guardia Civil, la Policía Nacional, ministros, presidentes autonómicos, jefe de la oposición y el cuerpo diplomático en pleno. No faltaban tampoco los representantes de los poderes fácticos: empresarios, el clero, los banqueros, los oligarcas y aristócratas. La exhibición de poderío bélico convocaba a todas las fuerzas vivas del reino.
 
La ministra de Defensa (Guerra) Carmen Chacón -la primera mujer en la historia de España que ocupaba tan importante cargo-  lucía un modelito Christian Dior de discreto tono gris y un peinado a lo Jennifer Aniston. En este magnánimo desfile participaron 4.200 militares de los tres ejércitos y la Guardia Civil. Es decir, los directos herederos del franquismo más retrogrado y reaccionario. La Ministra de la Guerra se mantenía firme e impertérrita en una clara  demostración de que la mujer tiene igual cabida que el hombre en cualquier campo de la sociedad. Mejor dicho, que la mujer aunque apriete el gatillo de una forma digamos más sensible y maternal cuando dispara también mata con furia y ferocidad. Carmen Chacón con valentía y arrojo supo sobreponerse a los prejuicios atávicos y embarazada pasó en su día revista a las tropas gritando alto y fuerte ¡Capitán, mande firmes!  Y ahora digan conmigo (reclutas) ¡Viva España! ¡Viva el rey!
 
El paseo de la Castellana atiborrado de público más radical y ultraderechista no se cansaba de aplaudir al glorioso ejército español. La patrulla Águila del ejército del Aire con humo amarillo y rojo dibujaba en el cielo de Madrid los colores de la bandera de España mientras un paracaidista lanzado desde un helicóptero desplegaba la bandera rojigualda a los pies su majestad el rey. Magnífico e inolvidable acto que quedará eternamente grabado en letras de oro en los anales de la historia  Esta parada militar rendía un especial homenaje al ejército español y su participación en  las “misiones de paz” (ONU, UE, OTAN) en el mundo entero.
 
Desfilaron con ardor guerrero las tropas de la paz, de la hermandad y la solidaridad:  los regulares, los paracaidistas, la infantería de marina, la Guardia Real, la agrupación acorazada Guadarrama XII, la brigada de caballería Castillejos II, el tercio de la armada, la artillería autopropulsada, zapadores y la  agrupación de trasporte número 1. Un gran total de 209 vehículos y 58 aeronaves. Aunque lo cierto es que las unidades que despertaron mayor simpatía entre el populacho fueron como siempre la Guardia Civil y  la Legión. Los “novios de la muerte” desfilaban acompasados con actitud altiva y desafiante marcando el paso (160 pasos por minuto)  al toque de corneta y tambor entonando el famoso “novio de la muerte”. Al cruzar frente a la tribuna de autoridades saludaron con el clásico ¡viva España! acompañados por la célebre cabra de nombre “Golfa” ataviada para la ocasión con un gorro chapiri, collar de plata, polainas y un traje de seda amarillo hecho expresamente a medida en el que estaba bordado el escudo de la Legión con una calavera enmarcada en la cruz de San Andrés.  En el palco Carmen Chacón, la ministra de la Guerra, con su modelito Christian Dior de discretos tonos grises en draconiana posición levantando la cabeza al cielo como toda una generala o quizás la monja alférez mantenía su gesto pétreo. Con su corazón latiéndole a 33 revoluciones por minuto apenas reflejaba sentimiento o emoción alguna. Una imagen de heroína o de virgen dolorosa que le acompañó hasta el fin de sus días.
 
La ex ministra Carmen Chacón es el ejemplo más claro de la igualdad de género. Ella ha demostrado que la mujer también puede ocupar el mando supremo de las fuerzas armadas; ella ha demostrado que la mujer puede dar órdenes y enviar a sus subalternos a morir en primera línea de fuego. El nacional-socialismo español ha llegado a su punto culminante, a la más alta cumbre de su historia.
 
Ahora resulta que el ejército español  sanguinario y  genocida se ha transformado en una ONG comprometida con las misiones de paz en el mundo entero. Los soldados se han vuelto activistas humanitarios dedicados a tiempo completo a socorrer a las víctimas de los conflictos bélicos; a curar a los heridos con esparadrapo, gasa o mertiolate, a distribuir alimentos y reconstruir los pueblos y las ciudades arrasadas por las bombas y misiles (muchas de éstas made in Spain)  
 
Durante el tiempo que ejerció Carmen Chacón su Ministerio de la Guerra crecieron las exportaciones de la industria armamentística española -especialmente hacia los países más dictatoriales y autoritarios- Ella asumió por su cuenta y riesgo la más compleja, la más dura y más arriesgada “intervención” (invasión) en Afganistán junto a los aliados de la OTAN.  España quería llevar la democracia a Afganistán, educar a los nativos para que  sepan administrarse, entrenar al ejército y a la policía, enseñarles a reprimir, a torturar y a matar con limpieza y pulcritud. Principios fundamentales que aplicaron en la intervención de la OTAN en Libia (Unified Protector) definida por la ex ministra como “legal, legítima y solidaria” Y es que el ejército español es un ejemplo de entrega sin límites: 130.000 militares que velan por la seguridad de España y la seguridad del mundo. Como la ministra inteligentemente lo definía: misericordia, austeridad, abnegación, altruismo y unidad (de España).
 
Cuando la cabra de la Legión pasó frente a la tribuna de autoridades Carmen Chacón quedó fascinada por su presencia. Golfa desfilaba haciendo gala de un porte y un clase sinigual. Desde luego que las dos tenían algo en común: ambas eran mujeres rodeadas de machos cabríos, de momios, gorilas, generalotes, reyes y príncipes, obispos y cardenales. Y  ellas dos allí tan solitas; una marcando el paso junto al tercio de la legión  y la otra tan feminista, tan progresista, tan pacifista balbuceando las estrofas del “novio de la muerte”. La cabrita Golfa encabezando la formación de diabólicos legionarios se robaba los aplausos de los espectadores. ¡Arriba España! Sin lugar a dudas que ese patrimonio cultural hay que preservarlo para las futuras generaciones cueste lo que cueste.  Carmen Chacón miró fijamente a Golfa y Golfa miró fijamente a Carmen Chacón, al instante se reconocieron y cómplices supieron aceptar su destino: mascotas del circo misógino patriarcal.  Todo sea por la igualdad de género, con generosidad y sacrificio, con amor de madre por la paz del mundo y la gloria de España.
 
 

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