Arthur González •  Opinión •  26/05/2017

Donald Trump y el fantasma de sus errores

Por Arthur González*/MartianosHermesCubainformación .- El actual presidente de los Estados Unidos, Donald Trump es perseguido por el fantasma de sus errores, tanto en su política doméstica como en la internacional.

Desde que tomó posición de la Sala Oval en la Casa Blanca, ha sufrido múltiples críticas por los tropiezos en su desarrollo como Presidente, que van desde una actitud descortés y poco amorosa con su esposa, hasta en la forma de expresarse hacia la prensa.

No existen antecedentes de una conducta similar en los Presidentes de Estados Unidos, por lo que sus desmanes tienen preocupados al Congreso y a gran parte del pueblo que no votó en las urnas por él, al considerarlo errático, torpe y con falta de pericia para conducir el país.

Ejemplos son muchos, pero uno evidente y súper complejo es la polémica con el ex director de FBI James Comey, y la manera inusual de despedirlo, enterándose el afectado por la prensa.

Evidentemente el traje de Presidente le queda grande a quien maneja hábilmente sus negocios, pero un país no se dirige como una empresa y menos ante las complejidades que vive hoy el mundo, en gran parte por las políticas erróneas de sus antecesores, debido a las guerras injustificadas en el Medio Oriente, las que cambiaron el panorama mundial y la estabilidad política y económica que tenía esa zona antes de las guerras en Afganistán, Irak, Libia y Siria.

A tal punto llegan sus tropezones que, hoy Trump es el Presidente con menos imagen positiva en los primeros meses de su mandato, con solo el 40% de apoyo. En el Congreso la tiene aún peor, y solo lo salva, por el momento, la catástrofe que significaría su destitución para el partido republicano.

La situación que creó el mismo Trump, con las presiones sobre el director del FBI para que no siguiera hurgando en las relaciones con Rusia, son una bomba de tiempo que los demócratas están dispuestos hacer estallar y, de llevarse a cabo, traería como resultado un juicio político, pues tal acción tipifica como obstrucción a la justicia, y por tanto al partido republicano se le haría sumamente difícil defenderlo.

El más reciente resbalón fue su comunicado hacia Cuba al conmemorarse la fecha del 20 de mayo, día que los cubanos recuerdan como nefasto para su independencia, pues en 1902 el ejército de Estados Unidos terminaba su primera intervención militar en la Isla, pero dejaba a los cubanos encadenados a la oprobiosa Enmienda Platt, apéndice que el Congreso norteamericano aprobó para limitar la libertad de Cuba, estableciendo el derecho a invadirla cada vez que lo entendieran, la instalación de la Base Naval en Guantánamo, más el control político y económico.

A tal punto llegó la citada Enmienda que la isla de Pinos, hoy de La Juventud, siguió en posesión yanqui hasta 30 años después, de ahí que los cubanos con vergüenza y dignidad no celebran ese día por considerarlo triste y negro en la historia de Cuba, después que tanta sangre se anegó en los campos luchando por obtener la independencia de España.

Trump intentó hacerle una señal a la mafia terrorista anticubana de Miami, esa que nunca lo apoyó en su campaña electoral pero que lo presiona para que rompa las relaciones diplomáticas y elimine algunas flexibilizaciones que instauró Barack Obama, no para beneficiar al pueblo cubano, sino para destruir a la Revolución socialista cambiando de métodos para lograrlo.

No se puede olvidar que, en una cena en la residencia de Jorge Mas Santo, al frente de la terrorista Fundación Nacional Cubano Americana, a finales del año 2013, Obama abrazó a dos de sus asalariados, Guillermo Fariñas y a Berta Soler, y declaró:

“…la libertad de Cuba llegará, gracias a sus extraordinarios activistas y el increíble valor personal de personas como ellos […] Estados Unidos puede ayudar, pero debemos ser creativos, y recalcó:

“Los objetivos seguirán siendo siempre los mismos”.

La carencia de asesores profesionales y conocedores de la historia, están minando el camino del actual mandatario estadounidense y respecto a Cuba, debieron haberle informado que precisamente José Martí, dedicó su vida a evitar la presencia de los Estados Unidos en la Isla, alertando del peligro que representaban para la verdadera independencia.

Para mencionar al Apóstol de la libertad de Cuba, Trump tiene que conocer lo expresado por Martí, solo horas antes de caer en combate contra las fuerzas coloniales españoles, cuando escribió:

[…] ya estoy todos los días en peligro de dar mi vida por mi país y por mi deber, puesto que lo entiendo y tengo ánimos con que realizarlo, de impedir a tiempo con la independencia de Cuba que se extiendan por las Antillas los Estados Unidos y caigan con esa fuerza más, sobre nuestras tierras de América […]

De igual forma, debe solicitarle al FBI información sobre las acciones terroristas ejecutadas por los mafiosos de origen cubano y el apoyo que dieron a sus participantes esos que hoy son congresistas, muchos de ellos testaferros e hijos de los que sirvieron al asesino Fulgencio Batista y en 1959 encontraron refugio en Miami.

Solo así conocerá la calaña de algunos de esos que “han hecho contribuciones sobresalientes en Estados Unidos… y se han sacrificado en defensa de nuestra libertad”.

Precisamente, ante el panorama político que vive hoy Estados Unidos, los cubanos hacen más firmes los criterios de José Martí, cuando dijo:

¡Los Arboles se han de poner en fila, para que no pase el gigante de las siete leguas!

Es la hora del recuento, y de la marcha unida, y hemos de andar en cuadro apretado, como la plata en las raíces de los Andes.

*Arthur González, cubano, especialista en relaciones Cuba-EE.UU., editor del Blog El Heraldo Cubano.


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