Francisco González Tejera •  Opinión •  22/06/2017

Piojos, liendres y pulgas en las políticas del PP

José Miguel Álamo, concejal del PP en el ayuntamiento de Las Palmas GC, ha denunciado que en el Centro Ganigo, donde dicha institución pública acoge a personas en exclusión social, hay piojos, pulgas y liendres, crítica la mala gestión del grupo de gobierno municipal (PSOE-Podemos-Nueva Canarias) y de su concejal de Servicios Sociales, Jacinto Ortega.
 
No habla el edil de la derecha cavernaria de las políticas austericidas de su partido en los últimos años, del aumento desmesurado del hambre infantil, de los miles de suicidios por razones económicas, de leyes fascistas como la de la “Mordaza”, de las cientos de miles de personas enfermas dependientes asesinadas por la retirada de las ayudas, del holocausto social de los recortes, de las cientos de tramas de corrupción de miembros destacados de su propia organización política, caracterizadas por un saqueo generalizado de miles de millones de euros de los presupuestos del estado.
 
Los piojos, las liendres y las pulgas para los privilegiados señoritos y señoritas del PP son inherentes a los pobres, a los nadies, a los que la diputada Andrea Fabra gritó su vomito de odio de clase con el famoso ¡Qué se jodan! celebrando otro nuevo atropello a sus derechos, a las millones de personas que han conducido a la pobreza extrema en el estado español con sus salvajes medidas neoliberales, con la vergonzosa aplicación de los criminales ajustes de entidades mafiosas como el Fondo Monetario Internacional (FMI) o la Troica.
 
Es muy triste que este concejal hable de “plagas”, casi bíblicas, en un centro de personas sin hogar, donde es normal que quienes ingresan o acuden a comer o asearse por vivir en la calle puedan tener cualquiera de esos insectos encima, pero omita mencionar a las cientos de miles de familias que en este municipio sufren la verdadera plaga de un gobierno español sin escrúpulos, que no respeta derechos ancestrales, conseguidos a sangre y fuego en luchas históricas y que en pocos años han reducido a cenizas, privatizaciones, tramas mafiosas y otras juergas con putas de lujo y rayas de coca servidas en paelleras, tal como estamos viendo estos días una vez más, y ya son miles de veces, en los medios de comunicación.
 
El señor Álamo, el señor Cardona, antiguo alcalde, que machacó los derechos de los trabajadores municipales con sus perros de presa en el Servicio de Recursos Humanos, perdiendo en los tribunales todas esas asquerosas medidas vulneradoras de derechos fundamentales, nos vienen ahora a hablar con su hipocresía desmedida de “piojos y liendres”, de mejorar unos servicios sociales que no dan abasto para soportar tantas víctimas del genocidio social generado por un régimen manejado por psicópatas, por malhechores de coche oficial, sinvergüenzas a los que no les tiembla el pulso para firmar nuevas medidas para seguir destruyendo los pocos derechos que nos quedan.
 
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