Arthur González •  Opinión •  30/06/2017

Donald Trump y su continuo apoyo al socialismo cubano

No es necesario ser un avezado especialista en temas políticos para darse cuenta de que cada medida que toma el actual presidente de Estados Unidos, fortalece el sistema socialista en Cuba, al dejarle al descubierto a un pueblo culto y con elevada preparación académica, los verdaderos sentimientos humanos del gobierno de su vecino del Norte, revuelto y brutal como lo denominó José Martí, apóstol de la independencia de Cuba.

Si Trump piensa que con cada nueva decisión contra la Revolución podrá reblandecer la ideología de su aguerrido pueblo, va por el camino equivocado pues, contrario a sus deseos, fortalecen la unidad de todos los cubanos para seguir resistiendo la criminal guerra económica impuesta por el presidente J.F. Kennedy en 1962, cuando aprobó el Programa Cuba, conocido por el nombre código de Plan Mangosta, donde se puede leer que el fin perseguido por dicha guerra, es “…evitar la satisfacción de las necesidades económicas del país, unido a una guerra psicológica que hará surgir el resentimiento contra el régimen…”

Con la desclasificación y publicación de decenas de planes tenebrosos contra Cuba, es imposible disfrazarse de oveja, las patas del lobo se ven fácilmente, brindándole al mundo la posibilidad de conocer hasta donde son capaces de llegar los yanquis para lograr sus propósitos, a pesar de auto declararse “paladines de los derechos humanos”.

Brindándole gratuitamente más y mejores argumentos a Cuba para seguir acusando a Estados Unidos por su criminal bloqueo económico, comercial y financiero, el Departamento del Tesoro acaba de imponerle otra multa a la subsidiaria en Canadá de la compañía de seguros American International Group, ascendente a 148 mil 698 dólares.

El supuesto y grave delito cometido por la susodicha empresa canadiense, fue proveer de cobertura de seguro a ciertas exportaciones e importaciones de mercancías hacia o desde Cuba. Esta situación recurrente en la persecución del comercio cubano, demuestra lo irracional que resulta la guerra económica, porque el libre comercio entre los países del mundo es lo que ellos mismos proclaman como derecho de los pueblos, demostrando como de forma consuetudinaria pisotean el derecho de los cubanos.

Quienes se hacen llamar “campeones” de los derechos humanos le han impuesto, durante el presente año 2017, cuatro multas de cientos de miles de dólares a compañías estadounidenses, sucursales de estas o de extranjeras, y de tales penalidades dos fueron en el propio mes de junio.

Esas medidas le regalan a Cuba más argumentos para su denuncia anual ante la Asamblea General de las Naciones Unidas, donde 191 países rechazan ese cruel Bloqueo, el cual está basado en las sugerencias realizadas el 06/04/1961 por el entonces Sub Secretario de Estado para el hemisferio occidental, Lester Mallory, en las que expresó:

“…el único medio previsible que tenemos hoy para enajenar el apoyo interno a la Revolución es a través del desencanto y el desaliento, basado en la insatisfacción y las dificultades económicas. Debe utilizarse prontamente cualquier medio concebible para debilitar la vida económica de Cuba. Negarle dinero y suministros para disminuir los salarios reales y monetarios, a fin de causar hambre, desesperación y el derrocamiento del gobierno”.

Medio siglo no ha sido suficiente para que 10 tercos y obstinados Presidentes de Estados Unidos, se percaten que esa política criminal no les permitió alcanzar sus objetivos de enajenar el apoyo del pueblo a su Revolución y, por el contrario, son cada día más cubanos los que nacen bajo la guerra económica yanqui, pero con un gen transmitido por sus ancestros, el que multiplica su rechazo y el repudio a ese imperialismo despiadado, porque como dijera José Martí:

“En los Estados Unidos, en vez de apretarse las causas de unión, se aflojan; en vez de resolverse los problemas de la humanidad, se reproducen; en vez de amalgamarse en la política nacional las localidades, la dividen y la enconan; en vez de robustecerse la democracia, y salvarse del odio y miseria de las monarquías, se corrompe y aminora la democracia, y renacen, amenazantes, el odio y la miseria”.

*Arthur González, cubano, especialista en relaciones Cuba-EE.UU., editor del Blog El Heraldo Cubano.

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