Libardo García Gallego •  Opinión •  20/07/2017

Temas para filosofar y maldecir

GOBERNANTES. Don Pepe Marín, propietario del periódico EJENOTICIAS, me sugiere escribir sobre asuntos de la región y el municipio, lo cual me coloca en apuros por cuanto yo veo este mundo totalmente interconectado, y en el Quindío vivimos la misma situación que en el resto del mundo dependiente. ¿Con qué objetivo cercenaron el Viejo Caldas? ¿No fue para que los prohombres del Quindío y Risaralda pudieran ampliar sus asientos en el Congreso? Los más añosos recordamos los gobernantes, algunos dueños de crecidos patrimonios, y otros servidores incondicionales tanto de las castas tradicionales como de los nuevos ricos, riquezas cuyo origen es sospechoso. Llegan a la memoria los cuestionados comportamientos administrativos de varios Gobernadores y Alcaldes del Quindío. Ignoro si alguna persona de origen humilde haya podido infiltrarse entre los poderosos y ganarse  su confianza para ocupar algún cargo de alta investidura.

Lo cierto es que siempre el Estado capitalista es gobernado por los dueños de las riquezas, quienes argumentan que los pobres son incapaces de prosperar y hacer prosperar una región puesto que ni ellos han logrado salir de la pobreza. Sin embargo, con frecuencia los amos encuentran entre los pobres profesionales capacitados a quienes logran convertir en sus aliados y cómplices: Economistas, Administradores, Ingenieros, Abogados, etc., en quienes depositan el manejo de la cosa pública.

El planeta tierra está en manos de siete familias poseedoras de una fortuna de más de 2500 billones de dólares, es decir 3 millones de dólares por cada ser humano viviente. Estos son sus apellidos: Rothschild, Rockefeller, Morgan, Warburg, Mosés, Kuhn Loeb y Lazard. Igual sucede en Colombia y el Quindío, guardadas las obvias proporciones.

CORRUPCIÓN. Hasta hace algún tiempo, cuando aún existían la honestidad, la dignidad, el profesionalismo ético, no se escuchaba la palabra corrupción, hoy ante la desaparición de los valores altruistas ésta ha invadido todos los estratos sociales: el Gobierno en todas sus instancias, el Legislativo en todos sus niveles, el Judicial, desde las Altas Cortes hasta el Juzgado más lontano, están untados de corrupción. También las Gerencias de muchas empresas estatales, como el hospital La María de Medellín y las Fuerzas Armadas y de Policía. ¿Y qué tal las Fiscalías, con personajillos como Gustavo Moreno o los Magistrados de Villavo, y las Procuradurías, con tipejos como Ordóñez y las Contralorías? ¿Y cómo les parece el mercado de medicamentos fabricados en cualquier cocina a base de cemento y harina y los demás adulterados? El sector financiero es corrupto cuando cobra intereses usureros y por anticipado; las empresas extractivas son corruptas cuando no sólo sustraen a precio de huevo los recursos del subsuelo sino que envenenan las aguas y destruyen los suelos, la flora y su fauna.

En el Quindío tenemos también representantes de la corrupción: los hemos padecido en Alcaldías, Asamblea, Concejos, poder Judicial, Procuraduría; en la contratación pública, en la compraventa de votos, en la alimentación escolar, etc. Por ello lo fundamental es investigar ¿Por qué se acabaron la responsabilidad social, la legalidad jurídica, las buenas maneras, la honestidad, las costumbres del buen ciudadano, y todo se infestó de corrupción? ¿Por qué se aceptan coimas, mermeladas, a cambio de obras mal construidas o de fallos amañados por fuera del derecho y la ley? ¿Por qué ciertos pillos concluyeron que los dineros del Estado como no son de nadie están expuestos al que primero se los pueda embolsillar? No sabemos si quedan impolutos, si podemos regresar al buen comportamiento o si tenemos que resignarnos a que “Todo es mierda en el mundo en que vivimos”, como lo escribió Chicho. (… mierda es el hombre en su carrera oscura, mierda el abogado, mierda el sacristán, mierda el cura, mierda y más mierda la mujer hermosa, …)

Lo peor es que muy pocos son los castigados, tampoco hay quién los penalice, pues se protegen unos a otros: la mayoría son exonerados de sus delitos, otros sometidos a penas reducidas y a los demás se les otorga su chalet por cárcel. Así ocurre en todo el país.

Será esto consecuencia de la globalización capitalista, ésta que actúa sin cortapisas, sin frenos legales, donde impera la ley del más astuto, a la cual llaman viveza, pragmatismo. Los bobos que se queden haciéndole genuflexiones a la tan añorada Ética.

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