Adriana Esthela Flores •  Opinión •  06/08/2017

Y la guerra no llegó (aunque los muertos ahí están)

Desde hace varias semanas busco tu cruz, Orlando. Sobre la avenida Primera Sur de Altamira, frente a la arepera Los Pilones, al pie de la enorme pared donde hay un graffiti que dice “dictadura”, he esperado las flores, un rosario o aunque sea tu nombre escrito sobre la acera frente al lugar donde un grupo de violentos contagiados de un odio fabricado te quemaron aquel sábado de mayo que no debió existir nunca. Que no debió existir nunca.

Y la guerra no llegó (aunque los muertos ahí están)

Como nunca tampoco debió existir el ataque contra Pernalete, ni contra Jairo, ni el de los guardias bolivarianos contra Tony Canelón ni la botella asesina que un opositor lanzó sobre la cabeza de Almelina Carrillo aquella infeliz tarde de abril que no debió existir nunca. Escribirse nunca. Esta mañana de viernes 4 de agosto volví a buscar tu cruz, Orlando. El sol cayó temprano sobre el Ávila y no había bloqueos ni en la avenida Francisco de Miranda ni en la calle donde te mataron.

Tal vez te habría gustado este viernes así, en paz, después de que la dirigencia de oposición cambió para hoy sus movilizaciones para coincidir con la instalación de la Asamblea Nacional Constituyente, que estaría acompañada por una marcha hacia el Palacio Federal Legislativo, en pleno centro, como siempre. De nueva cuenta, dos fuerzas contrarias (¿irreconciliables?) estarían en la calle marcando trincheras tanto en el terreno como en los símbolos: la oposición con sus camisetas blancas, sus gorros con la bandera de siete estrellas o al revés, sus rosarios en el pecho, ropa de marca y camisetas con la leyenda “Fuerza y Fe”, “El que se cansa pierde” o el apellido “Capriles”. Empezaron su marcha después de mediodía pero a esa hora, la plaza Bolívar ya estaba llena de chavistas haciéndose escuchar entre los sonidos del tambor y la salsa que salía de las bocinas instaladas junto al caballo del Libertador.

Hasta ahí llegó Yohimar Vega, su muñequito de CHàvez en mano. Se topó con las vallas alrededor de la Cancillería pero aprovechó, cuando llegó una camioneta de reciente modelo (de esas que traen los ministros y que resultan inalcanzables para muchos venezolanos, pues ni siquiera a crédito podrían pagarlas), para colarse y empujar la valla y dejar atrás, corriendo, a los guardias que impedían el paso al pueblo para la instalación de la Constituyente en el Palacio Federal Legislativo, en Capitolio ( afuera de la estación del Metro, en plena guerra económica, había bachaqueros vendiendo desodorantes y los vendedores que, sin disimulo, vociferaban su mercancía -no tan alto, pero sí audible -«Oro, oro, dólare, euro». Mercado negro en una zona blindada por guardias y policías nacionales. Mercado negro que llegó a un nivel escandaloso de 18 mil bolìvares por dólar).

Yohimar, 40 años, trabajador de PDVSA, llegó hasta el mero centro de la PLaza Bolìvar, junto a la tarima instalada frente a la estatua del Libertador Bolívar montado sobre su caballo. Y alzó su muñequito de Chávez:

-Esto es una historia, una de tantas historias que ha hecho el pueblo venezolano, aquí estamos, cuente nuestro presidente Maduro, con este pueblo…NO podrán con Venezuela, aquí nadie se entromete…Y que viva Chávez!

A su lado, Nelson Pérez.

-Es un dìa que nos mandó Dios a nosotros, es un día especial, aquí el que manda es el pueblo, nosotros mandamos, es el ejemplo que le estamos dando al mundo entero nosotros los venezolanos….Aquí mandamos somos nosotros

Una señora:

– Es día de paz y muchas bendiciones, no queremos maś guerra de la oligarquía ni guarimberos, queremos paz, eso es lo que vivimos en Venezuela.

Se asoma Nancy Fernández con un mensaje a los mexicanos (tan vilipendiados por el proyecto del muro que el mandatario estadunidense, DOnald Trump, quiere construir en la frontera sur con pesos mexicanos y que, encima, tiene de respaldo al canciller Luis Videgaray -el que llegó a la Secretaría de Relaciones Exteriores a aprender- y quien , en las horas previas a este viernes, llamó «cobarde» a Maduro acusándolo de actuar contra su pueblo. Qué diría Martí de este personaje, Martí el que escribió que Estados Unidos «A México no lo quiere bien. Se disimulan a sí propios su mala voluntad y quisieran convencerse de que no se la tienen, pero no lo quieren bien).

– Despierten, sigan el ejemplo que Caracas dio. Somos venezolanos, somos libres.

Por acá, Sergio Froinmante, preparado para lo que venga:

-Nuestro presidente Maduro se despojó de todo para darle poder al pueblo y ese poder no lo vamos a perder, el imperio yanqui que se olvide de Venezuela: vamos a defender la patria con nuestras propias vidas, no importa, caiga quien caiga. Aquí el imperialismo no nos va a penetrar….Y si intentan invadir el país los fusiles van a sonar….Aquí no huye nadie: aquí se muere combatiendo

Salsa, tambores, trimpetas. Negros, pobres, los olvidados sonriendo en la fiesta que se corona con los cuadros de Bolívar y Chávez entrando de nuevo a la Asamblea de la que nunca debieron haberlos quitado aquellos que hoy pregonan democracia, libertad y que apenas llegaron al poder, insultaron a este pueblo que existe y que no se condensa en Miraflores. Iluso quien piense eso. Iluso quien diga que Maduro su gabinete o el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) concentran al chavismo.

El oeste está de fiesta. Los 545 constituyentistas -364 del sector territorial, 173 del sectorial y 8 indígenas- tomaron protesta y juraron lealtad a Bolìvar y a Chávez, cuyos nombres en esta patria bolivariana, esa patria deliciosamente caótica que tanto exaltaban Garcia Márquez y Tomás Eloy Martínez, esa tierra donde -en el concepto martiano, el mejor, a mi gusto- la libertad, de tanto haber luchado allí, se envuelve en un manto teñido en su propia sangre.

Los constituyentistas se fueron, la sonrisa galopante, hasta el Cuartel de la Montaña (nunca antes una sonrisa tan significativa como la de una indígena que jamás había pensado en estar allí, formando una asamblea para redactar cambios a la Carta Magna de la república). Y allá juraron lealtad al comandante Chávez justo en el lugar donde descansan sus restos. Hicieron promesas a nivel simbólico, a nivel emotivo, que ojalá realmente puedan cumplir en la realidad (pues no será nada fácil satisfacer tanta esperanza despertada en un pueblo que acudió a votar arriesgando sus vidas, como en Táchira o yendo a escondidas al centro de contingencia de El Poliedro de Caracas, no fuera a ser que algún vecino de extrema derecha quisiera agredirlos por verlos salir de sus casas rumbo a la jornada electoral del domingo del 30 de julio).

Vamos a la avenida Universidad, por donde pasaron los contingentes de chavistas que acudieron al acto de masas para apoyar la Constituyente. Un contingente de jovencitos y niños avanzaban armando «bochinche» -una de las palabras favoritas del Generalísimo Francisco de MIranda para referirse al carácter alborotado de este pueblo- dirigidos por Jean Roman, integrante de la Coordinación Nacional de Recreadores.

-¡Los jóvenes que se van del país no es por necesidad: es por un sueño norteamericano lleno de promesas, mentiras, demagogia. Invitamos al mundo a conocer la verdadera Venezuela que acompaña al presidente Nicolás Maduro y que seguimos el legado de Chávez!

¿Será un sueño demagogo el que persiguen los miles de jóvenes que se han ido del país buscando lo que no logran tener aquí, por más que intentan -una casa, un automóvil, salir sin temor a ser robado-, tener un salario que llene sus necesidades?

Algunos de ellos, los del sueño demagogo, marcharon en el este de Caracas. Se enfrentaron a la policía, como era de esperarse, la cual evita a toda costa que lleguen hasta el centro para evitar una confrontación directa, pueblo con pueblo, hermano contra hermano. Pero la oposición, es evidente, no tiene la misma fuerza dada la profundización de sus divisiones.

Uno de sus líderes, el diputado Henry Ramos Allup, ya anunció que se apuntarán para las elecciones regionales del 10 de diciembre. María Corina Machado dijo que ninguna manera. Lilian Tintori, esposa del dirigente opositor Leopoldo López, pregona la lucha por la libertad…desde Miami. Y Freddy Guevara, el diputado que más calentó la calle, el que conminaba a sus simpatizantes a participar en los paros, la desobediencia aglutinada en el 350 de la Constitución, las mil y una tomas de Caracas, las horas ceros que se convirtieron en días y semanas ceros y nunca llegaron al prometido gobierno de transición estilo Libia, se ganó insultos en su vía de comunicación más directa con la gente a la que prometió representar: Twitter.

En fin, que llegó la noche y la misma rutina de viernes y no llegó la guerra. Venezolanos en el este y el oeste, divididos en sus pasiones polìticas pero unidos en su misma hermandad de alma, se dispusieron los unos a permanecer derrotados en casa, los otros a respirar el aire festivo de la noche con los correspondientes tragos de cerveza, ron o cocuy (primo hermano del tequila). Llegará el fin de semana y después el lunes tal vez con maś sorpresas en la calle, cuando esta inflación artificial llegue -una insoportable vez más- a los precios del transporte, la comida y cualquier otro producto y sea pagada -una insoportable vez más- por el venezolano de a pie.

Y no llegó la guerra, pero estará el mismo vacío en la casa de los Vallenilla, los Pernalete, Cañizales, Ortiz, Carrillo, Subero, Guanipa, Moreira, Hernández, Varela, Sierra, González, Machado, Quintero, Macadán, Márquez, Colmenares, Villalobos, Gómez, Martínez, Betancourt, Rodríguez, Sulbarán, Britt, Moreno, Puga, Ochoa, Queliz, Hurtado, Urbina, Canelón, Alviarez, Castellanos, Baiza, Tejera, Scott, Zanoja, Bravo, ROjas, Uzcátegui, Arévalo, Lander, Chacón, Dugarte, Principal, Torrealba, Zavatti, Guitian, Ramírez, Salgado, Paredes, Barrera, Jiménez, Sanclemente, Quiñónez, Parra, Mendoza, Montilla, Molina, Mora, Leiva, Pereira, Arellano, Guzmán, Muñoz, Camacho, Rivas y otros apellidos más de los 124 fallecidos desde el 1 de abril de 2017 en el contexto de las manifestaciones violentas en la pequeña Venecia.

Estará el mismo vacío en tu casa y también en esta calle, Orlando, donde algún día que será el exacto, tendrás tu cruz.

Fuente: http://www.telesurtv.net/bloggers/Y-la-guerra-no-llego-aunque-los-muertos-ahi-estan-20170805-0001.html


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