Pedro Ignacio Altamirano •  Opinión •  19/08/2017

No al genocidio del pueblo malagueño, no a la toma de Málaga

Otro año más nos enfrentamos a la sinrazón de un gobierno municipal del Partido Popular de Málaga, esta vez con el beneplácito del grupo municipal de Ciudadanos que lo soporta, de este reciente invento circense, drama de mal gusto, de celebrar, en plena Feria de Málaga, el cruel genocidio de todo el pueblo de Málaga a manos de las tropas castellanas comandadas y ordenadas por unos Reyes, aragonés Fernando y castellana Isabel, ambos muy “piadosos, católicos”, que no dudaron en ordenar la matanza sin miramiento alguno, de todos los hombres y ancianos, y vender como esclavos a mujeres y niños, repito malagueños todos.

Estos Reyes, de los que el Ayuntamiento de Málaga aún conserva en su escudo y bandera el morado en honor a los genocidas, ordenaron el asesinato de toda la población de Málaga por, entre otros, dos motivos importantes. Uno porque el pueblo de Málaga no se rendía y otro para dar ejemplo a Granada, y forzar de ese modo su rendición a la vista de la masacre producida. O te rindes, o correrás la misma suerte. A la vista de la sangre sin fin que recorrieron las calles de Málaga, Abû ʿAbd Al·lâh «az-Zughbî» Mohammed ben Abî al-Hasan, para los andaluces musulmanes, o Boabdil o Boabdil el Chico como era llamado por los cristianos, no dudo en pactar la incorporación de la corona de Granada a la castellana.

Al Señor alcalde de Málaga, Francisco de la Torre Prados, al que en lo personal te tengo una alta estima desde que tengo uso de razón, pero mucho menos en lo político, cortés no quita lo valiente, le recuerdo que TODOS ERAN MALAGUEÑOS Y MALAGUEÑAS.

Parece como si el honor de ser malagueños, recordados como malagueños, le correspondiera a los que coincidieron con Tartessos, Cartago, Visigodos, Romanos…, todos, menos los de la etapa musulmana. Esto en principio ya huele un poco a racismo. Malagueños fueron todos, todos lo que nacieron aquí, o se asentaron, como hoy hacen suecos, finlandeses o rusos, y se hicieron malagueños, desarrollaron, cuidaron, amaron y dieron lo mejor de sí para que esta Málaga de hoy fuera, tal como queremos hoy, la mejor ciudad posible para ellos y sus hijos. Todos, fueran de la cultura que fueran en esos momentos, procesaran la religión que procesaran, eran por encima de todo, malagueños.

Los malagueños de la etapa musulmana lo fueron ocho siglos, a nosotros, los cristianos, aún nos quedan tres siglos más para ser igual de malagueños que lo fueron ellos. Málaga, el pueblo de Málaga, fue amenazado, atacado, conquistado a sangre hasta el total exterminio y esclavitud, sin piedad, sin miramientos. Nosotros, bueno yo no, ellos, aún se regodean, se bañan, más de 500 años después en la sangre de un pueblo, el nuestro, si de nuestros hermanos malagueños, repito hasta no cansarme nunca, malagueños y malagueñas, o ¿es que es este equipo de gobierno municipal es tan racista, tan seguidor de Torquemada, tan inquisitorial, que porque eran procesaban la religión musulmana, o hebrea ya no eran malagueños?

Más aún cuando Málaga no celebró nunca esta fecha. Es un invento reciente. La Feria de Málaga se celebraba hasta hace poco a principios de agosto. De ese modo no coincidía ni con la inmaculada, ni con la maldita toma de Málaga. No coincidía con actos militares ni religiosos, solo era fiesta. Pero este nuevo invento, gracioso y folclórico para algunos descerebrados, y sin corazón, de celebrar, de hacer mofa, de hacer una ridícula y denigrante cabalgata en base a tan criminal y genocida toma de Málaga, deja mucho que desear de todos los que la organizan y participan de ella.

No quiero celebrar ninguna fiesta sobre la sangre de malagueños y malagueñas, de hombres y mujeres, de ancianos, de niños que murieron, que derramaron su sangre por estas mismas calles por donde ahora se mofan de ellos. No quiero que Málaga celebre ninguna guerra, ninguna tragedia, ningún genocidio de nuestros paisanos. No quiero que se celebre fiesta alguna en base a la borrachera de sangre de unos “Reyes incatólicos” de cuyos nombres no quiero ni acordarme ni nombrar.

No a la celebración del genocidio del pueblo de Málaga, No a la toma de Málaga


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