Carlos Tortin •  Opinión •  13/10/2017

Nación Mapuche. La Guerra continúa

Nación Mapuche. La Guerra continúa

Wallmapu, como si fuera su fatal destino, continúa sufriendo la agresión externa en sus territorios. A diferencia de la época española, la ofensiva guerrera actual tiene como fundamento abrir camino a los intereses depredadores del capitalismo moderno, poniendo en la vanguardia a los servidores civiles y militares.

Creo que es una tarea imprescindible hablar de ello y seguir hablando. Poniendo cartas sobre la mesa y decir quién es quién. Quiénes tienen derecho y quiénes no en esos territorios. El siguiente texto es un trabajo resumido, luego de revisar trabajos académicos, tesis doctorales, libros de historia y otros escritos en forma de crónica y artículo de prensa, y pretende dejar establecidos algunos pasajes principales en la historia del pueblo Mapuche desde antes que Chile existiera.

Y quisiera comenzar con un hito histórico ineludible, este enunciado sacado de un medio de prensa escrita:

“El levantamiento general Mapuche, conocido como Batalla de Curalaba, de 1598, fue una de las más exitosas victorias de algún pueblo indígena en contra de un imperio europeo. La rebelión logrará la destrucción de todas las ciudades al sur del río BioBio, la recuperación de enormes territorios y el reconocimiento del pueblo Mapuche como independiente por España”.

Investigaciones académicas y textos históricos, de antigua data y otros no tan antiguos, han reforzado la razón histórica de la causa y resistencia Mapuche, que a lo largo de los años es ya una gesta. En forma abundante y bien documentada, encontramos Historia general desde la llegada de las primeras expediciones de tropas españolas y luego Tratados Internacionales, que certifican la existencia de un territorio independiente y un pueblo con derechos soberanos en esos territorios hasta 1862.

A partir de esa fecha, el Estado chileno comienza la invasión militar del territorio, una guerra de agresión y genocida, que se extendió hasta 1883. En 1884 se consolida la invasión. Esto significa que el pueblo Mapuche fue independiente, dentro de su territorio, de mar a cordillera, hasta el año 1862.

Si vamos mucho más atrás en el tiempo, podemos ver que los españoles enviaron una expedición militar que partió desde Perú en 1539, con la intención de descubrir más riquezas para el reino de España y para abastecer al naciente capitalismo europeo. En su avance hacia el sur, fueron conquistando territorios y construyendo poblados, venciendo resistencias de pueblos originarios y tomando prisioneros, para convertirlos en mano de obra esclava y sirvientes.

El primer encuentro de los españoles, encabezados por Pedro de Valdivia (autorizado para esta “aventura“ por Francisco Pizarro), con guerreros Mapuche, comandados por Michimalonko (o Michimalongo), ocurrió en la zona que hoy es La Serena. Las fuerzas Mapuche resistieron la conquista de sus territorios, pero no pudieron impedirla, debiendo replegarse hacia el sur.

En febrero de 1541, Pedro de Valdivia funda la ciudad de Santiago, la que fue destruida meses después (el 11 de septiembre) por Michimalonko y sus guerreros, en un ataque sorpresivo que redujo la ciudad a cenizas y provocó numerosas bajas en ambos bandos. Los españoles reconstruyeron la ciudad, como reconstruían todos los poblados destruidos: su finalidad era avanzar y consolidar posiciones, fundar centros poblados y productivos. Ya anteriormente debieron reconstruir La Serena.

Los españoles estaban empeñados en una guerra de Conquista, por tanto definida en términos estratégicos como una guerra ofensiva. Esta guerra se expande a medida que avanzan hacia el sur y construyen fuertes militares y ciudades. En esta ofensiva militar, la resistencia Mapuche encuentra su fortaleza recién cuando concentra sus fuerzas en los territorios al sur del rio BioBio.

Los españoles tomaron posesión de territorios hasta Valdivia y la Isla de Chiloé. Incluso, aunque en forma temporal, lograron penetrar en territorio Mapuche al sur del rio BioBio, donde fundaron fuertes militares. El periodo de la Conquista se delimita, en tiempo, entre 1541 y 1598.

En el año 1598, en efecto, se produce un levantamiento general Mapuche y los españoles son derrotados y expulsados de los territorios al sur del BioBio. En ese momento se frena la Conquista, y por ende la guerra ofensiva. Se abre un periodo de negociaciones, que dan paso más tarde a la convocatoria de Koyang, o Parlamentos, destinados a negociar la paz y definir las relaciones futuras entre la Corona Española y el Pueblo Mapuche. En adelante se habla de relaciones entre dos naciones, se delimitan fronteras y se acuerdan relaciones diplomáticas y comerciales.

Los primeros intentos de acordar la paz se realizaron a partir de 1605, con la realización de un Parlamento. Luego dos Parlamentos más durante el año 1612. Sin lograr aún oficializar el fin de la guerra. La Corona autoriza a su ejército, el año 1608, a someter a la esclavitud a los prisioneros de guerra, con el objetivo de “frenar la rebeldía de los indígenas”, manteniendo viva aun la idea de derrotar y someter a los Mapuche.

Hubo nuevos intentos de conquistar territorios al sur del BioBio, que solamente obtuvieron nuevas derrotas. Finalmente, la Corona se decide a negociar acuerdos de paz duraderos. Y recién en 1641 se convoca al Parlamento de Quilín, que pone fin a un siglo de guerra. Al menos en su forma.

Se abre un nuevo periodo, La Colonia, que se traduce en la institucionalización del país conquistado. Visto estratégicamente lo definimos guerra defensiva. Este periodo va desde 1641 hasta 1810, fecha de la reunión de la Primera Junta Nacional de Gobierno de Chile.

Es necesario mencionar que en todos los Parlamentos realizados, que fueron 28 principales, aunque algunas fuentes mencionan más de 30, nunca se habló de rendición de alguna de las partes, ni tampoco de desarme. La paz acordada, fue siempre una paz armada, y por lo tanto la guerra fue un componente permanente de todo el periodo de dominación española en Chile.

También es necesario mencionar que Pedro de Valdivia fue muerto en la Batalla de Tucapel, el año 1553, por las fuerzas comandadas por el Toqui Lautaro. Y que Lautaro, a su vez, murió en la Batalla de Mataquito, el año 1557.

Parlamento de Quilín
Se desarrolló el 6 de enero de 1641 junto al Rio Quillén, o Quilín.

Por España:
El Gobernador de Chile, Francisco López de Zúñiga, acompañado de 1.376 soldados españoles y 940 “indios auxiliares“.

Por el Pueblo Mapuche:
El Toqui Lientur, secundado por el Lonco Butapichún y por los Loncos Chicaguala, jefe de 1.000 guerreros, y Lincopichón, líder de 3.000 lanzas.

El Tratado:

1) Los Mapuche conservan su absoluta libertad, sin que nadie pueda molestarlos en su territorio, ni esclavizarlos o entregarlos a Encomenderos.
2) Su territorio tiene como frontera norte el BioBio.
3) Los españoles destruirán el Fuerte de Angol, que queda dentro del territorio Mapuche
4) Los Mapuche deben liberar a los cautivos españoles que tienen retenidos.
5) Los mapuche dejarán entrar a su territorio a los misioneros que fueran en son de paz a predicarles el cristianismo.
6) Los Mapuche se comprometen a considerar como enemigos a los enemigos de España y no se aliarán con extranjeros que llegaran a sus costas.

Estos son los aspectos principales del Tratado. Se agregan, como en todos los Parlamentos realizados, alusiones formales a reconocer al rey de España como soberano y guardarle lealtad. Los acuerdos son de palabra, para los Mapuche. Los españoles levantan Acta escrita de los acuerdos, los que son firmados posteriormente por el rey. El Tratado de Quilín fue firmado por el rey Felipe IV el 29 de abril de 1643 y archivado como Tratado Internacional.

Posteriormente, en 1647, se realiza un nuevo Parlamento, también en Quilín, para reafirmar los acuerdos anteriores y tratar nuevos temas, en especial lograr la autorización de las autoridades Mapuche para el paso de tropas militares y abastecimientos por tierra, hacia los Fuertes militares y ciudades que España tiene entonces al sur del territorio.

Numerosos Parlamentos se realizan a lo largo de los siglos XVII y XVIII, regularmente para tratar asuntos de guerra y de paz, para mantener formalmente la “lealtad“ Mapuche a la Corona, para regular las relaciones comerciales y lograr más libertad de circulación para los misioneros. Y al mismo tiempo ofrecer a los jefes Mapuche espacio en el Seminario de Chillán para que envíen a sus hijos a recibir educación cristiana.

Cada Parlamento tiene su importancia y su razón. Sin embargo, es posible distinguir tres, por su relevancia histórica:

1) El ya mencionado Parlamento de Quilín de 1641.

2) El Parlamento General de Negrete de 1803, para garantizar la alianza y lealtad Mapuche para con la Corona Española, en tiempos de guerra con otras potencias europeas.

Estos dos, son el primero y el último de los Tratados más trascendentes entre el Reino de España y la Nación Mapuche. Aunque es justo mencionar que el “verdadero último” fue el Parlamento de Arauco, de 1814, donde España busca el apoyo Mapuche en el curso de la Guerra por la reconquista de Chile.

Y el número 3 a destacar, es el primero y único Tratado entre la naciente República de Chile y la Nación Mapuche, conocido como Parlamento de Tapihue, de 1825 (no confundir con el Parlamento de Tapihue de 1774, con la Corona).

Parlamento de Tapihue
Realizado en Tapihue, el 7 de enero de 1825, durante el gobierno del general Ramón Freire.

Por la República de Chile:
El coronel Pedro Barnechea, enviado por el Congreso de la República, con plenos poderes.

Por la Nación Mapuche:
El Lonco Mariluan, representando a las máximas autoridades de los Butalmapus (distritos Mapuches ).

El Tratado
En lo principal, acuerdan poner fin a 14 años de guerra entre la naciente República de Chile y la Nación Mapuche. En 33 artículos, la mayoría con palabras de buena crianza y buenas intenciones, acuerdan desarrollar una convivencia pacífica y la delimitación de fronteras. Hay tres artículos de este Tratado, que es imprescindible destacar:

Art.18 Los Gobernadores o Caciques, desde la ratificación de estos tratados, no permitirán que ningún chileno exista en los territorios de su dominio, por convenir así al mejor establecimiento de la paz y unión, seguridad general y particular de estos nuevos hermanos.

Art.19 Haciendo memoria de los robos escandalosos que antiguamente se hacían de una y otra parte, queda desde luego establecido, que el chileno que pase a robar a la tierra y sea aprehendido, sera castigado por el Cacique bajo cuyo poder cayere; así como lo será con arreglo a las leyes del país el natural que se pillase en robos de este lado del BioBio, que es la línea divisoria de estos nuevos aliados hermanos.

Art.22 La línea divisoria no se pasará para esta ni para aquella parte sin el respectivo pasavante de quien mande en el punto por donde se pase, y quien lo haga sin este requisito será castigado como infractor de la ley.

Teniendo en cuenta el contenido de los Tratados, desde 1641 hasta 1825, donde se reconoce la existencia de dos naciones, con delimitación de fronteras y soberanías, podemos sacar conclusiones y definir con argumentos de qué lado está la razón histórica y el derecho. Y habría que agregar, sin duda, lo que establece la legislación internacional contemporánea.

Téngase presente que la vigencia de esos Tratados Internacionales fue respetada por el Estado chileno hasta que su sistema capitalista y sus aliados extranjeros decidieron expandirse, tanto hacia el norte como hacia el sur, en la segunda mitad del siglo XIX.

Las guerras de expansión modifican fronteras e instalan nuevas soberanías. No obstante, podemos preguntarnos si las guerras expansionistas son fuente de legítima soberanía. Y preguntarnos también si la memoria de Curalaba es guía mística de un proceso interrumpido.

Fuente: Politika


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