Paco Campos •  Opinión •  31/10/2017

Compartimos sólo la verdad

Un comentarista de Richard Rorty, Juan Rodes (2012), dice que la verdad es lo que nos parece bueno, lo que resulta bueno para creer, es decir; la verdad no es una precondición o una incondicionalidad absoluta, algo que responda a la teorización, y menos aún a la posesión de la realidad en sí. Por ello, a juicio del comentarista, la filosofía, y más en los tiempos que corren, se dirime en un entorno lingüístico social -ahí todos conversamos unos con otros: los científicos, los hombres de negocios, los vecinos, los políticos, etc.- donde la verdad es lo que cree y acepta una comunidad específica -dice Rodes.

No cabe duda, visto así, que nada hay más allá de las prácticas sociales, y que la secularización ha llevado al hombre a un distanciamiento de la cultura institucional presidida por la racionalidad y la objetividad, para derivar en el ejercicio del buen entendimiento entre humanos, que no es otra cosa que la solidaridad como resultado del esfuerzo compartido. Excluir, segregar, intervenir, imponer, vigilar y castigar, siempre llevará consigo el enfrentamiento y, con él, el error; esto es, la incapacidad de corregir, de ser prudente más que moralista -> la verdad consiste ahora, más que nunca, en ser solidario, en saber cambiar el ‘yo’ por el `nosotros’, con la prevención de compartirla. 


Opinión /