André Abeledo Fernández •  Opinión •  22/05/2020

Vencer a la moral del esclavo en el pensamiento obrero, para poder superar la crisis económica que acompaña a la pandemia.

Las trabajadoras y trabajadores hemos asumido la moral del esclavo. Los años de lavado cerebral han dado resultado y la alineación de la clase obrera es hoy una frustrante realidad. 
 
Vivimos en un estado mental que ya no tiene como base el analfabetismo, la religión y el miedo, de estos tres ingredientes se mantiene fuertemente enraizado el miedo como parte fundamental de la estrategia de la oligarquía.
 
Los años de manipulación han logrado que le pensamiento pequeñoburgués, neoliberal y pro patronal haya sido interiorizado por la clase trabajadora. 
 
El adoctrinamiento empieza en la escuela y sigue en nuestras casas, también llega desde los medios de desinformación de masas y está presente en nuestros puestos de trabajo a modo de charlas, cursos, etc.  Cuando repetimos frases hechas como “no muerdas la mano que te da de comer” estamos asumiendo que el empresario tiene a bien que comamos, que nos hace el favor de darnos un trabajo para poder sobrevivir y que debemos estarle muy agradecidos.
 
Nos tratan de convencer de que debemos hacer los mayores esfuerzos por la empresa.
Olvidamos que gracias a la “plusvalía” derivada de nuestra fuerza de trabajo el empresario se enriquece, los trabajadores olvidamos que en realidad una empresa puede funcionar solo con trabajadores, pero no puede hacerlo solo con el empresario. Y en eso radica nuestra fuerza como clase mayoritaria.
 
Ahora que se acerca el momento de hacer frente a una depresión económica brutal, una crisis sistémica de una magnitud que aún desconocemos y que va a poner contra las cuerdas al sistema capitalista, necesitamos más que nunca recuperar la conciencia de clase. 
 
Se hace urgente que las trabajadoras y trabajadores sean conscientes de la necesidad de organizarse a nivel sindical y político en organizaciones que realmente defiendan sus intereses de clase.
 
Debemos además exigirle a un gobierno que se dice de izquierdas que tome partido, no debe ser un simple árbitro en el llamado «diálogo social», esa baraja hace tiempo que tiene las cartas marcadas y estes no son tiempos para juegos. Deben ponerse al lado de la clase trabajadora y compartir trinchera en la batalla inevitable que se avecina. 
 
Nos necesitamos, las organizaciones de clase necesitan a las trabajadoras y trabajadores y viceversa. En esta guerra de clases sin organización y conciencia, nos esperan años oscuros, de retrocesos sociales, pérdida de derechos, de libertades y miseria, mucha miseria. 
 
Por ese motivo debemos exigir, empujar y participar en las organizaciones que defiendan realmente los intereses de la clase obrera. 
 
Son tiempos de pandemia, de crisis y dificultades. Pero también de lucha y de cambio. En nuestras manos está cojer el timón de nuestras vidas y vencer.

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