No somos feminazis, somos feministas

Me hace gracia cuando nos llaman feminazis. No señores, ¡no somos feminazis! Se llama feminismo, y no por ser feminista tienes que dejarte los pelos del sobaco largos, sentirte superior a los hombres o no volver a maquillarte jamás.

El feminismo no siempre ha existido como tal, aunque con lo de moda que esta la palabra cueste creerlo. Cuando hablamos de feminismo hablamos de un movimiento político y social que se remonta a finales del s.XVIII, cuando las mujeres cansadas de ser meros objetos, piden que se les reconozca como lo que son, un colectivo más de la sociedad. Ya no queremos dedicarnos solo a cuidar de los hijos y a limpiar las casas, no queremos que los hombres decidan por todas nosotras, nos hemos cansado.

Y sí, sé que existen muchas personas extremistas, en todos sitios las hay, y no por eso quiere decir que esté bien, los extremos nunca han sido buenos, eso es algo que también sabemos. Nosotras no buscamos ser superiores, simplemente buscamos ser iguales, en cada época la mujer ha tenido que enfrentarse a diferentes obstáculos y hoy en día, lamentablemente, esto sigue siendo así.

Cuando hablamos de igualdad, hablamos de cobrar lo mismo que un hombre que desempeña el mismo oficio que nosotras, cuando hablamos de igualdad, hablamos de que se reconozca a una mujer no por quien es su marido, sino por su propio nombre, hablamos de igualdad no para que nos llamen miembros y miembras, sino para que cuando una mujer logre llegar a la cima, se hable de su trabajo, de su esfuerzo y no de lo bien vestida que va.

Un gran paso para las mujeres fue, por ejemplo, poder formar parte de la política de un país. En España, las mujeres están presentes en el poder ejecutivo de forma paritaria, pero esto no significa igualdad, cuando se trata de política la mujer siempre corre el riesgo de que se le reconozca más por el terreno privado que por el público, un ejemplo de ello es cuando en vez de hablar de Irene Montero como política que es, se refieren a ella como “la novia de…”.

Claro que si comparamos el pasado y el presente tenemos que dar las gracias a las miles de luchadoras que han hecho posible que nosotras estemos donde estemos. Queda mucho trabajo por delante, está claro, esperamos hacerlo la mitad de bien que vosotras.