Arthur González •  Opinión •  23/11/2017

Berta Soler y el fin de su farsa

 

Berta Soler, quien se apoderó a la fuerza de la dirección de las llamadas “Damas” de Blanco, tras la muerte de Laura Pollán, logró hacer carrera gracias al apoyo brindado por la Fundación Nacional Cubano Americana, FNCA, especialmente de su mentora Laly Samper.
Con el propósito de hacerle creer a la opinión pública de la existencia en Cuba de una “poderosa oposición”, que nadie ve ni apoya, a Berta la han paseado por las capitales europeas, a un alto costo del presupuesto conformado por 20 millones de dólares anuales aprobado por la Casa Blanca, destinado a las acciones subversivas.
En su desenfrenado empeño, la FNCA logró arrastrar al Presidente Barack Obama, a una cena en la residencia del Jorge Mas Santo en Miami, con el fin de que abrazara a Berta, como reconocimiento a la contrarrevolución y para que continuara aprobando el millonario presupuesto, del cual la mayoría pasaba a manos de la Fundación, para continuar viviendo del cuento de que iban a derrocar al sistema socialista en Cuba.
Producto de su escasa cultura, poca educación formal, métodos despóticos y enriquecimiento personal, Berta es rechazada por la mayoría de las mujeres integradas a su grupúsculo, solo por el salario que paga mensualmente, del cual ella se apropia de la mayor parte.
Gracias al desvío de dinero que hace para su peculio personal, logró cambiar el apartamento donde residía en el reparto Alarmar, para una zona más alejada del mar y posteriormente adquirir una residencia de tres niveles en el municipio 10 de octubre, a un altísimo costo, lo que demuestra su enriquecimiento a costa de robarse el dinero que Miami destina para las actividades provocativas del grupúsculo.
No es secreto las constantes bajas de las integrantes de las “Damas” de Blanco, como consecuencia del tratamiento autoritario y grosero de Berta, asesorada por su esposo Ángel Moya, algo expuesto en las denuncias contra ella de muchas mujeres, publicadas en Miami.
Cada vez le es más difícil mantener la membresía, porque no existe ideología entre sus integrantes y las que aún permanecen, realmente no tienen sustento para defender los proyectos de Berta, porque solo busca reforzar su protagonismo internacional, para continuar viajando por el mundo.
Un ejemplo claro es el dinero del manipulado premio Sajarov, otorgado por el Parlamento Europeo, que nunca repartió entre las integrantes de las “Damas” de Blanco, algo que propició la deserción de varias mujeres y las contradicciones con la hija de Laura Pollán y otras fundadoras del engendro creado por instrucciones de Miami.
Las alteraciones del orden público, como obstruir calles al sentarse en la vía, son la causa real del traslado a las estaciones de policía, lo que manipulan para decir que son “arrestos arbitrarios”, cuando en cualquier país del mundo la policía no permite semejantes actos y los reprime salvajemente con porrazos y gases lacrimógenos, algo que Berta ni su tropa han padecido en Cuba.
Ahora, ante la escasez de membresía y la negativa de continuar con esos actos, de las que aún permanecen a su lado para cobrar los 25 dólares mensuales, Berta acusa a las autoridades cubanas de “acoso”, como justificación ante la falta de apoyo que posee en su grupúsculo.
Hace tiempo que ni Berta ni las “Damas” de Blanco, reciben publicidad de la prensa extranjera acreditada en La Habana, sus periodistas se cansaron de asistir los domingos a presenciar como desfilaban sin ser molestadas, más bien ignoradas por el pueblo cubano, el que las rechaza por estar convencido de que solo actúan por el dinero que reciben desde Estados Unidos.
Berta intenta atraer a la prensa con denuncias falsas sobre la desaparición de su esposo, el que evidentemente aprovecha esa situación quizás para justificar ciertas infidelidades matrimoniales, pues al no trabajar y estar siempre controlado por ella, no tiene otro recurso que emplear, después de más de una veintena de años soportándola.
La auto titulada “Presidenta” sabe que tiene los días contados, la FNCA le dejará de enviar los cientos de miles de dólares, con los que ha vivido ampliamente durante años sin necesidad de trabajar y ya no encuentra recursos para justificar la escasa membresía, que lejos de aumentar decrece por días.
Sus más recientes declaraciones a la prensa de Miami demuestran lo antes expuesto, al decir:
“La Seguridad del Estado busca aniquilar el grupo, y así nos lo hacen hecho saber en reiteradas ocasiones cuando somos detenidas. Si no acaban con nosotras como movimiento intentan acabar con nuestras familias”.
Si eso fuera cierto no habría “Damas” de Blanco hace rato, pues ellas mismas han vivido de inventar historias de represión y abusos del gobierno; entonces ¿por qué ahora, después de tanto tiempo, es que quieren aniquilar el grupito que le queda?
Esa farsa no aguanta más, lleva demasiado desgaste entre ellas mismas y los propios videos que divulgan en las redes sociales prueban la falta de cuórum y la falta de clase en las mujeres que aún le quedan. Vista hace fe, lo demás son historietas en las que nadie cree.
Pobre Berta, sabe que se acerca su fin y solo habrá que hacerle un réquiem.
Ante farsas como esas dijo José Martí:
“Solo lo genuino es fructífero”
 

 


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