Juanlu González •  Opinión •  23/02/2018

Se desata una nueva agresión mediática contra Siria

Todo indica que estamos a las puertas de una nueva fase de la agresión internacional contra Siria. Ahora que la situación sobre el terreno atisba el fin de la guerra, nuevamente, como en Alepo, los batallones mediáticos de occidente se dirigen unánimemente contra la campaña de liberación de la Guta oriental en las proximidades de Damasco de manos terroristas. Los convoyes de las archifamosas fuerzas Tigre están ya en las inmediaciones de la bolsa terrorista, pertrechados con baterías de lanzacohetes, artillería autopropulsada, vehículos blindados y tanques de última generación como el temido T-90 Armata. Durante los últimos días, tanto Siria como Rusia, están bombardeando duramente las defensas yihadistas para facilitar el trabajo posterior de la infantería.

Con el frente de Idleb en plena ebullición, cualquier analista sabe que, si se libera la Guta, la guerra estaría prácticamente acabada y la victoria caería, más temprano que tarde, del lado del pueblo sirio. Los billones de dólares invertidos por EEUU, Arabia Saudí o Qatar sólo habrán servido para dilatar la contienda y hacerla más destructiva. Por eso necesitan detener la batalla antes de que comience. Justo ahora vuelven a sacar de la manga treguas trampa como las que exigían en Alepo para defender a los terroristas y sus instructores imperiales. Ni Siria ni Rusia se niegan a la tregua, pero no quieren incluir en ella a los grupos terroristas ni a sus aliados, que son mayoría en la bolsa de Guta.

Sin embargo, a pesar de que ya recién acabó el carnaval, los yihadistas están volviendo a sacar sus disfraces de Cascos Blancos y cambiando, por unas horas, los fusiles por cámaras de vídeo, para intentar ganar al menos la guerra de la propaganda con el apoyo de sus patronos en Occidente. Los números de víctimas, siempre redondos, vuelan de un medio a otro y de un día a otro como si fueran una puja para ver quién es más anti Assad. 100, 200, 500… ¿quién da más? Sí, de nuevo Assad, el omnipresente, comparte titulares en el mundo entero. La personalización vuelve de nuevo a estar de rabiosa actualidad. Es el presidente sirio quien bombardea, mata, destruye y se come a los niños de Siria. Nadie repara en que los civiles de Guta, que occidente dice defender, son en realidad rehenes retenidos contra su propia voluntad por los terroristas a los que la OTAN y sus aliados defienden.

Es increíble cómo todo el mundo juega a inventarse muertos sin pruebas pero, a la misma vez, ignora los niños y adultos muertos en Damasco por los cohetes lanzados contra la población civil desde la Guta. Personas con nombre y apellido, con fotos, con sepelios. Pero les da igual, la realidad no va a estropear los titulares diseñados con anterioridad en los laboratorios de propaganda de grandes urbes lejanas. Los muertos de verdad no interesan si no sirven a intereses políticos.

Los vasallos de la ONU corren por los pasillos de la sede central de la organización  a la orden del establishment intentando por todos los medios que Siria no le gane el pulso a al Qaeda. Los mismos que idearon dejar Alepo oriental a una administración yihadista para evitar la liberación de la ciudad en una absurda y alocada propuesta, agitan ahora las banderas blancas cuando saben positivamente que ellos, sí ellos, también van a perder la guerra.

Tampoco importan nada los civiles muertos provocados por los bombardeos y la invasión turca en el noroeste del país, en la región de Afrín. Son sencillamente invisibles para los media occidentales. Y eso que los kurdos siempre fueron los aliados favoritos de EEUU, Francia y Reino Unido. Sus protectores los han abandonado a las primeras de cambio. Quizá porque no hay petróleo en ese distrito, quizá para no molestar demasiado al turco. Lo cierto es que sus habitantes han demandado la protección del gobierno sirio —que antes rechazaban— y los están recibiendo con los brazos abuertos y con las banderas tricolores biestrelladas junto a los banderines amarillos típicos kurdos. Pero a lo que íbamos, según nuestros medios libres, los turcos bombardean e invaden flojito, sin matar a nadie, como las andanadas de cohetes terroristas que asolan indiscriminadamente Damasco provenientes de la Guta. Los ataques de la coalición agresora dirigida por EEUU ni si quiera existen, y ello a pesar de que han matado a miles de civiles o han convertido a escombros ciudades como Raqqa.

Ante tanto despliegue de desinformación masiva, no es de extrañar que determinados colectivos políticos progresistas sucumban a la presión y caigan en su trampa, otorgando credibilidad a las informaciones fabricadas por la Falsimedia. Incluso aunque no sea del todo así, lo que se consigue con la creación de un estado de opinión tan sesgado mediante la labor de zapa permanente y conjunta de los principales medios de comunicación mundiales, es que nadie pueda enfrentar la corriente mediática sin salir públicamente escaldado y ser acusado poco menos que de apoyar a gobiernos genocidas.

Así que, preparémonos para lo que queda por venir en las próximas semanas o meses. Como sucedió en Alepo, cuanto más cerca estén los terroristas de desaparecer, más arreciarán los ataques mediáticos. Ya circulan informaciones sobre la preparación de falsos ataques químicos, tanto en Idleb como en la Guta, para provocar algún tipo de “ataque humanitario” por parte de EEUU o Francia. Cuando, meses después lleguen los desmentidos, ya será tarde, los bombardeos occidentales habrán cumplido su cometido. Esta misma semana nos hemos enterado, nada menos que por Newsweek, que los bombardeos a la base de Shayrat en respuesta a un supuesto ataque químico se ejecutaron sin ninguna prueba de que había sido ejecutado por el gobierno sirio.

Por eso ahora más que nunca es necesario poner en cuarentena cualquier información que aparezca en radios, periódicos y televisiones. La campaña de manipulación ha sido puesta en marcha. La información será sustituida —aún más si cabe— por propaganda de guerra. La factoría de ficción de los Cascos Blancos echa humo estos días para proporcionar vídeos gore con los que adornar las supuestas noticias que aparecerán en nuestras teles las próximas semanas. Las personas internacionalistas, antiimperialistas y solidarias con Siria y la causa árabe deben prepararse, una vez más, para enfrentar la que se avecina y desmontar con entereza todas intoxicaciones que vayan presentando en los próximos días a medios y agencias de comunicación para intentar escalar una guerra que sabe que ya tienen perdida. Manos a la obra.

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