Hedelberto López Blanch •  Opinión •  03/09/2018

Venezuela, esquivando la guerra económica

Desde que en 1999 llegó al poder el presidente Hugo Chávez y posteriormente Nicolás Maduro, Venezuela ha tenido que enfrentar todo tipo de agresiones por parte de Estados Unidos y la oligarquía criolla que van desde intentos de golpes de Estado, guerras mediáticas, políticas, financieras y económicas, las que han sido sorteadas con gran inteligencia y decisión por el pueblo y la dirección del país.

Muchos analistas se preguntan cómo Venezuela ha podido resistir los violentos sabotajes económicos, los cuales en América Latina solo tienen como antecedentes a Cuba que ha soportado 58 años de bloqueo económico-financiero impuesto por Estados Unidos.

Con el apoyo de la oligarquía criolla y de los poderosos medios de comunicación occidentales, la Revolución Bolivariana ha sufrido numerosos ataques que van desde intentos de golpes de Estado, atentados contra la producción petrolera, acaparamiento de alimentos y medicinas, contrabando de mercancías hacia las fronteras y violentas campañas de desinformación.

La Guerra económica contra Caracas es una estrategia diseñada para derrocar al gobierno: la desestabilización parte de una turbulencia económica que genera trastornos sociales, vinculados a malestar y conflictividad que pueden surgir de esa situación.

Su expresión concreta es el repunte inflacionario, derivado de una especulación inclemente con los precios, producto de acaparamiento, ataque a la moneda nacional, sabotaje a sectores claves productivos y contrabando exagerado de alimentos. Para cerrar el cerco, las naciones occidentales encabezadas por Estados Unidos, imponen sanciones arbitrarias, impiden acceso a créditos financieros y tratan de sabotear el sector energético del país, principal fuente de divisas.

Motivados por esa guerra económica-financiera, el gobierno Bolivariano lanzó el pasado 20 de agosto, el Plan de Recuperación y Prosperidad Económica a partir de la reconversión monetaria.

Entre los objetivos se propone lograr un nuevo orden económico centrado en el trabajo y la defensa del salario anclado en el petro, y el aumento de la producción a diferencia de las recetas del Fondo Monetario Internacional que se centran en el capital y los recortes sociales.

Recordemos que ante el violento bloqueo que llega al extremo de impedir las transacciones más elementales para el pago de deuda externa e importación de medicamentos y alimentos, Venezuela anunció hace varios meses la creación de la criptomoneda petro que ofrece una alternativa a las sanciones, ya que puede funcionar como mecanismo de financiamiento en divisas y pago por fuera de la banca estadounidense y está respaldada por las reservas de petróleo, diamantes, gas y oro de la nación.
Entre las novedades del Plan, el petro pasa a ser el eje rector de la economía, convirtiéndose en el centro de la nueva política cambiaria y monetaria del país, con lo cual se intenta desplazar la influencia negativa del dólar y la fijación de precios al constituirse la relación del nuevo billete bolívar soberano (Bs.S)-petro, tratando de dejar atrás los vicios de la economía que estaban anclados en bolívar fuerte-dólar y que ahora centran las expectativas por el precio internacional del petróleo.

El salario queda fijado al petro y se establece el valor de un petro igual a 3 600 bolívares soberanos y por ende el salario mínimo legal a medio petro, igual a 1 800 Bs.S.

Mientras entre en vigencia este método se otorgará un subsidio de bono de reconversión por 600 Bs.S, y el diferencial salarial de los trabajadores de las pequeñas y medianas industrias será asumido por el gobierno en los próximos tres meses para evitar que las empresas no puedan resistir el impacto del aumento y lo trasladen a los precios.

El trabajo entonces, en base a la recuperación del salario, pasa a ser el centro de la economía a diferencia del recetario del FMI.

Otra de las claves es la política fiscal que se fija la reducción a cero del déficit, mediante un impuesto al Valor Agregado (IVA) de 16 % a bienes suntuarios; el pago adelantado sobre la renta para las empresas entre el 1 % y 2 %, y el impuesto a las grandes transacciones financieras del 0 % al 2 %. Los que más ganan, pagan más gravámenes quedando exentos del IVA los alimentos y las medicinas. De tal forma se evitan las transacciones especulativas y el Estado no pierde a la hora de recaudar.

En cuanto al tema cambiario se establece un tipo único y flotante de tres subastas a la semana vía DICOM para posteriormente pasar a cinco subastas semanales, escenario que permitirá fijar, al igual que el salario, los precios de bienes y servicios en petro y su equivalencia en Bs.S estableciendo precios máximos de venta.

A la anterior medida se agregan otras como la elevación del precio del combustible (con determinados subsidios) a precios internacionales para evitar el contrabando hacia países vecinos. En Venezuela el litro de gasolina costaba centavos lo que era aprovechado por los contrabandistas.

Para garantizar que la cesta de consumo esté por debajo de medio petro, se suscribió un documento con empresarios, agroproductores, distribuidores y comercializadores para anclar 25 productos básicos, cuyo costo suman 1,149 bolívares soberanos o 0,3191 petros. El salario mínimo que entró en vigencia a partir del 1 de septiembre corresponde a 1,800 bolívares soberanos o medio petro.

En la reunión con el Gobierno participaron 35 empresas entre las que se encontraban grandes corporaciones como Alimentos Polar, Cargill de Venezuela, Central Azucarero El Palmar, Corporación Venezolana de Café, entre otros.

En el documento firmado por los agroindustriales éstos se comprometieron a respetar los precios acordados, «garantizar el abastecimiento, luchar en contra del contrabando de productos venezolanos a países vecinos y fijar las estructuras de costo en función del petro».

De esta forma, el Gobierno junto a los sectores productivos buscan fortalecer la productividad y proteger la estabilidad de los precios en todo el país, los que antes eran fijados de manera arbitraria, sin atención a las leyes económicas que regulan el mercado, con base al dólar paralelo o ilegal, lo que generaba altos índices de especulación, inflación, acaparamiento, reventa, entre otras irregularidades.

En una de sus comparecencias públicas para explicar esas medidas, el presidente Maduro enfatizó: “Mantenemos un país funcionando más allá de los sabotajes, por eso Venezuela no se somete más nunca al Fondo Monetario Internacional. Somos un país libre y cada vez debemos ser más libres con el desarrollo de las fuerzas productivas y económicas del país”.

De todas formas, la lucha del pueblo bolivariano será larga pues Estados Unidos continuará tratando de derrocar al Gobierno para debilitar la integración latinoamericana y a la par adueñarse de los yacimientos petroleros y las riquezas minerales del país. La unión cívico-militar resultará fundamental para mantener la soberanía e independencia de Venezuela.


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