Narciso Isa Conde •  Opinión •  07/11/2018

Lumpen-imperialismo, empobrecimiento y avalanchas migratorias

En el contexto de la sobre-explotación y gansterización consustancial al imperialismo y al capitalismo actual, el empobrecimiento de seres humanos y territorios se intensifica y expande, y los desafiantes flujos migratorios Sur-Norte/Periferia-Centro de los pueblos recolonizados y hambreados, se convierten en verdaderas avalanchas.

Sembraron vientos y están cosechando tempestades, que a su vez generan tendencias neo-nazis desde los poderes dominantes. Las caravanas marítimas y terrestres habrán de proliferar.

La indignación y la insumisión de la humanidad dramáticamente excluida y empobrecida por quienes desde su indecente opulencia usurpan las riquezas naturales del planeta y gran parte del producto del trabajo de los seres que lo habitan, tiene culpables y beneficiarios.

·         LOS MALES NO CAEN DEL CIELO: TIENEN CAUSAS E HISTORIA.

Las sociedades y sus entornos naturales no son pobres de por sí: las empobrecen los que se enriquecen explotándolas, saqueándolas, envenenándolas, enfermándolas, enajenándolas y negándoles derechos vitales.

La pobrecía que traspasa fronteras con la meta de sobrevivir no lo hace por capricho.

 Incluso los/as empobrecidos, material y espiritualmente, que optan por la delincuencia como medio de vida, no lo hacen porque quieran hacerlo, sino por necesidad de buscar nuevas fuentes de vida, por la negación histórica y presente en su contra de valores educativos y derechos humanos fundamentales.

El capitalismo neoliberal (de matriz imperialista) ha llevado este proceso de degradación a un extremo dramático: precarizando el salario, privatizando servicios sociales, reduciendo extraordinariamente el empleo estable, multiplicando el «buhonerismo» y la «economía informal»), y expulsando del consumo a miles de millones de seres humanos.

La cuarta ola tecnológica (microelectrónica, informática, robótica, ingeniería genética…) ha sido usada por el gran capital para suprimir masivamente el trabajo remunerado, multiplicar ganancias, empobrecer a los/as de abajo y del medio, y potenciar la especulación y las prácticas delincuenciales desde el Estado y las cúpulas empresariales.

Los ideólogos de la privatización prometieron aumentar la productividad para aumentar riquezas arriba y «derramarlas» hacia abajo; pero ésta se quedaron en un «cohollo» cada vez más opulento, que solo derrama un empobrecimiento masificado, cada vez más degradado y descompuesto, amenazante y agresivo en tanto en su seno crecen las prácticas delincuenciales de sobrevivencia, alimentadas por una dominación sistémica violenta y mafiosa, constantemente reproducida y potenciada por los medios masivos de comunicación controlados por el gran capital.

Una loca carrera especulativa, la persistente identificación del éxito con el amasamiento de fortunas fabulosas, el disfrute del lujo y el consumismo banal, arropan las elites empresariales, partidocráticas, militares, policiales y tecnocráticas, y contagia e infecta la sociedad mundial.

El despojo, el crimen, el saqueo -propios del periodo de la acumulación originaria capitalista- reaparecen en dimensiones colosales, con viejas nuevas modalidades; y ya no solo como expresiones pasadas de los Estados-naciones y las burguesías locales, sino también como prácticas internacionales y supranacionales de las potencias imperialistas convertidas en una especie de LUPEM-IMPERIALISMO.

El gangsterismo político, la narco-corrupción, la expansión del lavado de dinero sucio, se ejercen tanto desde los Estados y sus instituciones civiles y militares, como desde cúpulas empresariales afines, imbuidas de neo-malthusianismo frente a una masa crecientemente empobrecida y excluida por ellas.

·         ESTIGMATIZACIÓN, REPRESIÓN Y SIMULACIÓN.

Por eso la llaman población «superflua» o «sobrante», la identifican como sinónimo de delincuencia, le hacen la guerra, la reprimen cruelmente en nombre de la democracia y se empeñan en exterminarla por múltiples vías, comenzando por expulsarla de las áreas visibles aptas para los grandes negocios inmobiliario del mega-capitalismo.

Estigmatizar, acosar, atropellar, fusilar, extorsionar… es tarea de policías delincuentes que dicen luchar contra la delincuencia y defender la democracia. Componente de un gran teatro, de una intensa y persistente simulación mediática.

Nada más falaz que ese discurso anti-delincuente pronunciado por delincuentes mayores disfrazados de alcaldes, diputados, senadores, presidentes, candidatos, jefes de policías y cuerpos castrenses, grandes empresarios y «emprendedores» de nuevo cuño.

La “cruzada” del gran capital delincuente contra la delincuencia es otra de las grandes falacias de los dominadores de estos tiempos.

Hablan de acabar con la delincuencia matando a los pobres con balas, bombas, veneno…De hambre, de enfermedades evitables, por falta de atención y medicinas, hacinamiento, insalubridad…

No importa. Para ello cualquier método es válido en esta bendecida, financierizada y decadente era capitalista-neoliberal.

En fin, al entender de los dominadores, viveros de seres «malvados», «intrusos», ocupantes de potenciales paraísos asignados por El Señor para el disfrute de los ricos, para sus negocios inmobiliarios y zonas de esparcimiento. Semilleros de «maldad» condenados al exterminio por la canalla neoliberal vestida de seda y perfumada con esencias exóticas.

Canalla que porta licencia para robar costas, riveras de ríos, ensenadas impresionantes, bosques esplendidos, fuentes de agua, minas de oro, uranio, titanio, litio…, puertos, aeropuertos, carreteras, tesoros históricos…

Con permiso para atracar, estafar, comprar policías y ejércitos y organizar sus guardias personales y sus acciones punitivas.

Con derecho a explotar, a sobre-explotar, a empobrecer, a discriminar, a excluir, a desalojar, a especular…

Con la exclusividad del ejercicio de la gran delincuencia: guerras de conquistas, desfalco de fondos públicos, contratos sobrevaluados, mercancías subvaluadas, evasiones de impuestos, tráfico de influencias, comisiones, sobornos mayores, apropiación de recursos naturales ajenos, narco-negocios…

Con derecho exclusivo a la impunidad terrenal y a la salvación eterna en el reino del Dios Dinero.

Con derecho a exterminar la población para ellos «sobrante» e «innecesaria» que los «intranquiliza» y «amenaza» desde sus inaceptables necesidades imperiosas; validando todos los absurdos en su ambición de que la sociedad humana funcione a su manera, a favor de su grotesca opulencia y supremacía insolente.

·         CADA VEZ MÁS NEOLIBERALISMO.

El gran capital y sus centros imperialistas sobreviven engordando y actuando contra la humanidad, volcando su crisis crónica y multilateral contra seis mil millones de seres humanos dramáticamente empobrecidos.

Por senil el capitalismo imperialista se ha tornado tozudo, militarizado y agresivo hasta la demencia; enfrentado incluso a modelos que intentan recuperar formulas keynesianas o social-demócratas, aferrado a la intensificación del neo-liberalismo o neo-conservadurismo, con fuertes tendencias neofascistas, porque las estructuras del poder se han conformado de tal manera que no dan paso a otras formulas, mucho menos a nuevos modelos capitalistas, como aconteció a raíz de las grandes crisis del pasado.

 Esto, salvando casos y situaciones, sobre todo en países beneficiarios de los excedentes ajenos y/o con alto niveles de desarrollo humano acumulado, donde la herencia social-demócrata es tan fuerte, y con bases productivas tan intensas, que el neoliberalismo todavía no ha podido o no ha tenido necesidad de anularla.


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