Carta desde la cárcel de Jordi Cuixart

“Los valientes son aquellos que vencen el mucho o poco miedo que tienen». Pedro Casaldáliga

Amigos y amigas:

Hoy hemos sabido que la Fiscalía me pide 17 años de prisión y la abogacía del Estado me pide 8, por ejercer mis derechos fundamentales. En total, la Fiscalía nos pide 214 años por ejercer el derecho a la autodeterminación.

La semana pasada pude hablar con el amigo Tono Albareda, el que fue mítico Presidente de la Fede.cat, y me contaba que estuvo más de 4 años y medio en prisión durante el franquismo. Ellos resistieron en unas condiciones mucho más adversas que las nuestras, si nosotros desfalleciéramos, su lucha habría sido en vano, en realidad somos los herederos del futuro por el que ellos lucharon, y no tenemos ningún derecho a renunciar.

No podemos caer en la trampa de que nadie agüe nada de todo lo que hemos hecho colectivamente. Nos dejamos la piel y, que nadie lo olvide, es necesario que lo sigamos haciendo porque nada, absolutamente nada, nos será regalado.

«Tu poder radica en mi miedo, si yo ya no tengo miedo tú ya no tienes poder»,decía el joven Séneca al déspota Nerón. Os aseguro que, desde la cárcel, me siento bien librado de cualquier miedo y tomo la máxima conciencia de que lo que está en juego es de una gravedad extrema y es por eso que, modestamente, desde Òmnium llamamos a la población a actuar con toda la determinación del mundo, tal como hemos explicado hoy a través de este comunicado.

Os pido que nos ayudéis a fortalecer la entidad ahora más que nunca. Hoy somos 130.000 socios pero para poder defender los derechos y las libertades, que nos son conculcadas, necesitamos ser aún más. Esta es una de las mejores respuestas que podemos dar a la Fiscalía. ¡Haceos socios de Òmnium!

No vamos a caer en la trampa de hacer el papel de víctimas al que nos quieren relegar. Nuestra actitud insobornable y de radicalidad democrática nos reafirma en la convicción de que todo lo que hemos hecho es lícito. Os doy mi palabra que con esta petición de la Fiscalía, lo personal se convierte más que nunca en político, porque nos jugamos el futuro de nuestros hijos. Nuestros derechos civiles y políticos han sido, y son todavía hoy, gravemente pisados. Con toda la humildad del mundo, siento que hoy nuestro destino individual desaparece y se convierte en una causa colectiva: ¡no hay cárcel para detener tanta democracia!

Unidos en la diversidad, pero sólo unidos, avanzaremos con determinación. Acusar a los poderes del Estado se convierte en un acto de responsabilidad y de amor a la vida.

Durante los próximos meses tenemos que concentrar toda la energía en vehicular la respuesta del 80% de la sociedad catalana que defiende el Referéndum como solución al conflicto político y no distraernos con las peticiones de la Fiscalía o las jugadas torpes de la Sala del Juicio. Aprovechemos el empoderamiento de los últimos años y hagámoslo nuestra principal arma. El juicio es una gran palanca de transformación democrática hacia la República.

Si el Estado cree que con unas peticiones de 17 años de prisión renunciaremos a nuestros ideales es que ni conocen Òmnium ni la historia de este país ni el compromiso de la sociedad catalana, que en momentos más difíciles que los actuales se dejó la piel en la defensa de los derechos y las libertades. Hemos llegado demasiado lejos como para renunciar ahora a la libertad, hemos vivido más de un año de prisión y exilio, y hay cientos de represaliados. Ya no podemos volver atrás. Si el precio de defender la democracia y el derecho a la autodeterminación es la cárcel, asumo plenamente las consecuencias, con tanta serenidad como dignidad.

Hoy no sólo no tiramos la toalla, sino que reiteramos nuestro compromiso con el país, como lo hicimos nuestros fundadores, los luchadores antifranquistas, los maestros de catalán de los años 60, como Jaume Botey o Paco Candel, Teresa Rebull o Muriel Casals. Movilicémonos pues alrededor de este 80% como principal altavoz de nuestra insobornable dignidad colectiva.

Sabernos juntos y llenos de ternura hace que todo esto valga la pena. ¡Siempre adelante!

Cárcel de Lledoners, 2 de noviembre de 2018

Jordi Cuixart