Fabrizio Casari •  Opinión •  09/11/2018

Los colores de Nicaragua sandinista

Una prueba de fuerza impressionante.

Una demostraciòn de como el Frente Sandinista tenga el pleno control del paìs y de como el pueblo nicaragüense se identifica con el gobierno, fue una escena ayer(19 de julio 2018) en todo Nicaragua, donde en cada una de los municipios  multitudes de sandinistas festejaron el 19 de Julio.

Ha sido una exibiciòn de fuerza  del FSLN que puso cosas y personas en su lugar, una mobilizaciòn que enviò un mensaje de fuerza neto y directo a todos, dentro y fuera del paìs.

En Managua, a la presencia del Ministro del exterior  cubano Bruno Rodrìguez, de Venezuela Jorge Arreaza, del Nuncio papal y de todo el Cuerpo Diplomàtico acreditado, mas 500.000 personas participaron en la manifestaciòn conclusa por el presidente Daniel Ortega.

El comandane sandinista recordò fases y revelò hechos inedito de los acontecimientos que han acompañado el tentativo de golpe de estado, denunciando con fuerza el horror del terrorismo golpista y la complicidad de la Jerarquìa eclesiàstica, que en vez de favorecer el diàlogo, ofrecìan ridìculos ultimàtum al gobierno.  Jerarquia catòlica a los cuales repetidamente ha pedido de rectificar su comportamento, de aislar las presiones golpistas que provenìan de lgunos de sus obispos y sacerdotes, que tienen a Cristo sòlo de palabra y a Somoza en el corazòn.  No obstante el golpe ha fallido y la derecha con sus padrinos y patrones estàn en retirada, Daniel ha invitado al sandinismo a “no bajar la guardia” para garantizar la funcionabilidad polìtica y la seguridad fìsica de la comunidad sandinista. Ni siquiera una menciòn de parte del Presidente, a la Resoluciòn de la OEA en la vigilia, aùn porque el valor objetivo de la misma no meritaba el escenario extraordinario de una plaza como aquella de ayer (19 de julio 2018).

Pero, quizàs, no ha sido criticada propio porque, si bien no es amigable en relaciòn al gobierno, por cuanto sea injusta, perjudicial y fruto de la voluntad imperial estadounidense, no representa de todos modos un problema para el gobierno, mientras en cambio, paradosalmente, le crea algunos al golpismo.

Al leerla contro la luz, en efecto, aunque si no tiene valor jurìdico, tratàndose sòlo de un acto polìtico que Nicaragua dentro de su soberanìa, decidirà de (adoptar) o minimizar o, incluso ignorar, la Resoluciòn es desilusionante para la derecha nicaragüense.  Porque ella, a pesar del trabajo de “lobby” de los terroristas nicaragüenses en Washington, no pudieron obtener cuanto han querido.

Aunque si es crìtica sobre el comportamiento del gobierno nicaragüense

  • Que evidentemente habrìa debido dejar que la devastaciòn y las masacres continuaran sin mover un dedo
  • La Resoluciòn condena “ todos los actos de violencia” para despuès especificar “comprendidos aquellos cometidos por la policìa”.

Lo que significa que la cuenta de manifestantes pacificos (“angelitos” como los define el obispo somocista Silvio Bàez) atacados por la policìa, ahora ya es improponible incluso por la OEA.   Che, por el contrario invita a “perseguir los responsables de la violencia con los correspondientes procedimientos jurìdicos”, cosa que la Policìa Nacional y el Poder Judicial estàn ya haciendo.

Tambièn a la Jerarquìa eclesiàstica no le gusta, sea como “mediadora”, que como “testimone” porque viene reducida a “partìcipe” del diàlogo nacional.  Es una toma de distancia importante, que se mide tambièn con el mèrito del negociado (al punto 4) sobre las elecciones anticipadas, en efecto la actitud de ultimatum de la Jerarquìa catòlica viene desautorizada:  no existe adhesiòn a su peticiòn perentoria de elecciones entre Marzo 2019, en cambio se refiere a un “calendario electoral de definir conjuntamente en el àmbito del diàlogo nacional”.

La Jerarquìa eclesiàstica nicaragüense, dominada del ànimo somocista de Bàez, Mata y Alvarez, paga las consecuencias que testimonian incontrovertiblemente su rol de direcciòn polìtica del golpe y no de mediadores.   El comportamiento ideològico de la CEN surgiò por todas partes: en el comportamiento  hacia el gobierno (tìpicos de la interlocusiòn adversa y no de la mediaciòn); en relaciòn a los golpistas (a los cuales se les ofreciò cobertura y sostenimiento directo en momentos en los cuales deberìan retirarse); en la indiferencia hacia las vìctimas sandinistas ( por las cuales la iglesia nunca intervino).   A una mujer que preguntaba porquè no se movieron tambièn para salvar a su hijo, sandinista, el Cardenal Brenes respondiò, “no tengo tiempo”.

La huida de la Jerarquìa eclesiàstica de Diriamba queda la imàgen simbòlica del cambiamento que intervino en esta crisis en la relaciòn entre iglesia y pueblo.   La iglesia paga la incapacidad de gestiòn polìtica de un rol que habrìa tenido necesidad de neutralidad  autèntica, de sostenimiento a la bùsqueda de la paz, de lucidez polìtica y habilidad negociable y no de furia udeològica de fariseos somocistas en tùnica.  Pero la participaciòn directa al golpe, el acompañamiento polìtico del M19 e incluso la horrible contribuciòn directa de algunos sacerdotes a las torturas infligidas a los sandinistas prisioneros de las maras (evidenciada de decenas de videos e imàgenes ndr), han enterrerado el rol polìtico de los obispos y tambièn el respeto y afecto que  gran parte de la poblaciòn tenìa hacia ellos.

Sòlo una operaciòn de profunda restructuraciòn interna en la Conferencia  Episcopal nicaragüense, que vea el cambio de posiciò polìtica en cuanto a la marginaciòn de las figuras màs comprometidas con el terrorismo golpista puede lograr reavecinar los fieles a la iglesia y hacer regresar a la misma a desarrollar un rol importante en la vida del paìs.

Tambièn para la derecha la prueba de fuerza del sandinismo tendrà repercusiòn interna.  Paralelamente a la gran mobilizaciòn sandinista, se debe gravar còmo el creciente aislamiento del golpismo se ha ya manifestado en ocasiòn de las dos (2) huelgas nacionales miseramente fallidas y de una “cadena de la paz” que se preveìa “volcànica” pero que ha reagrupado sòlo 3-400 personas.

En tres meses de terror e insolencia, de mentiras y descaro, el capital polìtico del cual disponìa la derecha se ha vuelto un recuerdo.   Y es perfectamente inùtil concentrarse en el plano internacional, porque cuando las relaciones de fuerzas en el paìs son quella exibidas ayer (19 de julio 2018), las posiciones internacionales dejan el tiempo que encuentran.

Lo que queda es una derecha dividida que carece de concenso popular y en una situaciòn de confrontaciòn en su interno y que ve reducirse seriamente el especio negociable que habìa tenido en los primeros dìas de la protesta.  La ilusiòn que los arruinò fue aquella de creer que el odio y el dinero habrìan vencido sobre un sandinismo que pensaban ya acomodado y no beligerante, sobre un FSLN dividido y distraìdo, preocupado sòlo de obtener votos.  Eso ha motivado la ilusiòn que bastaba un empujòn, una campaña militar basada sobre el terror, para llevar a un estado de ingobernabilidad que habrìa terminado con la caìda del gobierno y, con èl, del FSLN.

Error macroscopico, fruto de impericia polìtica y de incapacidad de entender el paìs.   Mala evaluaciòn de quienes sueñan mercados accionarios pero que no ponen pie en quellos populares de barrios. 

Incapaces de entender a Nicaragua y al FSLN, han creìdo al cuento chismoso de un sandinismo que querìan complacido y satisfecho, ya empeñado sòlo en emprendedurìa.   Se compartieron charlas al ron en los Clubes Exclusivos y en casas de lujo en Managua para la realidad socio-cultural del paìs.  Han ipotizado un alejamiento creciente entre los cuadros històricos del FSLN y el gobierno actual, como si cada opiniòn o cualquier malhumor pudieran transformarse en un abandono o un traicionamiento, como si los sandinistas fueran todos engendrados sobre el modelo MRS.

Pero la agencia del rencor y del odio que viaja bajo el nombre de MRS es solamente un agregador de rabia sin perspectivas (esperanza); su cùpula està compuesta por la burguesìa nicaragüense (Cuadra, Chamorro, Cardenal, Belli, etc.),  fue sandinista cuando se debìa gobernar y se volviò derecha cuando la derecha llegò al gobierno.   Entre sus nuevos amigos, cruentan los nazis de Arena de el Salvador y ha demostrado de no valer politicamente ni siquiera el 2 por ciento del cual es acreditado.

En cambio el FSLN ha demostrado de ser màs unido y vivo que nunca, de ser capaz de liberar una fuerza polìtica y militar a la altura de cualquier competiciòn, de ser capaz de salvaguardar Constituciòn e Instituciones, de saber tener juntos gobernantes y gobernados, de ser en grado de tener el paìs en seguridad y de reconocer en la figura de su Comandante de siempre, Daniel Ortega, un lider inatacable y de altìsimo perfil.

A recordar los respectivos pesos y medidas, historia y destinos, valores e ideales, treinta y nueve años despuès de aquel 19 de Julio del 1979, cuando la entrada en Managua de los Sandinistas cancelaba para siempre la dictadura somocista, ayer una plaza todavìa màs grande ha querido reafirmar que Nicaragua y sandinismo son como madre e hijo y ha querido advertir al somocismo de regreso, de cualquier modo se llame hoy, que podràn morir de rancor y nostalgia, pero que no regresaràn.

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