Eduardo Montagut Contreras •  Memoria Histórica •  15/04/2017

El Ateneo Catalán de la Clase Obrera

El Ateneo Catalán de la Clase Obrera fue una sociedad cultural fundamental en la segunda mitad del siglo XIX en Barcelona en el ámbito de la enseñanza y formación de los trabajadores.

El Ateneo fue creado en 1861 por personajes cercanos al liberalismo progresista barcelonés con el fin de promocionar la educación y la formación entre la clase obrera, habida cuenta de las dificultades para acceder a la misma. Comenzó impartiendo un programa de cultura general: lengua, matemáticas, historia y geografía. Al año siguiente tenía más de doscientos alumnos, aunque luego, a mediados de la década, bajó algo el número. Hasta la Revolución de 1868 la institución no tuvo ningún contacto con el movimiento obrero. Sus patrocinadores, en aras de una acusada filantropía, buscaban mejorar la condición de los trabajadores, por lo que el Ateneo podría convertirse también en un medio para atemperar el radicalismo obrero.

La Revolución de 1868 cambió completamente el espíritu del Ateneo, para convertirse en un centro donde se concentró una serie dirigentes obreros muy vinculados a las ideas bakuninistas mayoritarias de la Internacional en España, especialmente en Barcelona. En realidad, se puede decir que allí nació el núcleo de la sección barcelonesa de la AIT. En ese momento estarían Rafael Farga i Pellicer, Jaume Balasch y Josep Llunas i Pujals, entre otros.

Por otro lado, es importante destacar que las enseñanzas giraron de una formación general a una más científica y técnica, dado el alto número de ingenieros que ejercieron de profesores. Se potenció mucho el aprendizaje de las matemáticas, la física y química, rudimentos de construcción y ciencias aplicadas a las artes y la industria. También se potenció la enseñanza de la economía política. En todo caso, no se olvidaron los saberes humanísticos. Es de destacar, además, que se impartieron clases de enseñanza elemental para obreras.

El ejemplo barcelonés cundió porque se abrieron otros ateneos en Madrid, Valladolid, Zaragoza, Alicante o Cáceres.

El golpe de enero de 1874, que terminó con la experiencia de la Primera República, fue determinante en la represión de todo tipo de organización obrera. El Ateneo sería clausurado.

Pero el ejemplo del Ateneo siguió presente entre muchos miembros del movimiento obrero catalán. De ese modo, en 1881 se creó el Ateneo Obrero de Barcelona, dirigido por Manuel Bochons y Josep Pàmias.


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