Nicolás Ramón Contreras Hernández •  Cultura •  31/12/2016

Debbie Reynolds: sueño y pesadilla en el cine racializado gringo

"Mientras desde Hollywood, estas películas reforzaban la historia del sueño americano y del país líder del mundo libre, debajo de esta alfombra se escondía el racismo puro y duro, que no aceptaba la actuación de los creadores de los ritmos y bailes surgidos de plantaciones y ghettos,  como Charleston, Swing, Jazz, Fox Trox, Rithm and Blues, Blues o Rock,  llegando a excesos de exclusión raciales tan alarmantes como el caso del creador del Tap, John William Soublette o Bubble, quien gracias a su gran talento había logrado actuar en el prestigioso Zeigfeld Follies, en 1931 junto a Eddie Cantor, Danny Kaye y Al Jolson, el judío jázaro que pintado de betún (Herrero 2016) bailaba jazz: Fred Astaire tendría que pintarse de betún en Swing Time para hacer el sketch Bojangles of Harlem, como homenaje a Jackie Robinson, el primer afrogringo en jugar grandes ligas."

Debbie Reynolds: sueño y pesadilla en el cine racializado gringo

 Casi nadie recuerda como Mary Frances Reynolds a la mujer que falleció ayer 28 de diciembre de 2016 en una reconocida clínica que ha visto morir a muchos famosos en Los Ángeles California. Recuerdo haber leído de Debbie Reynolds – nacida el 1 de abril de 1932 en El Paso Texas-  en las páginas de publicidad de la revista de propaganda del USA Departamento de Estado Reader’s Digest, varios de cuyos ejemplares me dejó en heredad literaria mi padre Ismael Contreras Meneses y que datan de los años 50 y 60, donde unas veces era el clásico rostro angelical con el pelo lacio -rubio o negro- coronado por esos labios de rojo encendido de las USA modelos de la Coca-Cola de la época. En otras ella era el motivo de una nota de farándula sobre su carrera de actriz fulgurante en una galaxia de supernovas, en la cual entró pisando fuerte cuando en 1950 participa junto a la leyenda del musical y el baile Fred Astaire en Three Little Words, con el cual consigue una nominación a los premios Globo como estrella revelación.

     Debbie fue contemporánea en las artes escénicas – dominando el difícil y exigente género del musical – actuando o bailando con la elegancia y soltura de las más grandes, en la época realmente dorada de la cinematografía mundial después de la segunda guerra mundial, alternando con rutilantes estrellas como Ginger Rogers, Judy Garland – la mamá de Liza Minelly- Rita Hayworth, Carol Baker o Elizabeth Taylor, quien fuera su mejor amiga pero le quitó a Eddie Fisher, el famoso cantante con quien procreó a Carrie Fisher, la eternamente primorosa princesa Leia Organa de Alderaan de La Guerra de las Galaxias, un punto de inflexión en su vida como madre y actriz, que marcó su relación tormentosa con su hija Carrie,  fallecida el 27 de diciembre de este año y a quien,  con la fuerza del amor, rescató del lado oscuro de las drogas, el alcohol y un trastorno bipolar agravado por una separación paterna temprana.

     Debbie Reynolds escribió una de las páginas – sketch les llaman en el anglicismo audiovisual- más rutilantes de un libro cinematográfico increíble como Cantando bajo la lluvia o Singing in the Rain– un clásico de culto del cine basado en la canción de 1930 del compositor Arthur Freed – donde alternó con dos de los mejores bailarines blancos del cine gringo: Gene Kelly y Donald O’Connor, el abuelo de las acrobacias de Jacky Chan y de los Break dancers: allí están como prueba irrefutable las inolvidables acrobacias de Good Morning, donde Kelly, Reynolds y O’connors, hacen los más increíbles pasos de baile, subiendo y bajando escaleras al unísono, o haciendo volteretas con salto mortal incluido, sobre un sofá desde el  cual parten a voltear otro con sus pasos y  sin trastabillar: John Travolta y Olivia Newton lucen como paralíticos sin ritmo al lado de estos grandes olvidados.

     ¿Pero qué pasaba en el cine gringo no Hollywoodense y en el vecino Méjico? Mientras desde Hollywood, estas películas reforzaban la historia del sueño americano y del país líder del mundo libre, debajo de esta alfombra se escondía el racismo puro y duro, que no aceptaba la actuación de los creadores de los ritmos y bailes surgidos de plantaciones y ghettos,  como Charleston, Swing, Jazz, Fox Trox, Rithm and Blues, Blues o Rock,  llegando a excesos de exclusión raciales tan alarmantes como el caso del creador del Tap, John William Soublette o Bubble, quien gracias a su gran talento había logrado actuar en el prestigioso Zeigfeld Follies, en 1931 junto a Eddie Cantor, Danny Kaye y Al Jolson, el judío jázaro que pintado de betún (Herrero 2016) bailaba jazz: Fred Astaire tendría que pintarse de betún en Swing Time para hacer el sketch Bojangles of Harlem, como homenaje a Jackie Robinson, el primer afrogringo en jugar grandes ligas. Sin embargo Soublette sería el primer actor negro en llegar al cine y la televisión, luego de conquistar los escenarios de la BBC de Londres desde finales de los años 30.

     Entre tanto en Méjico – entre los años 30 y 60 – bailarines mulatos cubanos desconocidos junto a Adalberto Martínez Resortes y Mario Moreno, recreaban los ritmos urbanos gringos y afrocubanos – interpretados por estrellas como Benny Moré o Pérez Prado- integrando aíres de la diaspora africana desde el Swing, la rumba, el calipso, Bossa Nova, el mambo y la cumbia de Colombia bailada con carriel paisa, caricaturas intencionadas de un cine mejicano que para la época, podía competir de tú a tú con el cine gringo, pues tenía también a Pedro Infante  y otros contemporáneos de Debbie Reynolds, quien con sus actuaciones y carisma,  ayudó a sostener el sueño americano como ideal de mundo y sociedad perfecta.

      Eso pasaba mientras en casa – USA-  los descendientes de africanos, tenían que crear su propio cine gracias a un autodidacta como Óscar Micheaux, el precursor de Spykes Lee, John Cassavettes – el griego que ensayó cine alternativo- o Don Singleton con sus creaciones para el cine mudo y hablado que se veían en ghettos y villorrios:  Micheaux fue el hombre que desde sus primeras películas en 1919,  abonó el camino para todos ellos y  para el primer Óscar en manos de un actor afro en papel estelar, que recaería en el antillano Sidney Poittier en 1964 con Los Lirios del Valle, actuación con la cual igualaba la hazaña de Hattie McDonald en Lo que el viento se llevó como actriz de reparto en 1940.

      Ese mundo de glamour y aparente inclusión por el esfuerzo propio, ayudó a encubrir las masacres normales del KuKux Klan para la época, en el vecino Misisipi entre 1910 y 1964, cuando llegó a su clímax  uno de los hechos que serían llevados al cine por el director Alan Parker, con la actuación de un contemporáneo de Debbie Reynolds como Gene Hackman en la cinta de 1988 Mississippi burning o Arde Misisipi. Precisamente para esa época Debbie Reynolds tiene dos memorables actuaciones: en 1962 con la superproducción La conquista del oeste – How the west was won- junto a Gregory Peck, Henry Fonda o John Wayne, entre otros. Y en 1964, La insumergible Molly Brown, un musical de Broadway en honor a Margaret Tobin Brown, la feminista gringa, actriz y filántropa enamorada de París que en la primera guerra mundial, sentó con su atención voluntaria a los heridos, el voluntariado en tiempos de guerra que fortaleció a la Cruz Roja. Por esta producción fue nominada al premio Óscar.

     La Conquista del oeste, fue precisamente una versión rosa de Hollywood, de la película más racista y propagandista del Kukuk Klan como lo fue El surgimiento de una nación de D.H. Griffith, la cinta de 1914 que fundó la imagen del Hollywood y USA basada en el poder del blanco por encima de todas las cosas, que recupera Donald Trump. En esos tiempos, fue un salvavidas que trató desde la pantalla de recuperar los ánimos y la fe de un país, que se embarcaba en la guerra del Vietnam, prometiendo al mundo combatir la amenaza de la tiranía comunista, mientras en casa como ahora, masacraba incluso hasta 115 personas afrogringas, en las protestas raciales de la época ¿Fue Debbie Reynolds culpable de ello?

     Por supuesto que no. Fue una actriz que vendía su mano de obra actoral, a una fábrica de ilusiones  y de propaganda del sueño gringo, la misma maquinaria que monopolizó la industria del cine, en cuya lógica todo tiene obsolescencia programada, como en la novela de Henry Denker (1980) Fabricante de Estrellas – no confundir con la película El Fabricante de estrellas  de Giuseppe Tornatore de 1995 o la del pionero el argentino Manuel Romero de 1943 – obra que muestra la podredumbre moral de un mundo que intentó jubilar antes de tiempo la vigencia de la actriz a principios de los años 80, la cual se vio obligada a crear un casino y una escuela actoral, para no caer en el olvido, al cual venció con sus posteriores éxitos en la serie Will & Grace del 2006,  Behind the candelabraDetrás del candelabro- en el 2012, el premio del sindicato de actores – en el 2015- con estrella en el paseo de la fama; y un cierre con broche de oro con The Brigh Lights, que será estrenado en 2017 por el canal HBO y con el cual se despidió del mundo actoral en el pasado festival de Cannes.

    Sí hubiera un personaje a la medida de Eddie Reynolds, ese sería Molly Brown, la mujer que además de haber sido feminista, actriz, escritora y filántropa, sobrevivió al desastre del Titanic. Eddie Reynolds también fue una mujer insumergible a quien no pudieron detener ni envejecer antes de tiempo sus fracasos matrimoniales en serie, de los cuales siempre se repuso. Por eso el tiempo respetó su angelical belleza, que la sitúa entre las más rutilantes del universo de Hollywood, ese monstruo que no pudo devorarla y echarla a la basura del olvido. De ese mismo olvido, con la su fuerza maternal, salvaría del lado oscuro de las drogas, a su hija Carrie de 60 años que se la llevó con su muerte. Así como Castor y Pólux, le queda la tarea a los astrónomos de bautizar la constelación de Eddie y Carrie, por la mujer y la hija que ayudaron a construir la imagen del sueño americano, pero lo develaron en sus memorias como la pesadilla racialista y machista gringa. 

* RED INDEPENDENTISTA DEL CARIBE.

Observatorio de medios y estudios académicos desde perspectiva de género y etnia.

Inforeferencias:

Herrero, J (2016). Cuando los negros eran blancos pintados con betún. En Diario La Razon. Versión digital recuperada de: http://www.larazon.es/cultura/cine/cuando-los-negros-eran-blancos-pintados-con-betun-BF12067237

Lavia, Darío (sf). Óscar Micheaux y el cine racial. Recuperado de: http://www.quintadimension.com/televicio/index.php?id=137

Ayuso, Rocío (2016). Muere la actriz Debbie Reynolds un día después que su hija. Recuperado de: http://cultura.elpais.com/cultura/2016/12/29/actualidad/1482966478_621211.html

https://www.youtube.com/watch?v=nCSUsF_YEe0&list=RDnCSUsF_YEe0&index=1 – Good Moring Eddie Garland, Gene Kelly y O’Connors le dan clases a los bailadores actuales con pasos que tomaría el break dance.

https://www.youtube.com/watch?v=p3YWWfnWBJM&index=2&list=RDnCSUsF_YEe0 – Gene Kelly y O’Connors le dan clases a los bailadores actuales con pasos que tomaría el break dance.

https://www.youtube.com/watch?v=SND3v0i9uhE – O´Connor el abuelo de las acrobacias de los break dancers y de Jacky Chan.

https://en.wikipedia.org/wiki/John_W._Bubbles – Historia de John Bubble Sublette, el abuelo de los pases de Michael Jackson.


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