Juan Carlos Rois •  Opinión •  07/02/2022

La cifra de efectivos del ejército español está sobredimensionada en todas sus escalas. Hay un mando por cada 1’46 soldados

La cifra de efectivos del ejército español está sobredimensionada en todas sus escalas. Hay un mando por cada 1’46 soldados

El boletín Oficial del estado de 7 de enero de 2022 publicó una curiosa resolución que me había pasado desapercibida hasta el día de la fecha en que, tras las forzosas vacaciones de siete días (luego ampliadas a más de diez por culpa de las tiras de antígenos o como diablos se llamen) que me ha regalado la Comunidad de Madrid, cuna de la libertad, España dentro de España y llave del cofre del Cid al que alguna vez alguien se propuso cerrar con doble vuelta para que no volviera a cabalgar ¡iluso él! me he puesto a revisar papelorios.

Se trata de la Resolución 320/38001/2022 de la Dirección General de Personal del Ministerio de Defensa.

Dicha resolución fija el número de efectivos del ejército español, que hasta ahora veníamos todo el mundo diciendo que eran unos 121.000.

Pero no.

Contamos con 131.762. Éramos pocos y parió la abuela, que dijo el otro.
Veamos una representación gráfica de esta distribución:

¿Qué les parece que tengamos 53.535 mandos para mandar a 78.237 soldados y marineros o, lo que es lo mismo, un mando por cada 1,46 soldados? ¿sobran mandos?¿faltan soldados? ¿sobra todo? ¿los mandan a turnos?

La ratio es irracional. Es más, comparada con la ratio efectivos/mandos de los flamantes ejércitos de nuestros socios militares, resulta fuera de lógica.

¿Y qué soluciones proponen nuestras fuerzas políticas en su carnaval de improperios y naderías? Pues aumentar el esperpento cronificando a los soldados que llegan a 45 años y acaban su contrato, aumentar el gasto de personal y los salarios militares, que los pobres están a dos velas, aumentar lo que pueden las plantillas militares y mandar tropa a donde quiera que la ministra del ramo, en un calentón de los suyos, considera que aún no ha viajado a traer la paz al mundo.

Las cifras del gigantismo militar español se agravan más aún si contabilizamos además los 76.642 guardiaciviles que mantiene España. Y más aún si contabilizamos las 17.539 personas del personal civil del ministerio de defensa, que tampoco son moco de pavo.

Tenemos un ejército megacefálico. Sobran (y muchos) mandos para mantener una ratio eficaz desde el punto de vista militar.

Tenemos un ejército sobredimensionado también por abajo. Sobran tropas
Pero no es el único mal: sobran también efectivos por tres sencillas razones:

  • 1) Porque desde una lógica puramente de eficacia militar, no se necesita ese abrumador número de soldados para defender un Estado como España, caracterizado desde el plano militar por no contar con enemigos (lo dicen ellos mismos en sus documentos de planeamiento militar) ni con amenazas de índole militar. Más bien, este ejército desmesurado lo destinamos a ejercer el intervencionismo y la injerencia militar en el exterior (más de 3.000 soldados en este momento en 17 misiones exteriores y más de 120.000 efectivos enviados fuera en las más de 100 misiones realizadas por España desde Felipe González hasta la fecha)
  • 2) Segundo, porque desde el punto de vista presupuestario pagar este ejército gigante (que acumula la mayoría del presupuesto del ministerio de Defensa) es insostenible, razón por la que, año tras año, el presupuesto de defensa resulta deficitario y acumula deuda.
  • 3) Y tercero, porque es aberrantemente insolidario y un agravio comparativo frente a las necesidades de seguridad humana y las necesidades sociales de la población.

¿A esas cabezas pensantes que se empeñan en que este tropel nos defiende de unos enemigos vaporosos y fantasmagóricos no se les habrá ocurrido pensar en este despropósito?

Pero tenemos otras estadísticas que no queremos pasar por alto.
Del conjunto de personal al servicio de la Administración del estado, según las últimas cifra publicada por el boletín Estadístico de personal al servicio de las Administraciones públicas, de julio de 2021, resulta que el ejército acumula uno de cada cuatro funcionarios (en realidad el 25,5%), cantidad que aumenta al 28,4% si sumamos el personal civil al servicio del ministerio de defensa, al 43,75 % si sumamos a la guardia civil, y al 56% del personal total al servicio de la administración central si además sumamos la policía.

Que más de 1 de cada dos funcionarios públicos al servicio del Estado se dedique a funciones militares, paramilitares o de seguridad retrata muy bien la principal actividad del estado y el enfoque altamente securitizador de las políticas vigentes.
Si comparamos, tocamos a un militar por cada 359 censados, cifra que disminuye a uno por casa 227 personas si sumaos los guardiaciviles.

La cifra contrasta con otras que he elegido al azar: un@ médic@ por cada 171 personas, un@ profesor@ de secundaria por cada 183 personas, un@ profesor@ de primaria por cada 204 personas, un@ profesor@ universitari@ o personal docente investigador en universidades españolas por cada 393 personas, un@ farmacéutic@ por cada 616 personas, un@ profesor@ de educación infantil por cada 836 personas, un@ profesor@ de educación especial por cada 1.155 personas, un@ juez@ por cada 8.894 personas, un@ cooperante internacional por cada 17.474, . . .

No sólo es que tengamos una exageración de militares y un ejército desgalichado, cabeza grande y culo gordo, que no sirve para defender la seguridad humana y que supera las cifras de profesionales de otras cuestiones mucho más necesarias para la sociedad. No sólo es que el ejército no sirva para defender la seguridad humana, sino para el control social interno y para la injerencia en países donde no se nos ha perdido nada, sino que, además, tenemos militares hasta en la sopa y una comparsa de acompañamiento, principalmente del faranduleo político oportunista, del entramado mediático interesado, del catetismo opinático-tertuliano y de la fanfarria biempensante que los jalea, aplaude y propone para cuanta ocurrencia aparece en el horizonte.

Y a todo esto ¿alguien os ha preguntado si para el común de los mortales es esta la prioridad y si queremos colaborar con estas estrategias de dominación-violencia en las que nuestro ejército, como pieza mamporrera de la OTAN y de la política militarista de la UE, participa?

Ya se lo digo: den de comer al dragón insaciable, ya verán como al final el tragón acaba comiéndoles la mano.


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