Michael Roberts •  Opinión •  22/09/2022

Esperanza de vida y desarrollo humano en el siglo XXI

La esperanza de vida es uno de los mejores índices de desarrollo humano. En las sociedades de cazadores-recolectores, en promedio, alrededor del 57-67% de los niños llegaban a los 15 años. Y el 79% de esos jóvenes de 15 años alcanzaban los 45 años. Finalmente, los que tenían 45 años podían esperar llegar a los 65-70 años. Por tanto, la esperanza de vida al nacer en estas sociedades era muy baja, dada la alta mortalidad infantil. Pero alrededor del 40% llegaba a los 65 años como promedio. Parece haber sido peor en las sociedades feudales y esclavistas basadas en clases. La esperanza de vida promedio en la Edad Media para un campesino era de solo 35 años al nacer, pero estaba más cerca de los 50 años en promedio para aquellos que superaban los 15 años. 

Sin embargo, medir la esperanza de vida al nacer no es una guía perfecta de cuánto tiempo vivian los humanos en las sociedades precapitalistas. Sin embargo, no hay duda de que la esperanza de vida en promedio aumentó considerablemente una vez que la ciencia se aplicó a la higiene, el alcantarillado, el conocimiento del cuerpo humano, una mejor nutrición, etc. Por supuesto, hubo grandes desigualdades en la esperanza de vida en las sociedades de clases entre ricos y pobres.

Si aceptamos que la esperanza de vida es un buen índice del desarrollo humano, los últimos datos de las sociedades capitalistas del siglo XXI son reveladores. La esperanza de vida cayó en EEUU en 2021 a su nivel más bajo desde 1996, el segundo año de un retroceso histórico, principalmente debido a las muertes por COVID-19. La caída de 2019 marcó la mayor reducción en dos años en la esperanza de vida al nacer en casi un siglo, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EEUU. Además, la disparidad en la esperanza de vida entre hombres y mujeres se amplió el año pasado al nivel más alto en más de dos décadas, y ahora se espera que los hombres estadounidenses vivan solo 73,2 años, casi seis años menos que las mujeres.

Las muertes por COVID-19 contribuyeron a más de la mitad de la disminución general de la esperanza de vida en EEUU el año pasado. El COVID-19 fue considerado la causa de más de 460.000 muertes en EEUU en 2021, según los CDC. Pero el COVID no fue el único factor de este declive. Las sobredosis de drogas y las enfermedades cardiacas también contribuyeron significativamente, según los datos. Curiosamente, las muertes por suicidio disminuyeron en 2020 durante el COVID, pero siguieron siendo el quinto factor que más contribuyó a la caída de la esperanza de vida general el año pasado. Las muertes relacionadas con el varones estadounidenses. 

Si bien la esperanza de vida en EEUU disminuyó de 78,6 años en 2019 a 76,9 años en 2020 y 76,1 años en 2021, una pérdida neta de 2,4 años, en contraste, los países más parecidos promediaron una disminución menor en la esperanza de vida entre 2019 y 2020 (0,55 años) y un aumento de 0,26 años entre 2020 y 2021, ampliando la brecha en la esperanza de vida entre EEUU y otras economías capitalistas avanzadas a más de cinco años. La disminución en la esperanza de vida en los EEUU está muy racializada: las mayores caídas en 2020 ocurrieron entre las poblaciones de indios americanos/nativos de Alaska, hispanos, negros y asiáticos. Para los nativos americanos y nativos de Alaska, la esperanza de vida se redujo a 65 años, cerca del promedio nacional durante la Segunda Guerra Mundial.

Esta disminución de la esperanza de vida en EEUU, a pesar de su afluencia, contrasta con el continuo aumento en China durante la pandemia de COVID, donde la tasa de mortalidad por el virus fue mínima en comparación con EEUU y Europa. Como resultado, en 2021, ¡la esperanza de vida al nacer en China ahora es más alta que la de los EEUU!

Este dato es una condena dura y deprimente del capitalismo estadounidense en el siglo XXI. “El estancamiento de la esperanza de vida refleja profundos desafíos sociales, no solo en nuestro sistema de salud, sino también en nuestros sistemas económicos y políticos”, según Dave Chokshi, médico y ex comisionado de salud de la ciudad de Nueva York.

No fue sólo la pandemia. Los estadounidenses de todas las edades, en todos los niveles de ingresos, tienen una probabilidad inusual de morir a causa de las armas, las drogas, los automóviles y las enfermedades. Los bebés estadounidenses tienen más probabilidades de morir antes de cumplir los cinco años; los adolescentes estadounidenses tienen más probabilidades de morir antes de cumplir los 20 años; y los adultos estadounidenses tienen más probabilidades de morir antes de cumplir 65 años. Europa tiene mejores índices de esperanza de vida que los EEUU en todos los ámbitos, para personas blancas y negras, en áreas de gran y poca pobreza.

EEUU tiene más muertes por sobredosis de drogas que cualquier otro país de altos ingresos, tanto en general como per cápita. Incluso antes de la pandemia, la esperanza de vida en los EEUU disminuyó sucesivamente en 2015 y 2016, en gran parte debido a la epidemia de opioides y las sobredosis de drogas. Estados Unidos tiene una  tasa de mortalidad por accidentes de tráfico más alta que Canadá, Australia, Japón, Corea del Sur y la Unión Europea. Incluso por milla recorrida, EEUU todavía tiene una tasa de mortalidad más alta que gran parte de Europa.

Con un 40 por ciento entre los adultos, la tasa de obesidad de EEUU es el doble del promedio de la mayoría de los países europeos y ocho veces mayor que la de Corea o Japón. Aunque la relación precisa entre el peso y la salud es controvertida, el Commonwealth Fund, una organización independiente, ha declarado sin rodeos que los niveles de obesidad en los Estados Unidos son responsables de aproximadamente una quinta parte de las muertes entre los adultos estadounidenses de 40 a 85 años. 

Estados Unidos tiene menos médicos generales per cápita que la mayoría de los países ricos, en parte debido a la larga y costosa educación médica que alienta a los médicos a convertirse en especialistas bien pagados. Y junto con esta falta de atención primaria asequible y accesible, EEUU tiene la tasa más alta de muertes evitables de cualquier nación rica. (Como ejemplos de la definición de la OCDE de mortalidad «evitable» se incluyen muertes relacionadas con alcohol, tiroteos, accidentes y gripe).

La esperanza de vida es un índice importante de desarrollo humano, pero no es el único. La ONU ha creado un índice de desarrollo humano (IDH) que mide no solo la esperanza de vida, sino también el avance educativo y la prosperidad económica. El IDH se lanzó en 1990. En su último Informe sobre Desarrollo Humano (IDH), los datos confirman que el capitalismo del siglo XXI, si es que alguna vez lo fue, ya no es progresista en el desarrollo del bienestar humano. El informe dice que “décadas de progreso en términos de esperanza de vida, educación y prosperidad económica han comenzado a desmoronarse desde la pandemia”.  En los últimos dos años, nueve de cada diez países han retrocedido en su IDH.

Suiza se encuentra en la parte superior del índice, con una esperanza de vida de 84 años, un promedio de 16,5 años dedicados a la educación y un salario medio de 66.000 dólares. En el otro extremo de la escala se encuentra Sudán del Sur, donde la esperanza de vida es de 55 años, las personas pasan en promedio solo 5,5 años en la escuela y ganan $768 al año. Pero los reveses recientes en la mayoría de los 191 países incluidos en el índice, especialmente en la esperanza de vida, han hecho retroceder los niveles de desarrollo a los registrados en 2016, revirtiendo una tendencia de 30 años.

A lo largo de los años, desde que se introdujo el índice, muchos países se han enfrentado a crisis y han retrocedido, pero la tendencia mundial fue constantemente hacia arriba. El año pasado fue la primera vez que el índice disminuyó en general desde que se comenzó a aplicar y los resultados de este año solidificaron esa tendencia a la baja. Y “las perspectivas para 2022 son sombrías”, dice Achim Steiner, uno de los autores de HDR, quien señala que más de 80 países se enfrentan a problemas para pagar su deuda nacional. “Ochenta países a un paso de enfrentar ese tipo de crisis es una perspectiva muy seria” , dice. “Estamos viendo profundas distorsiones, cuyo final se desarrollará durante varios años”.

Cuando miramos la tabla clasificatoria de países en el IDH, las economías capitalistas avanzadas más ricas habitualmente están en la parte superior. Pero Estados Unidos no está entre los primeros 20; es el 21 , aunque tiene, con mucho, la mayor población de estos países más ricos. Y si comparamos el progreso en desarrollo humano en las principales economías del G7 utilizando el IDH desde 1990, encontramos que, aunque EEUU fue el país mejor situado del G7 en 1990, ha caído al quinto lugar de siete. Mientras que el IDH de Alemania aumentó un 13,6 % entre 1990 y 2021, el IDH de EEUU aumentó solo un 5,6 %. Y EEUU fue el que menos subió del G7 en el siglo XXI. Extrañamente, el Reino Unido fue el que más subió desde 1990, aunque desde un comienzo más bajo, y fue el que subió más rápido en el siglo XXI  hasta la fecha. Esto puede deberse al mayor gasto en educación promedio en la década de 1990 y principios de la del 2000.

 1990200020211990-20212000-21
Alemania0.8290.8890.94213.66.0
Canada0.8600.8900.9368.85.2
Reino Unido0.8040.8620.92915.57.8
Japón0.8450.8770.9259.55.5
EEUU0.8720.8910.9215.63.4
Francia0.7910.8440.90314.27.0
Italia0.7780.8410.89515.06.4

A todos los países del G7 les fue mejor que a EEUU, otro indicador del declive relativo del imperialismo estadounidense.

La ONU también ha desarrollado un IDH ajustado por la desigualdad, en el que el grado de desigualdad de ingresos se introduce en el IDH para modificar el resultado. Cada país tiene un grado de desigualdad. Pero algunos son mucho peores que otros. Entre las economías del G7, el nivel de desigualdad en los EEUU e Italia es tan alto que reduce el IDH en esos dos países en más del 11 % y los coloca aún más abajo en la liga del IDH. 

Esto no es sorprendente dado el enorme aumento de la desigualdad y la pobreza en los EEUU desde que se inició el HDI. En enero de 2022, la Oficina del Censo de EEUU informó que en 2020 había 37,2 millones de personas en situación de pobreza, aproximadamente 3,3 millones más que en 2019; es supone una tasa oficial de pobreza del 11,4 %, un aumento de 1,0 punto porcentual frente al 10,5 % de 2019. El “umbral de pobreza” para una familia de cuatro personas en 2020 fue de $26.496. Y la Reserva Federal de EE UU informa que en 1989 el 1 por ciento superior controlaba el 23,5 por ciento de la riqueza de la nación y, en 2022, su participación aumentó al 31,8 por ciento o $ 44.9 billones. El 50% inferior de los poseedores de riqueza tenía el 3,7% de la riqueza familiar en 1989; ahora tienen el 2,8%.

La desigualdad es aún mayor en muchos países del Sur Global. En particular, Brasil, Sudáfrica e India tienen tasas de desigualdad impresionantes que reducen su IDH en más del 25%.

Si observamos las llamadas economías emergentes más grandes por población, incluidos los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), como era de esperar, China logró la mayor mejora en su IDH de todos los países. Desde un mínimo 0,48 en 1990, el IDH de China alcanzó 0,77 en 2021, un aumento del 59 %. Compare eso con India, que comenzó prácticamente con el mismo IDH que China pero alcanzó solo 0,63 en 2021, un aumento del 46% pero mucho menor que el de China. 

 1990200020211990-20212000-21
Argentina0.720.780.8416.58.1
Turquía0,600,670.8439.725.1
Rusia0.740.730.8210.612.3
Sri Lanka0,640,690.7823.013.7
Ucrania0.730.700.776.010.4
China0.480.580.7758.731.5
México0,660.710.7614.56.9
Brasil0,610,680.7523.611.0
Sudáfrica0,630,630.7112.812.6
indonesia0,530,600.7134,018.5
India0.430.490,6345,928,9

Mientras que el IDH de China era sólo 5 puntos más alto que el de India en 1990, ahora es 14 puntos más alto. En esas tres décadas, China ha avanzado y superado a México, Brasil, Sudáfrica e Indonesia, y cerrado su brecha de 40 puntos con EEUU a solo 15 puntos. 

Para este artículo, también miré los índices de Ucrania, Sri Lanka y Rusia. En 1990, cuando cayó el bloque soviético, Ucrania tenía un IDH de 0,73, prácticamente el mismo que el de Rusia y superaba a la diminuta Sri Lanka, asolada por la deuda. Para el año 2000, la ‘terapia de choque’ pro-capitalista redujo el IDH en Ucrania y Rusia, mientras que todos los demás en la lista aumentaron su índice. Y 30 años después, el IDH de Ucrania ha subido apenas un 6 % hasta el 0,77, quedando por detrás de Sri Lanka y Rusia, a los que tampoco les fue muy bien.

¿Están las principales economías del Sur global alcanzando a los países del G7 del Norte global? Si excluimos a China e India, el promedio del Sur global (como lo he definido antes) estaba 18 puntos por debajo del promedio del G7 en 1990. En 2021, la brecha fue de 14 puntos. Así que no hubo casi ningún progreso a la hora de cerrar la brecha en 30 años. Y los países del Sur Global seleccionados aquí son en su mayoría los de mejor desempeño, no los más pobres y débiles.

Volviendo a la medida de la esperanza de vida, encontramos que a medida que las personas tienen vidas más saludables y más largas, se vuelven más capacitadas y educadas y, por lo tanto, eso permite que las economías crezcan y aumenten los ingresos y los medios de subsistencia. Por lo tanto, las medidas de salud pública son la palanca más importante para fomentar el desarrollo económico. 

La noticia de que después de 140 años, los científicos de la Universidad de Oxford finalmente desarrollaron una vacuna que tiene un 80% de efectividad contra la enfermedad mortal de la malaria, que ha matado a millones de personas y todavía mata a casi un niño por minuto. Las grandes compañías farmacéuticas habían evitado invertir fondos en vacunas contra la malaria durante décadas, prefiriendo desarrollar antidepresivos y medicamentos contra el cáncer que pudieran venderse bien en los países más ricos. Por lo tanto, ha costado 140 años desarrollar la vacuna contra la malaria en comparación con solo un año para encontrar una vacuna para el COVID. Este último, por supuesto, también afectó al Norte Global. La posible erradicación de la malaria, que afecta principalmente al Sur Global, sería probablemente el impulso más significativo para la esperanza de vida y el desarrollo humano de este siglo.

Michael Roberts 

habitual colaborador de Sin Permiso, es un economista marxista británico, que ha trabajado 30 años en la City londinense como analista económico y publica el blog The Next Recession.Fuente:

https://thenextrecession.wordpress.com/2022/09/11/life-expectancy-and-human-development-in-the-21st-century/Traducción:G. Buster

https://sinpermiso.info/textos/esperanza-de-vida-y-desarrollo-humano-en-el-siglo-xxi

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