César Pérez Navarro •  Actualidad •  21/06/2017

Diversos colectivos (Asociación Libre de Abogados, La Comuna presxs franquismo) interponen querella criminal contra José Antonio González Pacheco, alias «Billy El Niño», por delitos de lesa humanidad

La Audiencia Nacional ya rechazó con anterioridad su extradición a Argentina al considerar que los delitos que se le atribuyen ya están prescritos acogiéndose a la Ley de Amnistía y por considerar que estos crímenes no se enmarcan entre los considerados como de "lesa humanidad".

Diversos colectivos (Asociación Libre de Abogados, La Comuna presxs franquismo) interponen querella criminal contra José Antonio González Pacheco, alias «Billy El Niño», por delitos de lesa humanidad

José Antonio Pacheco era uno de los torturadores más conocidos del tardofranquismo en Madrid. Su fama no era en balde: más de setenta personas que sufrieron la violencia injustificada ejercida por él, con daños de diversa considferación, y siempre con crueldad extrema.

Tras las denuncias de varios torturados a manos de «Billy el Niño» en la querella presentada ante el Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional Federal nº1 de Buenos Aires, la jueza María Servini solicitó al gobierno español su eextradición para su juicio por sus crímenes, siendo bloqueada con diversas consideraciones.

Luis Suárez-Carreño, ex-militante de la LCR (Liga Comunista Revolucionaria), que fue torturado por el mencionado inspector de la Brigada Político Social franquista, presenta la primera querella individual en Madrid contra González Pacheco.

Rueda de prensa de los querellantes

Otras víctimas

Felisa Echegoyen tenía 26 años cuando fue golpeada hasta que su cuerpo quedó rígido e inmóvil por un ataque nervioso. Adolfo Rodríguez contó 257 golpes durante uno de los interrogatorios en la Dirección General de Seguridad. Willy Meyer vio como metían una pistola entre sus costillas y disparaban. El arma, por suerte, estaba descargada. Rosa María García fue llevada a «pasear» fuera de los calabozos. Le hicieron creer que la fusilarían en cualquier cuneta. Chato Galante nunca olvidará cómo le colgaron de una barra y lo lincharon a palos cual saco de boxeo. Luis Suárez pensó en repetidas ocasiones en suicidarse en aquellos calabozos.

La justicia española no considera estos crímenes como de lesa Humanidad

Al igual que ocurre con las denuncias por desapariciones y crímenes en los cientos de fosas comunes del franquismo denunciadas, la Audiencia Nacional niega que los malos tratos infringidos a los opositores del régimen por el policía franquista fueran parte de un «ataque sistemático» a una parte de los españoles. No los considera «crímenes de lesa humanidad» por motivos fundamentalmente politicos. Sin embargo, los denunciantes vinculanban las torturas sufridas como parte de la maquinaria represora puesta en marcha desde el 17 de julio de 1936. Billy el Niño se convirtió en uno de los represores más famosos del franquismo por la especial crueldad y violencia con la que torturaba: «Billy el Niño era un sádico. Era evidente que disfrutaba con que hacía», aseguraba en su día Jesús Rodríguez Barrios, una de sus numerosas víctimas. «Yo quiero que le juzguen para que dé explicaciones. Quiero saber por qué se empleaba con mucha más dureza que sus compañeros. Qué le motivaba a ser tan cruel», explicaba Adolfo Rodríguez. El relato que describió Lidia Falcón a La Marea resulta particularmente desgarrador: «Le gustaba pegar y gritar. Era el que actuaba. El comisario Conesa estaba sentado y miraba. Otro iba escribiendo. Billy me decía que mi hija, de 18 años, también estaba en los calabozos y que allí podía encontrar novio. Fue casi lo primero, el saludo. Al cabo de horas, me puso en pie y me cogió de un brazo y me sacudió. Eso fue después lo más visible, cuando era lo menos importante, porque una parte del brazo se me puso negra. El primer puñetazo fue al hígado. Cuando intenté protegerme, me cogieron los brazos y los sujetaron para darme más puñetazos en el hígado. Esto se prolonga un tiempo que ya ni sé. Cuando se cansaron, me ataron los brazos y me colgaron de algo que tenían allí preparado para seguir pegándome. El abdomen fue lo peor. Me rompieron algún músculo, alguna capa que protege el intestino. Una de las veces me desperté en el suelo. Me estaban echando agua. Y el médico me estaba tomando la tensión y decía: “déjenla descansar” […] Esto se repite y se repite. Se cansan ellos. Los tres primeros días eran continuos. Después ya eran cuatro o cinco horas y te bajaban a la celda y te dejaban allí. No te daban nada de comer ni beber. Cuando pasaron los tres días y pensaba que todo acabaría, me suben y me encuentro con el juez militar. En vez de que te sacaran de la detención y te llevaran al juzgado, el juez se personaba allí.

La argumentación de Celia Meyer, ex portavoz de IU en el Parlamento Europeo, resume la situación: «Nadie pensó que esa ley de Amnistía taparía delitos como tortura o exterminio, pero la verdad es que ha servido para encubrir crímenes que conforme al derecho universal nunca prescriben. A estas alturas, como usted comprenderá no quiero que González Pacheco entre en prisión. Esta querella que voy a presentar busca que Antonio González Pacheco sea juzgado y señalado como un torturador y que así pase a la historia».

El programa La Sexta Columna consiguió grabar su aspecto actual en una grabación de septiembre de 2015. Su única respuesta: «déjenme en paz».


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