Eva Rodríguez Nieto / Agencia SINC •  Ciencia •  08/05/2023

Jose María Martín Olalla, profesor de la Universidad de Sevilla: “Ponemos nombre a las olas de calor para crear conciencia y avisar del riesgo”

El proyecto internacional ProMETEO, con la asesoría científica en España del físico Jose María Martín Olalla (Ourense, 53 años), está probando en Sevilla un sistema piloto que clasifica y nombra las olas de calor según su impacto en la salud. Si se alcanzan tres días con temperaturas superiores a 41 ºC, dan la voz de alarma. La primera con nombre propio fue Zoe, en un mes de julio de 2022 con cifras récord.

Jose María Martín Olalla, profesor de la Universidad de Sevilla: “Ponemos nombre a las olas de calor para crear conciencia y avisar del riesgo”

En la Península, las temperaturas estivales se están adelantando. Convivimos con la sensación de que ya no hay primavera y los termómetros marcan cifras inusuales cada vez con más frecuencia. Pero si hay una provincia que destaque sobre las demás en este sentido es Sevilla: en julio de 1995 registró la temperatura más alta desde que hay registros, 46,6 ºC.

Para que la alerta por calor se extienda a la población, el proyecto ProMETEO, con la portavocía del profesor de la Universidad de Sevilla Jose María Martín Olalla, propone reproducir lo que se hace con otros fenómenos meteorológicos extremos, como los huracanes, y ponerles nombre. En 2023 serán: Yago Sevilla y Xenia Sevilla. “Se trata de un compromiso para proteger a la ciudadanía y a los sectores económicos clave del municipio del calor extremo”, explican en su web.

En ella también destacan que cualquiera puede ser vulnerable a este fenómeno, aunque considere que no está dentro del grupo de riesgo. “Nadie es ajeno a los efectos del calor y cualquier persona, independientemente de su edad, género o condición física, puede verse afectada. Alguna de las circunstancias que te rodean hacen que no debas subestimar el peligro del calor extremo. Procura modificar tus hábitos o rutinas en los días más calurosos”, subrayan.

¿De qué forma surge este proyecto internacional?

El proyecto es una iniciativa del la Alianza para la Resiliencia al Calor Extremo (EHRA, por sus siglas en inglés) de la Adrienne Arsht-Rockefeller Foundation Resilience Center. La EHRA está implementando un sistema de categorización de eventos de calor extremo basados en su impacto en la vida social. Ya lo emplea en cuatro ciudades estadounidenses (Kansas City, Los Ángeles, Miami, Milwaukee) y lo están exportando a ciudades de otros países como Atenas, Santiago de Chile y Sevilla.

¿Cómo contactan con ustedes para hacer el piloto en España?

En la búsqueda de operadores locales que aporten sinergias, la Fundación contactó con el Ayuntamiento de Sevilla, que se sumó a la iniciativa como patrocinador, y, a su vez, contactó con las universidades de la ciudad para unirse al proyecto.

Se han decidido ya los nombres de las próximas olas de calor Yago y Xenia. ¿De qué forma se eligen además de por el orden alfabético y qué valor tiene darles un nombre?

La idea es replicar el protocolo de tormentas y huracanes: usar nombres de personas, alternar masculinos y femeninos; usar el orden alfabético, aunque nosotros lo estamos empleando en el sentido inverso.

El objetivo principal es que la identificación del fenómeno, al ponerle nombre, ayude a que la población tenga más conciencia de su existencia, los riesgos que conlleva y que tomen medidas preventivas. Esto es algo que ya se ha demostrado con la categorización de otro tipo de fenómenos meteorológicos adversos como huracanes o tormentas. 

Hablan dentro del proyecto de medidas tempranas frente al calor que nos espera. ¿Cuáles serían y en qué momento deben implantarse?

Uno de los objetivos esenciales del proyecto es poder avisar a la ciudadanía para que se prepare ante la llegada de las altas temperaturas. Por eso, el sistema monitoriza las previsiones meteorológicas en la ciudad con entre tres y cinco días de antelación, lo que permite tanto avisar a autoridades locales (ayuntamiento de Sevilla) y emitir mensajes de aviso a la población general para que tome precauciones.

¿Cómo hacen llegar esas alertas?

Cuando detectamos la llegada de un fenómeno meteorológico extremo trasladamos la valoración del impacto de la ola de calor al Ayuntamiento de Sevilla para que adopte las medidas que considere dentro del ámbito de sus competencias. Además utilizamos las redes sociales y los medios de comunicación convencionales para enviar mensajes de prevención a la población general.

Han creado un algoritmo sobre los episodios de calor. ¿Qué parámetros tiene en cuenta?

Desde la previsión de temperatura, a la previsión de humedad, presión ambiental y de ausencia o presencia de nubes. Combinamos estos factores para obtener la temperatura aparente media. Posteriormente, construimos un factor de exceso de calor que tiene en cuenta cómo de cálido es el episodio en relación con los registros climáticos de la ciudad. Es decir, comparamos la temperatura media aparente en tres días con el valor del percentil 95 de la temperatura media aparente en Sevilla. Después lo comparamos con cómo de cálido es el episodio en relación con el promedio del mes anterior.

¿Y con la salud humana?

El primer índice se relaciona con la frecuencia con que la población de la ciudad ha estado expuesta a las condiciones previstas y se denomina factor climático: centramos la atención si la temperatura aparente media de tres días es superior al 5 % de las temperaturas medias más altas de la ciudad. El segundo índice se relaciona con el pasado cercano (un mes anterior) y apunta a la aclimatación del cuerpo humano a las condiciones del verano.

El producto de estos dos índices es el índice global que categorizamos en cinco niveles según su peligrosidad: hemos analizado variables meteorológicas y mortalidad desde el año 1995.

Se está hablando estos días de la previsión del fenómeno de El Niño ¿Tienen en cuenta su nivel de severidad y consecuencias en este algoritmo?

En el proyecto no tenemos previsiones específicas para este evento pero, obviamente, es una preocupación que, en definitiva, da lugar a este tipo de iniciativas.

Ya existen predicciones meteorológicas diarias. ¿Cómo las complementa este proyecto?

Efectivamente somos complementarios a los tradicionales pronósticos del tiempo. Al estar centrados en la ciudad de Sevilla, nuestro objetivo es proporcionar información adicional al ayuntamiento para que pueda implementar las medidas de prevención que considere dentro de sus competencias y, también, a los vecinos de la ciudad.

Hay varios niveles de olas de calor según el peligro que suponen ¿Qué características tienen de la más a la menos extrema?

Para que entremos en modo de preocupación se tiene que superar el percentil 95 de la temperatura de la ciudad (41,2 ºC en Sevilla, si hablamos de temperatura máxima) durante al menos tres días consecutivos. Esto es un fenómeno infrecuente, pero no extraño. Así que hablamos de tres días con temperaturas superiores a 41 ºC para que ProMETEO Sevilla empiece a mostrar signos de alerta.

Además, cuanto más alta sea la temperatura, mayor será nuestra preocupación. Si la temperatura creció mucho en el último mes, eso añade más preocupación a nuestro sistema. Por citar un ejemplo, el verano pasado cuando lanzamos el nombre de la ola de calor Zoe, concurrían sostenidamente temperaturas medias 3 ºC superiores al percentil 95 y 6 ºC superiores al promedio del mes anterior. 

Los factores recogidos por el sistema de monitorización de este proyecto piloto se clasifican atendiendo a cinco niveles: riesgo muy elevado, riesgo elevado, impacto medio, impacto medio-bajo y sin impacto. Cada nivel de riesgo se corresponde con un sistema visual de información y con una serie de recomendaciones que envían a la población.

Fuente: SINC


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