César Pérez Navarro •  Internacional •  11/01/2024

Ecuador pasó de segundo país más seguro de Latinoamérica al final del mandato de Correa al más inseguro tras los Gobiernos neoliberales de Moreno y Lasso

  • En los últimos años, dominados por el dogma neoliberal y la desmembración del Estado, Ecuador pasó de ser uno de los países más seguros de la región a uno de los más peligrosos. En 2017, al final de la presidencia de Rafael Correa, la tasa de asesinatos era de 5,78 por 100 mil habitantes. Hoy esta cifra ha crecido abruptamente a 40 por cada 100 mil habitantes.
  • En 2022, Ecuador ya vivió el peor año de su historia en materia de seguridad. Ese año hubo 4.603 homicidios. Eso significó un promedio diario de 10,4 casos y una tasa de 25 por cada 100.000 habitantes. En 2023 el promedio diario fue de 17,5 casos.
  • La juventud no encuentra salida laboral en una espiral de recortes, paro y empobrecimiento. El 40 % de población penitenciaria de Ecuador oscila entre los 18 y 29 años, objetivo de las mafias. 
Ecuador pasó de segundo país más seguro de Latinoamérica al final del mandato de Correa al más inseguro tras los Gobiernos neoliberales de Moreno y Lasso

Los asesinatos a manos de sicarios en agosto pasado del entonces candidato presidencial Fernando Villavicencio -cuando salía de un mitin proselitista en Quito-, así como el de Agustín Intriago, alcalde de Manta, en julio, encendieron las alarmas en Ecuador. Ayer, pistoleros enmascarados irrumpieron en el plató desatando al menos quince minutos de amenazas y miedo, todo ello retransmitido en vivo a cientos de miles de personas aterrorizadas. Un ataque sin precedentes a una televisora en Ecuador que se produjo horas después de una serie de ataques, secuestros de policías y de la presunta fuga de la cárcel de los líderes de dos de las bandas con más poder en el país.

El aumento de la delincuencia e inseguridad se remonta al comienzo de los mandatos de los presidentes neoliberales que desmontaron los logros de la «revolución ciudadana» de Rafael Correa, Lenin Moreno y Guillermo Lasso respectivamente. Ecuador tocó fondo en 2023 concluyendo el año con una tasa de muertes violentas de 46 por cada 100.000 habitantes, lo que colocaba por vez primera como el país más violento de Latinoamérica.

El primer salto abrupto se detecta entre 2020 y 2021 –Lenin Moreno-, cuando la tasa de asesinatos por 100 mil habitantes va del 6,9 al 13,7, con hitos como la eliminación de los ministerios de Justicia y Derechos Humanos o el ministerio de Interior, cifra parecida al comienzo del mandato de Correa, presidente que había dejado la tasa en el 5,8.

Captura del «Plan Nacional de seguridad Integral 2019-2030» elaborado por el Gobierno de Lenin Moreno

Pero es durante la etapa de la presidencia de Guillermo Lasso cuando la delincuencia e inseguridad se dispara de forma paralela a una desmembración más acelerada de las herramientas del Estado: elimina el modelo de gestión descentrado de seguridad y rendición de cuentas en el territorio y crea la fallida «Secretaría de Seguridad Pública y del Estado». Pierde el control de las cárceles, desde las cuales los cárteles dirigen el narcotráfico y se ordenan asesinatos. Otro paso para la demolición del estado de derecho en Ecuador. Su mandato concluye con casi 8.000 muertes violentas en 2023.

Esta crisis culmina con en el golpe del crimen organizado de este martes, anticipado por las continuas masacres en las cárceles, por disputas entre bandas de delincuentes que pugnan por el control de las prisiones desde que Moreno otorgara en 2017 el control de cada una de las doce prisiones a cada una de las bandas.

El aumento de la violencia obedeció principalmente al contexto de crisis económica que soportó el país bajo las medidas ultraliberales impulsadas desde la Presidencia de Guillermo Lasso, quien gobernó entre agosto de 2021 y noviembre de 2023, casi la mitad de su periodo recortado por él mismo para evitar su censura en el Parlamento por un caso de supuesta corrupción. Durante su periodo se denunciaron presuntos vínculos mafiosos de altas autoridades policiales y militares, en lo que se denominó como el caso de los «narcogenerales» y cuyo apelativo surgió de la propia Embajada de Estados Unidos en Quito.

El narcotráfico fue el germen para impulsar la inseguridad en el país, infiltrándose en la sociedad a todos los niveles, pero también en las instituciones como el sistema financiero y en el propio Estado. Las mafias del narcotráfico usan sistemas de exportación en Ecuador para enviar droga a Europa y Estados Unidos, los grandes consumidores. Según recoge Página 12, el 70 % del dinero que genera el narcotráfico se blanquea o lava en el sistema financiero y sólo un 30 % es diluido en la economía informal. Un informe de Naciones Unidas reveló recientemente que entre el 30 % y el 50 % de la droga que llegó a Grecia y Turquía en este año provino del puerto de Guayaquil.

«Cosecharon lo que sembraron»

Siete años en total de desmantelamiento del Estado, de «fundamentalismos ideológicos», en palabras de Rafael Correa. «Ha crecido el crimen organizado, pero sobre todo ha infiltrado al Estado».

Ante la ola de violencia en numerosas ciudades de Ecuador, el expresidente Rafael Correa ha difundido un video donde deja de lado sus diferencias políticas con el mandatario actual, Daniel Noboa, y le ofrece su «total e irrestricto respaldo». «Hoy es momento de unidad nacional». «El crimen organizado le ha declarado la guerra al Estado y el Estado debe prevalecer, el Estado debe vencer», remarca Correa;

El nuevo presidente Daniel Noboa, continuista en sus políticas neoliberales, ha asegurado que «el país está en guerra contra el crimen», y parece que seguirá la senda autoritaria de Nayib Bukele en El Salvador, receta que pasa por una lenta pero continua desaparición de la democracia en el país. Un horizonte de neoliberalismo y fascistización del país que aún puede corregirse.


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