Eduardo Montagut Contreras •  Memoria Histórica •  11/09/2016

Los Sudetes

El término de los Sudetes designaría la región fronteriza nordoccidental del territorio de Bohemia en Checoslovaquia. Esta zona había sido tradicionalmente de asentamiento de alemanes. La cuestión de los Sudetes marca un hito en la historia de la pugna entre el nacionalismo alemán y el checo, tanto desde la acción de las autoridades como en el seno de la población de la zona.

Al terminar la I Guerra Mundial, en el año 1919, se decidió que los Sudetes formaran parte de la nueva Checoslovaquia, según lo estipulado en la Paz de París. Los alemanes protestaron, y se produjeron algunos brotes de violencia entre éstos y los checos. En las elecciones locales de junio de 1919 la población alemana dio mayoritariamente sus votos a partidos alemanes.

La situación se apaciguó a medida que pasaba el tiempo, gracias a la política conciliadora de las autoridades checas hacia las minorías, y por la prosperidad económica que disfrutó el país en los años veinte.

La Gran Depresión provocó una fuerte crisis industrial en Checoslovaquia. Paralelamente, el nazismo se hizo con el poder en Alemania. Estos dos factores encendieron, de nuevo, y de forma mucho más virulenta los enfrentamientos. El nacionalismo alemán en la zona se reactivó de forma significativa. En mayo de 1935, el Partido Alemán o Germano de los Sudetes, de clara tendencia fascista, y liderado por Heinlein, obtuvo el 63% del voto alemán en la región. Las exigencias de esta formación política se convirtieron en inaceptables para los checos. Se abría el camino para la posterior anexión de los Sudetes por parte de Hitler, objetivo alcanzado en los Acuerdos de Munich de 1938.

Tras la anexión, los Sudetes fueron puestos bajo administración militar, y se hicieron varias reordenaciones administrativas. Los judíos, otras minorías y los opositores políticos fueron perseguidos.

Al terminar la Segunda Guerra Mundial, se determinó la deportación de los alemanes de los Sudetes, que retornaron a la soberanía checoslovaca. Aún así, las autoridades permitían que se pudieran quedar todos los alemanes que demostraran que no habían tenido una afiliación o vinculación nazi, pero la animadversión general fue tal que muy pocos se quedaron. Hubo no pocos abusos contra la población alemana y muchas muertes. Terrible fue la conocida como Marcha de la Muerte de Brno, una marcha forzada de habitantes de esta localidad hacia Austria en mayo de 1945. Al final, la deportación pudo afectar a más de dos millones de personas, generando un verdadero vacío demográfico, teniendo que repoblarse la zona con checos y eslovacos. Los descendientes de los deportados y el estado alemán han realizado constantes peticiones de indemnizaciones por este hecho.

Sin lugar a dudas, la historia contemporánea de los Sudetes tiene varias páginas negras: la brutalidad nazi y el fenómeno posterior de las deportaciones.