El MDM C y L anima a la ciudadanía de Castilla y León y a las mujeres en especial a manifestarse en contra de el CETA el próximo 21 de enero
El CETA, junto con el TTIP y el TISA, componen la triada de acuerdos Internacionales para recortar Derechos a la ciudadanía europea.
Mientras el TTIP, siglas en inglés del “Tratado Trasatlántico de Comercio e Inversiones” que se está negociando entre los Estados Unidos y la Unión Europea, , supondrá la armonización de las leyes entre ambas potencias comerciales, con el fin de liberalizar los mercados financieros y crear la zona de libre comercio más grande del mundo, esta armonización legislativa significará que las regulaciones políticas, sociales, culturales, económicas y ambientales se supriman para favorecer otras leyes que primen los beneficios de las grandes empresas por encima del bienestar y la protección de la ciudadanía. El TISA, un tratado para privatizar los servicios públicos, Transportes, telecomunicaciones, construcción, enseñanza, sanidad o salud y por supuesto los servicios financieros son, entre otras muchas, las actividades catalogadas bajo el amplio concepto de “servicios” cuyo volumen, en términos económicos, supera en la actualidad los dos tercios del producto interno bruto (PIB) mundial, motivo por el cual se ha convertido en el objetivo político de las grandes potencias comerciales mundiales.
El CETA, un acuerdo comercial entre Canadá y Europa cuyas características son muy parecidas al TTIP, es el Tratado que en estos momentos ocupa toda la atención de los MM. SS y especialmente al MDM C y L, como Asociación feminista vemos con preocupación que con la firma de este acuerdo esta destrucción de nuestros derechos, que ya viene siendo sistemática con la excusa de la crisis, dará como resultado una mayor precarización de la sociedad y, por consiguiente, una mayor carga de trabajo para las mujeres. No nos olvidemos de que somos nosotras quienes ejercemos, en mayor medida, todas las tareas relacionadas con los cuidados y la sostenibilidad de la vida.
La desarticulación de los sistemas públicos como el de la educación, el de la sanidad o el de los servicios sociales, así como el incremento de la contaminación y el aniquilamiento de la naturaleza. harán que las mujeres vuelvan a hacerse cargo, si es que en algún momento no lo hemos hecho, del papel que el patriarcado les ha asignado, el de cuidadoras.
En condiciones comunes, las mujeres ya sufrimos la presión de la exclusión. El 70% de la población mundial en situación de pobreza son mujeres. Ello es debido no sólo a la brecha salarial, el techo de cristal o a que tengamos un mayor porcentaje de empleo a tiempo parcial; si no también, y sobre todo, a la división sexual de trabajo -de lo cual se derivan las anteriores condiciones-, que nos mantiene en la desigualdad y se nos
impide el empoderamiento económico necesario para poder estar en una posición justa de negociación de las reglas del juego. El CETA hará que estas reglas sean aún más desiguales.
El movimiento feminista debe de estar en la primera línea de la lucha social contra Los Tratados de Libre Comercio.
Por un lado, somos las grandes olvidadas. Cuando se habla de los grandes temas a los que afectará en nuestro día a día un tratado como éste, en la mayoría de los casos se invisibiliza, de manera consciente o inconsciente, que las mujeres nos vamos a llevar la peor parte. Y no sólo las mujeres, otros colectivos sociales minimizados, como la población inmigrante o la población con problemas de dependencia, son habitualmente prescindibles en los debates sobre los efectos del CETA para la ciudadanía. Tenemos el deber de posicionarnos y de salir en la defensa de nuestros derechos, tenemos la responsabilidad de ejercer como sujetas sociales y políticas activas frente a este monstruo que se quiere comer nuestra ya disminuida autonomía.
Por otro lado, la lucha en contra de EL CETA no debe de ser sólo una defensa de lo que ya tenemos, debemos ir más allá y exigir un replanteamiento del sistema político, social, económico, cultural y ambiental. En este sentido, la economía feminista tiene mucho que decir, puesto que se basa principalmente en la necesidad de reestructurar las relaciones de poder, haciéndolas equitativas (tanto las relaciones de género como otras, como pueden ser las interculturales o las de las personas y la naturaleza), y focalizando, de manera multidimensional, nuestra mirada en el sostenimiento y en el cuidado de la vida.
Por todo ello, CIUDADANAS DE CASTILLA Y LEÓN, NOS VEMOS EN LAS CALLES. NINGUNA MUJER SIN DERECHOS.
NINGUNA MUJER SIN IGUALDAD.
MOVIMIENTO DEMOCRÁTICO DE MUJERES DE CASTILLA Y LEÓN (MDM C y L)