Presentan alegaciones a la resolución por la que se inicia el expediente de declaración de BIC de la Montería y la Rehala en Extremadura
• Ecologistas en Acción de Extremadura, y sus diferentes grupos federados, presentan alegaciones ante la Consejería de Cultura, Turismo y Deportes de la Junta de Extremadura, en relación al inicio del expediente administrativo por el que se declara BIC de Actividad de Interés Etnológico a favor de la Montería y la Rehala en Extremadura, con carácter de Patrimonio Cultural Inmaterial.
• Piden que se declare la inadmisión de la propuesta y se desestime esta declaración, publicada en el DOE del pasado día 5 de abril.
Ecologistas en Acción de Extremadura se posiciona en contra de esta propuesta a favor de la Declaración de este BIC al considerar que, de ser aprobada por la Consejería de Cultura, Turismo y Deportes, conllevaría el uso privativo de infraestructuras y espacios protegidos y de uso público, ya que se garantizaría la prevalencia mediante su protección legal de esta actividad, del medio natural y las infraestructuras de aislamiento, sobre el resto de prácticas al aire libre y sobre cualquier otra actividad de ocio o laboral que se realice en el mismo espacio que aquella, es decir, el medio natural o naturaleza; con la consiguiente situación de indefensión de todos/s los/as deportistas, de ganaderos/as y agricultores/as, y de turistas y excursionistas, y la ciudadanía en general, en caso de litigios e incompatibilidades.
La montería y rehala es una modalidad deportiva de la actividad cinegética, es legalmente un deporte. Es una cacería organizada con puestos fijos, con ayuda de rehalas (grupos de perros de caza) y batidores (personas que baten el campo) en una extensión de monte previamente cercado por las personas cazadoras distribuidas en armadas (en número superior a veinticinco personas).
En nuestra sociedad se entiende cada vez menos que matar animales pueda considerarse un deporte. Por el contrario, la tendencia actual es la puesta en valor de la conservación de la biodiversidad y, en caso de ser necesaria una gestión de la fauna silvestre, hacerla acorde con los procesos biológicos naturales de las especies, para la gestión y el equilibrio poblacional de herbívoros, tanto silvestres como de ganadería extensiva a través del pastoreo tradicional.
El deporte en Extremadura tiene la consideración de actividad de interés general que cumple funciones sociales, culturales, educativas, económicas y de salud, dirigiéndose al desarrollo integral de la persona y a la consecución de valores, como el compromiso cívico y solidario, de respeto y de sociabilidad, elementos para la cohesión e integración de una comunidad avanzada. Sin embargo, hay que tener en cuenta que la montería y rehala es una actividad que supone un riesgo de moderado a alto (con posibilidad de accidente, incluso mortal) para el resto de personas usuarias de los espacios naturales, que desarrollan múltiples actividades que son inocuas. Con lo que, además, su compatibilidad con otras actividades al aire libre, debido a la peligrosidad del material deportivo y el tipo de actividad en sí, es muy cuestionable.
Por otro lado, Ecologistas en Acción de Extremadura considera que, de declararse BIC, tampoco se garantiza la protección del medio natural extremeño, ya que no se describen y evalúan los efectos que pueden producirse sobre los hábitats de interés comunitario presentes en las dehesas y sierras en las que se practica. Entre otras afecciones, destacan las del mallado cinegético que parcela el paisaje, impide la libre circulación de animales encontrándose también atravesando la superficie de cursos de agua (ríos y arroyos), y fragmenta los ecosistemas suponiendo una trampa mortal para la fauna silvestre en caso de incendios forestales. También el corte de vías pecuarias y caminos públicos, o la construcción de balsas. Además, se conoce que la cabra montés, el corzo y otras especies, objeto de Planes de Recuperación por la situación precaria de las poblaciones existentes debido a diversos factores sanitarios, ambientales, de alimentación y de furtivismo, también son abatidas en la práctica de esta modalidad de caza.
La organización ecologista comenta que los valores de sociabilidad y socialización, percepción del territorio y ritualización que aporta el estudio para sustentar esta propuesta de declaración de BIC, están documentados en función de la mayor información histórica disponible (manifestaciones artísticas, entre otras) debido a que era una actividad de ocio restringida a reyes, nobles y clases pudientes. Esta actividad consistía en un privilegio de clase, y sólo se comenzó a popularizar en la década de 1970, lo cual hace que su condición de “tradicional”, por otro lado, sea igual o menor que la de otros deportes federados.
Así mismo, se suele aceptar la “enorme” aportación de la caza a la economía rural, si bien no se dispone de un estudio económico del resto de actividades y de las entidades accesorias. Sin embargo, en contraste con el descenso continuado del número de cazadores, cada año es cada vez mayor el número de personas que realizan actividades en la naturaleza, como senderismo, piragüismo, ciclismo, recolección de setas y espárragos, ecoturismo, deportes de aventura (rafting, aguas tranquilas, aguas bravas, orientación a pie, barranquismo, montañismo), paseos a caballo, astroturismo, fotografía y/o la observación de la naturaleza …, incrementándose en la situación sanitaria actual donde los espacios abiertos son los más seguros.
En cuanto a su valoración económica desde el punto de vista gastronómico, recientes estudios científicos revelan que “el consumo de carne de cérvido una vez al mes o más estuvo asociado con un incremento del 31% aproximadamente de plomo en sangre y este aumento parecía estar asociado con el consumo de carne picada de cérvido” (Meltzer et al. 2013).
Actualmente, Extremadura cuenta con más del 70% de su superficie forestal acotada, con lo cual estos territorios pasarían a ser de uso privativo y preferente frente al derecho de la ciudadanía extremeña del ejercicio del deporte o el turismo. Es decir, de prevalecer la montería y la rehala se restringiría, por ejemplo, el acceso y uso de los itinerarios de Vías Verdes y el acceso y uso de las Vías Pecuarias, un legado histórico de notable valor, y que son de gran valor ecológico, como corredor para la biodiversidad e intercambio genético de las especies faunísticas y florísticas. Estas vías, además, permiten incrementar el contacto social con la naturaleza y el desarrollo de actividades de tiempo libre compatibles con el respeto a la conservación del medio natural, pero, en innumerables fincas de carácter cinegético, están usurpadas o cortadas de forma inaccesible a tenor de la actividad montera.
Por último, la montería y la rehala ciertamente generan un rechazo social palpable, tanto a nivel nacional como internacional, y de los/as turistas potenciales. Su prevalencia en el territorio extremeño puede producir un efecto negativo significativo en la actividad turística de las zonas rurales y su desarrollo sostenible, por lo que los posibles impactos deberían ser analizados en todos los escenarios en los cuales se promociona el turismo en zonas rurales.