La ‘política de las vacunas’ da la espalda a cientos de millones de indígenas durante la pandemia Covid-19
- La distancia, la falta de información en sus idiomas nativos, la discriminación o la difusión de bulos son algunas de las barreras a la vacunación de estas poblaciones.
- La ONG, Alianza por la Solidaridad-ActionAid pide que en las donaciones de vacunas se garantice que los gobiernos beneficiados den prioridad de los colectivos más vulnerables, entre ellos los pueblos indígenas y especialmente las mujeres.
Madrid, 09/08/2021.- Dos años de pandemia global ha evidenciado, como pocas veces en la historia reciente, el abandono de cientos de millones de personas de origen indígena que no han recibido la atención sanitaria adecuada. A la escasez de vacunas, en muchos de sus países, se une un grave deterioro de sus condiciones de vida, acrecentado por los impactos cada vez mayores del cambio climático, o de las actividades extractivas que continúan provocando conflictos e invasiones a tierras indígenas. Incluso en muchos casos ha existido una conexión directa entre las actividades de las empresas dentro de las tierras indígenas y la llegada del virus a la población local.
Así lo denuncia Alianza por la Solidaridad-ActionAid, en este Día Internacional de los pueblos indígenas, que se conmemora cada 9 de agosto. La ONG considera que se están vulnerando los derechos humanos fundamentales de millones de indígenas al dejarles al margen de las soluciones sanitarias y económicas que se están poniendo en marcha en los países del norte. Así lo muestra también el informe elaborado por el Observatorio Regional de Pueblos Indígenas, que revela que no está asegurada una vacunación efectiva en las comunidades indígenas.
La desigualdad que afecta a los planes de vacunación en los países del norte y del sur global, también se evidencia dentro de las fronteras. En este contexto, Alianza por la Solidaridad-ActionAid pide, tras el anuncio del Gobierno español y otros gobiernos de realizar donaciones de vacunas, previamente acaparadas, a los países en desarrollo a través de COVAX, que en estas donaciones se garantice que los gobiernos beneficiados den prioridad de los colectivos más vulnerables en estos países, entre los que destacan los pueblos indígenas y especialmente las mujeres.
América Latina es una de las regiones más afectadas por la pandemia. A pesar de la falta de datos desagregados por raza en los reportes de los países, las comunidades indígenas en América del Sur están experimentando un mayor número de casos y muertes por COVID-19. Además, investigaciones científicas ya han puesto de manifiesto que la vulnerabilidad de los pueblos indígenas latinoamericanos, especialmente los amazónicos, al SAR-COV-2 es hasta 10 veces mayor que la media.
Alianza-ActionAid recuerda que, en países como Bolivia, Colombia, Perú, o Guatemala, las comunidades indígenas campesinas llevan tiempo reclamando unos servicios de atención sanitaria y planes de vacunación que no llegan, aunque si lo ha hecho el coronavirus. En otros países como Brasil, los indígenas que viven en sus tierras sí han sido incluidos como grupo prioritario, aunque las comunidades que viven en las ciudades y sus alrededores no han sido priorizados.
La distancia, así como el complicado acceso a determinadas áreas, la falta de información en sus idiomas nativos, la discriminación o la difusión de bulos sobre la vacunación son algunas de las barreras a la vacunación de estas poblaciones.
“Están llegando muy pocas dosis, y de las que llegan muchas son donaciones” cuenta Sofía Tot lideresa Poqomchí de las comunidades campesinas en Purulha Baja Verapaz (Guatemala). Tot critica también que algunas instituciones publicas guatemaltecas usen las creencias ancestrales y prácticas curativas propias de los indígenas como excusa para no darles prioridad en los planes de vacunación. “En nuestro contexto cultural, muchas personas dicen que no se van a vacunar porque no están acostumbradas, ni bien informadas. En mayo pasado, un director de un hospital envió un informe a las autoridades de salud diciendo que en Purulha (Alta Verapaz Guatemala) la gente no quiere vacunarse. Así es difícil convencer a la gente, ser incluidos en los planes de vacunación y el gobierno tiene una excusa para justificarse ”.
Las fake news y la desinformación también están afectando al proceso. “Mucha gente teme infectarse si se vacuna. Incluso los más viejitos piensan que la vacuna es una manera de desahacerse de ellos. Lo han escuchado por ahí o leído en sus teléfonos móviles” subraya Tot.
En este sentido es fundamental que los países, especialmente los que reciben donaciones del fondo COVAX, aseguren que las comunidades indígenas reciban información veraz sobre sus diferentes idiomas y adaptada a sus características culturales y se incremente su participación a través de sus autoridades representativas en las campañas de vacunación, así como se mejore el acceso al sistema de salud y las medidas preventivas.
Por último, la organización estima que es imprescindible que patentes gratuitas de las vacunas estén disponibles como bien común a nivel global para poder llegar a todas partes y cuanto antes. Hoy, el coste de vacunar al mundo contra COVID-19 podría ser al menos cinco veces más barato si las compañías farmacéuticas no se estuvieran aprovechando de sus monopolios sobre las vacunas COVID-19, defiende la Plataforma Peoples Vaccine Alliance.