Ecologistas en Acción: «El acuerdo final de la COP26 prorroga lo improrrogable»
- Ecologistas en Acción considera que el acuerdo estanca la lucha climática y no da respuesta a las consecuencias del calentamiento global que ya están sufriendo millones de personas en todo el planeta.
- Una inmensa mayoría de países expresa su descontento con el texto final porque no responde a las expectativas de la ambición deseada, pero deciden firmarlo para poder seguir manteniendo viva la llama del trabajo conjunto contra la lucha climática.
Tras más de dos semanas de negociaciones, en la Cumbre del Clima de Glasgow se acaba de llegar a un acuerdo. Se ha aprobado un texto que deja insatisfecha a una inmensa mayoría de países pero que, sin embargo, ha sido firmado en pos del consenso y de poder seguir trabajando de manera conjunta contra el calentamiento global.
En este marco, Ecologistas en Acción se suma a las palabras expresadas por los mismos como las de la representante de las Islas Marshall: “Para países como el mío, que deberán transformar el entorno físico en los próximos años para sobrevivir a los embates del cambio climático, este acuerdo es un paso extremadamente crítico que no nos podemos permitir perder».
La fase final de las negociaciones se ha precipitado en las últimas horas, para sorpresa de analistas, periodistas y observadores. Si bien el borrador inicial presentado por la Presidencia británica hace unos días recibió firmes críticas de la mayoría de las Partes por su debilidad y falta de compromiso, en el último plenario de balance no han sido pocos los que han mostrado su apoyo a una nueva versión del texto. Lo sorprendente, según Ecologistas en Acción, es que esta nueva versión no solo no fortalece el borrador inicial sino que lo debilita.
La debilidad del texto aprobado se evidencia, en primer lugar, en su redacción. Según Irene Rubiera, portavoz de Ecologistas en Acción en Glasgow, “pierde todo el carácter vinculante que se exigía de este acuerdo. No hay ningún verbo en el texto que genere una vinculación legal, es decir, una obligación de los países a actuar, son todo invitaciones, recomendaciones y ruegos”.
Además, al acuerdo final le falta concreción en las medidas, tiempos claros y compromiso real de financiación. “Se trata de un acuerdo vacío que cualquiera firmaría. Dice que hay que luchar contra la emergencia climática pero no concreta ni cuándo ni cómo se va a hacer ni, sobre todo, con qué financiación”, continúa Rubiera.
Para Javier Andaluz, coordinador de Clima y Energía de Ecologistas en Acción, «la falta de compromisos claros de los países del Norte global sobre la financiación así como sobre la transferencia de tecnologías y capacidades entre países, deja en grave riesgo a millones de personas en el planeta que ya se ven afectadas por el cambio climático».
Los puntos clave del acuerdo
El acuerdo de Glasgow está compuesto por un complejo paquete de artículos que hacen referencia a la mitigación, adaptación, pérdidas y daños y financiación. A continuación se señalan los temas de mayor importancia del texto así como su valoración por parte de Ecologistas en Acción:
1. Aceptación del discurso de la emergencia climática. El texto final adoptado por la Cumbre de Glasgow recoge las conclusiones planteadas en los últimos informes del IPCC, que plantean la necesidad de reducir en al menos el 45 % de las emisiones globales para 2030. Si bien, como han expresado algunos países, esto marca un hito y punto de inflexión en las cumbres climáticas, su debilidad estriba en que no tiene capacidad vinculatoria ni está ligada a la revisión de los compromisos de los países.
2. Revisión de los compromisos de los países. Según la declaración final, esta revisión comenzará el próximo año mediante la actualización a las normas aprobadas en el seno de las negociaciones y serán revisadas cada cinco años. Este es un paso que, a priori, constituye avance pues exige que se empiece a actuar ya. Sin embargo, la falta de vinculación a que esta revisión sea acorde con la ciencia hace muy difícil garantizar se evite la subida de las temperaturas por encima de los 1,5 ºC.
3. Mención explícita al abandono de la subvención a combustibles fósiles. Este ha sido uno de los puntos más controvertidos de la Cumbre del Clima y por el que las negociaciones casi quedan bloqueadas. En el lado positivo, se ha conseguido que, por primera vez en este marco, se incluya esta desinversión en el texto final. Es decir, que la lucha climática pasa por que los países dejen de subvencionar a las empresas más contaminantes.
No obstante, y por presión principalmente de India, su inclusión en el texto ha pasado de ser un párrafo único y con una redacción muy firme a ser una mera recomendación a los países de que deben “aumentar sus esfuerzos para abandonar los subsidios ineficientes del carbón”. Precisamente la palabra ‘ineficiente’ es la que más molestias ha generado a un gran número de países que ven en esta concesión a India un peligro de que la medida no sea efectiva.
4. Las pérdidas y los daños, es decir, el fondo para financiar los impactos catastróficos del cambio climático. En este punto, que debería haber sido el centro de la COP26, apenas se han conseguido acuerdos. En el texto final es positivo que se dé continuidad al Mecanismo de Varsovia y se inicie su instrumento de implementación, la Red de Santiago. Sin embargo, el acuerdo no garantiza la creación de un fondo para afrontar estas pérdidas y daños porque en lugar de crear un fondo lo que hace es iniciar un diálogo para crear un fondo. Este proceso retrasará la llegada de esta financiación, que era una de las principales demandas de los países más afectados por el cambio climático.
5. Fondos de adaptación. Incrementar estos fondos de cara a 2025 era otra de las demandas planteadas en esta cumbre. Como aspecto positivo, la declaración final incluye la necesidad de duplicar para esta fecha la financiación a la adaptación sobre los niveles de 2019. Pero esta cifra es insuficiente si atendemos a que las proyecciones muestran un mayor coste del fijado. Además la referencia al año 2019 introducida en el texto final rebaja esta cuantía, ya que si se fijara sobre los niveles actuales, sería mucho mayor.
6. Fondo Verde por el Clima. Este fondo de 100.000 millones de dólares fue prometido en 2009 para que estuviera provisto en 2020. Aunque la urgencia del retraso esperaba que en Glasgow se alcanzara, el acuerdo se ha cerrado con un resultado decepcionante: no solo no ha sido posible conseguir la financiación para hacerlo realidad sino que se vuelve a aplazar su revisión hasta el año 2025.
7. Artículo 6: mecanismos de cooperación internacional. La COP26 ha sido capaz de aprobar en el último momento los mecanismos recogidos en el artículo 6 que llevaban varios años bloqueados. Para Ecologistas en Acción estos mecanismos podrían suponer en sí mismos una vulneración a la lucha climática. Uno de los peligros principales es la conocida como doble contabilidad (contabilizar dos veces la misma reducción de gases de efecto invernadero), algo que India o Brasil han planteado en esta COP26.
Si bien la comunidad internacional ha sido capaz de quitar la doble contabilidad del artículo 6, el lenguaje sobre Derechos Humanos -que era un imperativo para la mayoría de los países del Sur global y de comunidades indígenas- no ha quedado suficientemente reflejado.
Las negociaciones del consenso
Las aprobación de los textos de las cumbres del clima solo pueden lograrse con el consenso de todos los países. No existe el sistema de votación y si un solo país bloquea alguno de los puntos, las negociaciones vuelven a punto cero.
En numerosas ocasiones Ecologistas en Acción ha cuestionado cómo este consenso solo beneficia a los países y empresas más contaminantes, que con su actitud pueden bloquear posturas que sean compartidas por una amplia mayoría. Es decir, tal y como ha ocurrido en esta cumbre, con posturas minoritarias se pueden frenar acuerdos que sean buenos para el planeta y aquellos territorios que ya están siendo profundamente afectados por las consecuencias del cambio climático.
Para Javier Andaluz, “llevamos muchas cumbres viendo cómo en pos del entendimiento de los países se llegan a acuerdos endebles que son incapaces de cumplir con las indicaciones científicas y garantizar un futuro para muchas personas y ecosistemas. La comunidad internacional debería plantearse a quién quiere seguir poniendo en el centro de la lucha climática sí a las empresas y países fósiles o sí escuchará a los países más vulnerables. Es inviable seguir adelante con un acuerdo que no cumpla con el mínimo de ambición marcado por la mejor ciencia disponible”.