Ecologistas en Acción considera apremiante la adopción de soluciones reales ante la preocupante situación de degradación que sufre hoy día el Mar Menor
El colectivo hace patente su preocupación por la degradación del Mar Menor y por la falta de diligencia, pasada y presente, de las administraciones implicadas en su gestión.
La laguna del Mar Menor es un ecosistema único por varias razones:
1. Es la mayor laguna litoral de todo el Mediterráneo Occidental.
2. Presenta unas características ecológicas muy singulares, por sus aguas hipersalinas y oligotróficas (con muy pocos nutrientes), muy transparentes.
3. Tiene unos valores naturales tan importantes que le han valido poseer más de siete figuras de protección ambiental, incluyendo las de LIC, ZEPA y área RAMSAR.
Pero ni su singularidad ni la acumulación de figuras de protección han evitado su degradación efectiva durante las últimas décadas. Este deterioro se inició en la década de los sesenta con el turismo de sol y playa. El Mar Menor fue la joya de la corona del turismo en la Región de Murcia, trascendiendo a nivel estatal e internacional como icono turístico.
UNA HISTORIA DE DEGRADACIÓN
Desde entonces, las causas de su decadencia han sido muchas: el urbanismo exacerbado, los nuevos regadíos (legales e ilegales), los vertidos de aguas residuales, la contaminación agrícola, la roturación de humedales, la transformación de cauces, la construcción de diques y puertos, los fondeos ilegales, el exceso de navegación a motor o el aumento de la conexión de sus aguas con las del Mar Mediterráneo, entre otras razones.
En paralelo, las figuras de protección ambiental han sido solo nominales y no se han materializado en el necesario Plan de Gestión Integral del Mar Menor, que debería abarcar toda la cuenca de drenaje que acaba influyendo en la laguna. Así, diferentes administraciones regionales y estatales han eludido año tras año su responsabilidad en preservar dicha laguna, a pesar de promocionarla como el máximo exponente del turismo regional.
Tampoco se han tomado en serio la declaración del Campo de Cartagena como vulnerable a la contaminación por nitratos, así como la declaración del Mar Menor como zona sensible a la entrada de nutrientes, los cuales proceden de los vertidos urbanos y, sobre todo, de la contaminación difusa agraria. Asimismo, han desoído sistemáticamente los continuos avisos y advertencias de la comunidad científica y las organizaciones ambientales que se han hecho eco de las alarmas y las soluciones propuestas.
EUTROFIZACIÓN Y FALTA DE MEDIDAS EFICACES
Ecologistas en Acción advierte de que este año el Mar Menor ha sido incapaz de asumir los nutrientes procedentes de los regadíos intensivos de su cuenca. Sus aguas están ahora entre verdes y marrones, turbias, muy lejos de la transparencia y de la calidad para el baño de hace unos años. Por desgracia, se vuelve a utilizar la laguna como arma electoral y como justificante de obras públicas, caras, inútiles y con un fuerte impacto social y ambiental. La diferencia es que esta vez el final del Mar Menor está muy próximo y nadie sabe si hemos sobrepasado ya el punto de no retorno, lo que significaría que ninguna acción podría devolvernos la laguna tal y como la hemos conocido.
Pese a ello, la industria agrícola del Campo de Cartagena sigue intentando eludir su responsabilidad y la necesidad de cambios en su forma de producción, además de una mayor regulación y cumplimiento de las normas. A esta falta de regulación de la industria agrícola contribuyen notoriamente las actitudes de la Confederación Hidrográfica del Segura y la Consejería de Agua, Agricultura y Medio Ambiente, responsables de mirar hacia otro lado. Por su parte, el sector turístico, con una visión muy cortoplacista, pretende posponer el reconocimiento de la gravedad de la situación emulando el baño de Manuel Fraga en Palomares (cuando trataba de tranquilizar a la población frente a la contaminación radiactiva que todavía sufre dicho municipio). Sin duda la grave situación actual afectará al turismo en la laguna en los próximos meses y años, se bañen o no los empresarios.
Tampoco hay que olvidar el penoso papel de las autoridades sanitarias, que han tardando demasiado en reaccionar, generando inseguridad en las personas que llegan a la laguna y que, ante la falta de información clara de los controles que se llevan a cabo, no se fían de la salubridad de las verdosas aguas para baño o de la seguridad alimentaria de los productos pesqueros de la laguna. De hecho, el Instituto Español de Oceanografía y la Universidad de Alicante acaban de lanzar un comunicado recomendando que no se coman berberechos del Mar Menor ante la presencia de algas tóxicas para el consumo en 15 puntos de la laguna. Mientras, los ayuntamientos empeoran la situación con sus dragados, regeneraciones y limpiezas de playas, paradójicamente en aras de un turismo al que solo contribuyen a destruir.
Así, el Gobierno regional sigue evitando afrontar la raíz de los problemas y la obvia necesidad de reducir drásticamente la contaminación causada por el regadío intensivo de la cuenca del Mar Menor (Campo de Cartagena). Por un lado, la Consejería de Fomento e Infraestructuras trata de justificar más obras públicas innecesarias, pagadas irónicamente con dinero de Europa para el Desarrollo Sostenible, envueltas en una ITI (Inversión Territorial Integrada), en lugar de centrar dicha inversión en solucionar los problemas de contaminación de la laguna.
Por otro lado, la Consejería de Agua, Agricultura y Medio Ambiente acaba de proponer medidas caras y parciales, que no solucionarán la mayor parte del problema de contaminación difusa agraria y que podrían crear problemas nuevos, además de suponer un alto coste económico y que presentan incertidumbres en cuanto a su viabilidad ambiental y de mantenimiento.
Ecologistas en Acción advierte de que la situación actual de las aguas no se va a poder resolver a corto plazo con ninguna medida sacada de la chistera, por lo que instan a las autoridades sanitarias a realizar una campaña especial e intensiva de control de la salubridad, tanto para baño como para las especies comerciales, en las aguas del Mar Menor, que incluya una exhaustiva monitorización continua de las especies presentes en el fitoplancton. La organización ecologista también emplaza a publicar los resultados inmediatamente en una web fácilmente accesible para cualquier persona. Este ejercicio de transparencia servirá para tranquilizar a los miles de turistas que llegarán a la laguna en breve y que se preguntarán constantemente si es seguro bañarse en aguas tan poco apetecibles o comerse los productos pesqueros de la laguna.
HAY SOLUCIONES
Por todo ello, Ecologistas en Acción de la Región Murciana está enviando a todos los actores implicados un documento de soluciones integrales efectivas y viables, propuestas por especialistas, y que han demostrado su eficacia desde hace más de 20 años en muchas cuencas agrarias de Europa, para el actual problema de eutrofización del Mar Menor, sin olvidar que también hay medidas de otra índole que se deberán adoptar a medio y largo plazo.
En la misiva también instan a los partidos políticos y a las administraciones a sacar el Mar Menor de la contienda electoralista y a trabajar de manera urgente en un Consejo del Mar Menor en el que estén representadas todas las administraciones y actores implicados, incluyendo las organizaciones sociales y ambientales, con el asesoramiento de los expertos en la materia, optimizando los recursos públicos y repercutiendo parte de los gastos en quienes han contribuido a generar el problema, siguiendo el principio de «quien contamina, paga”.