La noche que mataron a Calvo Sotelo
Ian Gibson
Editorial Stella Mari S.L.
Barcelona mayo 2016 (1ª edición 1982)
El historiador español nacido en Irlanda Ian Gibson reedita, con motivo del 80º aniversario de los magnicidios del teniente Castillo y de José Calvo Sotelo, el estudio que publicó al respecto hace 33 años, realizando sobre el original algunos cambios estilísticos.
El libro es un profundo estudios de los hechos ocurridos en la noche del 12 y la madrugada del 13 de julio de 1936, fundamentado, además de en la bibliografía al uso, las fuentes periodísticas y los informes judiciales, especialmente los de la Causa General, en declaraciones directas y grabadas de los testigos de los hechos, realizadas entre 1980 y 1981. Este último recurso es lo que da más singularidad a este estudio siendo a la vez su mayor valor y su aspecto más discutible. La dificultad de la investigación que afrontó Gibson, pocos meses después del restablecimiento de las libertades en España, deriva del uso partidista de los sucesos hecho durante la contienda y la dictadura por parte de los bandos enfrentados en la guerra civil. Dicha utilización fue especialmente notoria por parte del régimen, que con todos los recursos del Estado generó una versión de los hechos muy encaminada a justificar el levantamiento militar y la posterior dictadura contra la legalidad democrática republicana.
El libro se inicia con una detallada descripción del asesinato del teniente Castillo, para continuar con el relato de los hechos de esa turbulenta primavera, que marcaron a este guardia de asalto como objetivo de los pistoleros de la derecha radical, especialmente los relacionados con el asesinato y entierro del alférez Anastasio de los Reyes. En los capítulos siguientes se describe la figura de José Calvo Sotelo y su significación política, que lo señalaron como diana para los radicales de izquierda. La parte central del libro, del capítulo 7 al 19, es una pormenorizada reconstrucción de los acontecimientos ocurridos entre el asesinato de Castillo y el conocimiento público del secuestro y muerte de Calvo Sotelo. En este relato, el autor descarta la participación del Ministerio de Gobernación y de la Dirección General de Seguridad o de los principales líderes del Frente Popular (Casares Quiroga, jefe de gobierno, o Indalecio Prieto, líder del PSOE), desmontando la teoría empleada por la dictadura de que se había tratado de un crimen de estado. Aclara la responsabilidad de los principales asesinos, el capitán de la Guardia Civil Fernando Condes, y el autor de los disparos, el pistolero Luis Cuenca, y de aquellos que esa fatídica noche los encubrieron.
La parte final del libro explica como el entierro de ambos fue la visualización de lo que ocurriría horas después, y de cómo la “derecha posibilista” encarnada por Gil Robles establecía ya, sin tener ninguna prueba al no conocerse aún los hechos completamente, la tesis del crimen de estado que luego sería seguida por el franquismo. Los capítulos 21 y 22 relatan como el inicio de la guerra frustró la investigación judicial de los hechos, y como los principales implicados murieron en los primeros combates en Somosierra entre el 22 y el 26 de julio.
El último capítulo se lo reserva el autor para tratar de dar respuesta a dos de las incógnitas planteadas en el estudio y no resueltas anteriormente. La autoría del asesinato del teniente Castillo es una de ellas, y según Gibson queda explicada con la declaración de uno de los protagonistas del magnicidio, que mantiene en el anonimato. Lástima que en esta reedición de su investigación no haya desvelado el nombre, lo que hubiera dado más solidez a sus conclusiones, contestadas por Paul Preston. La segunda se centra en la premeditación del crimen contra el diputado de Renovación Española, consiguiendo una explicación más fundamentada.
El libro se completa con varias páginas de importante material grafico, aunque desgraciadamente las referencias numéricas que a él se hacen en el texto tienen bastantes fallos, y con varios apéndices documentales con diversos relatos de los hechos provenientes de diferentes fuentes. Por supuesto, como no podría ser de otra manera, se aporta una significativa bibliografía, referencias y notas y un índice de personajes.
Es un magnífico estudio que en algunos momentos consigue un ritmo trepidante, a pesar de las numerosas referencias bibliográficas y documentales que aporta, sumergiendo al lector en los momentos históricos que describe con maestría. Por ello, y a pesar del tiempo transcurrido desde su elaboración, es muy recomendable su lectura en estos momentos de fuerte resurgir de las tesis alumbradas en el franquismo, remozadas ahora con un falso halo de modernidad y sustentadas en poderosos grupos de comunicación escrita, visual y hablada que le aportan fuerza mediática. Es por lo tanto necesaria la relectura de investigaciones como esta que tratan de sacar a la luz la verdad de los hechos de un conflicto que, como el autor destaca avergonzado, mantienen aún hoy a más de 100.000 víctimas del régimen franquista en cunetas y fosas comunes.
Manuel Ibáñez Izquierdo
Historiador. Profesor de Enseñanza Secundaria.