Milagro Sala denuncia tortura y amenazas de muerte
La dirigente aseguró haber recibido patadas, pellizcos, golpes y fracturas que fueron propiciadas por las autoridades de la unidad penitenciaria a ella y otras detenidas que llegaron, incluso, a vomitar sangre.
La dirigente indígena y líder de Tupac Amaru, Milagro Sala y sus compañeras en el penal de Jujuy (Argentina), denunciaron haber sufrido torturas por parte del personal penitenciario.
La denuncia la realizó el periodista y titular del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) Horacio Verbitsk, a través de una nota publicada en el medio argentino Página 12, quien detalló que “sólo la Corte Suprema puede cortar la escalada salvaje contra una líder social que según el grupo de trabajo de Naciones Unidas está privada en forma arbitraria de su libertad».
«Milagro Sala denunció ante una fiscalía jujeña torturas y malos tratos sufridos por ella y por otras internas en el penal de Alto Comedero, al mismo tiempo que el gobernador de Jujuy Gerardo Morales, la presidente del Superior Tribunal de Justicia, Clara de Langhe de Falcone, y su aliado sindical Carlos Santillán descalificaban al Grupo de Trabajo de Naciones Unidas sobre Detención Arbitraria, que visitó la provincia», detalla el informe publicado por el diario argentino.
Verbitsky contó que la subdirectora del penal, Patricia Balcarce, fue relevada antes de la llegada del Grupo de Trabajo, por temor a las denuncias de Milagro.
«Dijo que las compañeras de los pabellones 1, 3 y 4 le pidieron que hablara con Balcarce, ‘para que se terminen los maltratos’ que padecían las internas. Cuando ingresé al despacho de ella, me dijo que tenía que hablar por mí sola, que yo vine sola y me iba a ir sola. Yo le dije que quería cumplir con el mandato de mis compañeras. Ella golpeó el escritorio, se paró, me metió una cachetada, me agarró la ropa del cuello y me dijo que más vale que no salga ni diga nada de lo que había pasado ahí”, relató Sala.
La dirigente contó que no es la primera vez que sucede una situación similar: “Los maltratos hacia mi persona, los insultos continuaban, me mandaba a seguir con las celadoras y me tenían que hacer informes».
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