El ayuntamiento de Barcelona prohíbe los supermercados y las cocinas fantasmas en las zonas residenciales de la ciudad
- La Teniente de Alcalde de Barcelona, Laia Bonet, la ha calificado como «norma pionera» la medida y ha asegurado que es un plan de usos vinculados a la situación actual que ha desencadenado la pandemia respecto al reparto a domicilio.
El Ayuntamiento de Barcelona prevé prohibir los supermercados fantasma en la ciudad y los que están operando actualmente tendrán que escoger seguir funcionando como almacenes alimentarios sin reparto a domicilio o en supermercados abiertos al público.
La medida la han anunciado las tenientes de alcalde Janet Sanz y Laia Bonet en una rueda de prensa en la que han detallado la propuesta que plantea el Gobierno municipal en el plan especial de actividades vinculadas al reparto a domicilio.
Esta propuesta se votará de manera definitiva en el pleno de este mes de enero si pasa el primer trámite en la comisión de Urbanismo, después de que el consistorio aprobara la suspensión de licencias para macrococinas en 2021, y en marzo de 2022 aprobara el plan de usos que, ahora, se ha terminado de completar incorporando mejoras surgidas del proceso participativo.
De este modo, el plan contempla la prohibición de los supermercados fantasma y también de las cocinas fantasma, aunque solo en zonas residenciales porque sí se admitirán en el polígono industrial de la Zona Franca, siempre y cuando haya un máximo de un establecimiento en un radio de 400 metros.
En la aprobación inicial el Gobierno municipal preveía la apertura en los polígonos del Besòs y de la Marina del Prat Vermell y ahora restringe esta posibilidad por la proximidad de estos entornos industriales a ámbitos residenciales.
Sanz ha explicado que actualmente no hay cocinas fantasma en la ciudad. Además ha recordado que nunca han tenido permiso de actividad, y que dos de ellas pidieron la licencia y se les denegó.
Repartos a domicilio
El plan también contempla una regulación del reparto a domicilio para los bares y restaurantes, que tendrán que pedir un permiso específico para llevar a cabo esta actividad complementaria y tendrán que solicitarlo durante los dos años siguientes a la entrada en vigor del plan.
Para obtener este permiso tendrán que dedicar un mínimo del 40% de su superficie a uso público, con tal de impedir que cocinas o supermercados fantasma abran una ventanilla y camuflen su actividad y, además, tendrán que permitir a los repartidores el acceso al establecimiento, incluido el uso de los servicios.
Aparte, los locales tendrán que reservar un espacio de espera para los repartidores en función de la medida del establecimiento: los de menos de 200 metros cuadrados no hará falta que reserven; los de entre 200 y 300 tendrán que reservar un espacio de 10 metros cuadrados; y los de más de 300 metros cuadrados, cinco metros cuadrados cada 100 metros cuadrados.
Norma pionera
Bonet la ha calificado de «norma pionera» y ha asegurado que es un plan de usos vinculados a la situación actual que ha desencadenado la pandemia respecto al reparto a domicilio.
Por eso, el objetivo del Gobierno municipal es facilitar que el reparto se haga de manera ordenada para «preservar las tiendas de barrio de toda la vida y la calidad de vida de los residentes».