El Tribunal de Cuentas de la UE alerta de que no se han evaluado de manera suficiente los impactos ambientales y socioeconómicos de la eólica marina y avisa del «dilema ecológico» provocado por la «energía azul»
El desarrollo de las renovables marinas en Europa ofrece, para el organismo, «resultados ambiguos», recordando que pese a su implantación a gran escala «es posible» que Europa no alcance «sus ambiciosos objetivos» en materia energética.
El Tribunal de Cuentas Europeo (TCE) asume que aunque la «energía azul» debe contribuir de manera significativa a los objetivos ecológicos a nivel continental, el auge de estas tecnologías plantea «su propio dilema ecológico» pues aunque la estrategia de la UE trata de reconciliarla con la biodiversidad «la Comisión no ha valorado sus posibles consecuencias medioambientales, como el desplazamiento de especies y los cambios estructurales de las poblaciones, la disponibilidad de alimentos o los patrones de migración». En general, los auditores del organismo temen que la expansión por Europa de la energía renovable marina sea perjudicial para el medio marino «tanto por debajo como por encima del nivel del mar».
«La invasión rusa de Ucrania ha resaltado la importancia de la independencia energética de la UE, y nuestros mares pueden ser una parte de la solución», afirma Nikolaos Milionis, Miembro del Tribunal que dirigió la auditoría. «Pero esta revolución azul de la UE no debería emprenderse a cualquier precio: las renovables marinas no deben dar lugar a un grave daño social o medioambiental«.
El TCE insiste en que «las renovables marinas rara vez conviven con otras actividades» y que es un hecho que «los conflictos con el sector pesquero siguen en gran medida sin resolverse y suele resurgir una oposición a la energía renovables marina cuando se evalúan proyectos». En paralelo, «los países de la UE con aguas compartidas apenas planifican proyectos conjuntos, desaprovechando la oportunidad de hacer un uso más eficiente del escaso espacio marítimo». Además, consideran que «las implicaciones socioeconómicas del desarrollo de las energías renovables marinas no se han estudiado con la suficiente profundidad».
Para el Tribunal, las metas autoimpuestas por la UE «no son fáciles de cumplir», pues el anunciado objetivo de 61 GW de capacidad para 2030 y 340 GW en 2050 chocan con los 16 GW actuales, lo que implica que «un despliegue rápido y a gran escala de las instalaciones eólicas marinas en los países de la UE exigirá un vasto espacio marítimo» con unas consecuencias a nivel socioambiental que aún no han sido suficientemente bien estudiadas.